Un pulso a la colada

La reconstrucción de la isla no avanza tan rápido como gustaría, aunque los cambios en el paisaje son evidentes

El cementerio de Las Manchas durante la erupción del volcán Tajogaite.

El cementerio de Las Manchas durante la erupción del volcán Tajogaite. / I love the world

Como si un regalo de Navidad se tratara, el comité científico y técnico del Plan de Prevención del Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) dio por finalizada oficialmente la erupción de La Palma el 25 de diciembre de 2021. La lava dejó de brotar doce días antes, pero había que esperar para confirmar que la actividad había cesado por completo. Han pasado ya dos años desde ese anuncio, que se convirtió en el pistoletazo de salida para comenzar a ejecutar las labores de reconstrucción de una isla que quedó rota por la catástrofe natural y que echa un pulso a la colada para recuperar la normalidad. Este tiempo ha sido insuficiente para sanar la herida que el volcán dejó en el territorio y en la vida de los palmeros tras 85 días y ocho horas de erupción. La senda hacia la recuperación está siendo tortuosa y no permite avanzar todo lo rápido que los afectados desearían.

Cuando se rajó la tierra en la Cumbre Vieja y el magma emprendió su camino hacia el mar también se partió en dos la vida de los vecinos de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte. "No sabía prácticamente nada del volcán. Solo unos días antes nos avisaron de que tuviéramos preparada una maleta con los enseres básicos por si había que evacuar, pero nadie nos preparó para lo que ocurrió", lamenta Fátima Ramos, quien perdió su vivienda familiar bajo el magma. El día que comenzó la actividad volcánica fue el primero que esta vecina de Todoque sintió los temblores que llevaban semanas anunciando que algo ocurría bajo la corteza terrestre. "Estaba en planta desde las seis de la mañana y con televisión puesta. Llegó de repente y nos tuvimos que ir corriendo con lo puesto. Cogimos a los perros y nos fuimos. Después de dos años todavía no nos creemos cómo pudimos irnos de esa manera. Hay que vivirlo para entenderlo", rememora todavía con mucho dolor y señala que si hubiera habido más previsión para evacuar "probablemente" no se encontrarían en la situación en la que muchas personas están actualmente. "En Islandia llevaban semanas en alerta y la evacuación se hizo con calma”, apunta Ramos.

El volcán provocó una de las mayores catástrofes naturales registradas en España y en Europa. Arrasó 1.218 hectáreas –entre ellas 370 de cultivo–, engulló 1.345 casas y cerca de 120 negocios. Según el Gobierno de Canarias y el de España, ya se han entregado más de 600 millones de euros en ayudas a los afectados. Si bien Juan Manuel Rodríguez, que perdió su vivienda en Montaña Cogote –la zona cero del volcán–, hace hincapié en que el dinero que ha llegado a las familias es insuficiente para rehacer una vida. "No hace falta que nos den el 100% de lo que perdimos, pero por lo menos que nos ayuden para emprender de nuevo", expone este damnificado cuya vivienda habitual se encuentra sepultada por 14 metros de lava.

Poco más de media hora antes de que el volcán entrara en erupción, Rodríguez salió de su casa a la carrera. Dejó todo atrás. "Los temblores eran cada vez más fuertes, las puertas de la casa ya ni cerraban y el calor era infernal", recuerda. El hogar que tardó 38 años en construir quedó enterrado en las primeras 48 horas de erupción. Ahora, con la ayuda que le han dado y lo ahorrado en un plan de pensiones ha comprado un terreno en Los Llanos de Aridane y está construyendo una casa para él y para sus dos hijos, que también perdieron sus viviendas bajo la colada. "Está al 50% y llevamos gastado más del doble de lo que nos dieron. A los 68 años que tengo, los bancos no me dan nada para terminar la obra", apunta Rodríguez.

Seguridad jurídica

La casa de Ramos se encontraba a escasos metros de la iglesia de Todoque, cuyo campanario se convirtió en un símbolo de resistencia, hasta que una semana después de la erupción la roca fundida lo tumbó. Durante los primeros días de erupción se permitía a los vecinos acceder 15 minutos a las casas para coger enseres personales. "Nos centramos en salvar recuerdos, fotos, cuadros... nos llevamos lo que tenía significado para nosotros" ,explica Ramos, quien pasó un mes en casa de sus suegros en Tazacorte, hasta que también fueron evacuados de allí y tuvieron que buscar una vivienda de alquiler, en la que permanecieron tres meses hasta que pudieron regresar a la de sus familiares.

La recuperación de la isla "no puede ir rápido, porque es la reconstrucción de algo que no se construyó en un día y que está bajo muchos metros de lava", reconoce Ramos. Aunque "no va a ser fácil", confía en que se puedan recuperar determinadas zonas y celebra la aprobación del decreto de ordenación territorial y urbanística para la recuperación social y económica de La Palma, que sacó adelante esta semana el Gobierno de Canarias. El documento establece la hoja de ruta para recuperar las condiciones que existían antes del 19 de septiembre en el espacio que ahora ocupa la colada, siempre respetando los parámetros de seguridad y que técnicamente sea posible. Rodríguez lamenta que se haya tardado tanto tiempo en poner marco normativo a la reconstrucción y reconoce que ahora, que "está sobre el papel", las expectativas son otras. "Es lógico que tengan que estudiar la situación para sacar una norma, pero ha sido mucho tiempo con la incertidumbre de no saber lo que se podrá hacer y lo que no", destaca.

La casa de Ramos, construida sobre un terreno heredado de su padre, estaba situada a pocos metros de la vivienda de su hermano y de la casa familiar en la que se criaron y en la que todavía residía su madre, por lo que tenían un fuerte arraigo a la zona. Precisamente, uno de los objetivos del decreto es permitir a los afectados volver a sus lugares de origen, evitando el despoblamiento y el desarraigo del Valle de Aridane. Además, ayudará a recuperar la vida tal y como era antes del volcán y contribuir a que los vecinos recuperen aquello que perdieron bajo la lava y la ceniza.

El decreto, señala la consejera de Presidencia, Nieves Lady Barreto, busca garantizar a los afectados el derecho de propiedad sobre su parcela, devolverles el valor de lo perdido y permitirles que puedan tomar la iniciativa de la recuperación con ayudas públicas. Este es el primer decreto de los cuatro que componen el plan normativo para la reconstrucción de la isla y le seguirán otros tres en materia agraria, de vivienda y de suelos estratégicos (centros comerciales, colegios, centros de salud...).

Ni un ladrillo

El documento clasifica la colada en zonas. En aquellas en las que tiene menos de 10 metros de espesor se permitirá la reconstrucción de las viviendas, solo con una licencia municipal. Para hacer lo propio en las zonas en las que se supere ese espesor será necesario que los informes científico–técnicos del Cabildo de La Palma avalen la seguridad de la reconstrucción, una vez que el material volcánico se vaya enfriando. Barreto reconoce que no cuenta con una solución para las parcelas que están a la espera de la delimitación del Espacio Natural Protegido, pues no se pueden reconstruir las casas, pero afirma que con la aprobación del decreto de vivienda y suelos se dará respuesta a sus demandas.

La consejera de Presidencia, de origen palmero, sostiene que esta norma no solo permite la construcción de una vivienda habitual, sino también otros tipos de vivienda, como segundas residencias o vacacionales; y también se reconoce a los herederos de personas afectadas ejercer los derechos del fallecido.

"La Palma lleva dos años de retraso en cuanto a decisiones estratégicas. Si esto que estamos haciendo ahora se hubiera empezado a hacer cuando se apagó el volcán, la situación actual sería muy diferente. Los afectados ya habrían cobrado el valor de lo perdido, habría casas construidas y suelos industriales en marcha", afirma Barreto, quien asegura que la parte privada de la recuperación es tan importante como la pública, pero "sin fondos es imposible hacerlo". Desde el Gobierno de Canarias, señala la consejera, se está "empujando" para que los palmeros "no decaigan". Su intención, dice, es que reciban fondos, inviertan y muevan la economía de la isla. Así, durante cuatro años, el Ejecutivo autonómico ha comprometido 50 millones y el Gobierno de España 100 millones, con lo que se suman 600 millones en un pago plurianual. A esto hay que sumar otros 100 que anunció esta semana el Consejo de Ministros para los presupuestos de 2024.

Una de las infraestructuras que dejan ver el avance de la reconstrucción es la carretera trazada sobre la colada volcánica. 3.900 metros que unen el municipio de Tazacorte y la localidad de Puerto Naos. Con ella se recuperó la movilidad en el Valle de Aridane y se mejoró la accesibilidad a las explotaciones agrícolas y viviendas que habían quedado aisladas. Se trata de una obra sin precedentes en la construcción de carreteras sobre lava reciente, con innumerables retos técnicos y ambientales.

De las 7.000 personas que tuvieron que ser evacuadas durante la erupción volcánica, 71 todavía están alojadas en un hotel al sur de la isla, en Fuencaliente, a la espera de una solución más estable. Hace dos años, esta cifra superaba el medio millar de desplazados. La empresa pública de vivienda del Gobierno de Canarias, Visocan, ha entregado al menos 113 viviendas y otras 40 están pendientes de ser entregadas porque se están reformando.

Hasta ahora, apunta Ramos, "no se ha subido un bloque de vivienda para toda esa gente que a la que no le quedó nada y que con las ayudas que le han dado no se pueden comprar una casa o un solar en el que construir". La edad media de los damnificados ronda los 60 años y ahora se ven "con una mano delante y otra detrás para empezar a rehacer sus vidas desde cero", explica la vecina de Todoque. En este sentido, Ramos sostiene que "quienes están en las casas hechas con contenedores están agradecidos porque tienen un techo bajo el que construir un hogar, pero están invirtiendo el dinero de las ayudas en algo que saben que no es suyo", apunta. Además, destaca que los afectados han corrido suertes diferentes, puesto que unos están en casas compradas y otros en viviendas modulares fabricadas con contenedores –36 en El Paso y 85 en Los Llanos–.

"Se está avanzando en la reconstrucción, pero pido trabajar todos juntos, tanto instituciones como afectados para que La Palma pueda salir del agujero en el que está", expresa Ramos, quien defiende que se podría haber actuado con más rapidez. "Queda mucho camino por recorrer, pero soy positiva", concluye.

A la izquierda, vista aérea de una casa en Cruz Chica, en Los Llanos de Aridane, durante la erupción del volcán, cuando la lava serpenteaba las construcciones. A la derecha, el mismo enclave, en el que dos años después de la erupción volcánica el verde resurge junto a los restos de la vivienda que finalmente sepultó el magma.

Cruz Chica

Arriba, vista aérea de una casa en Cruz Chica, en Los Llanos de Aridane, durante la erupción del volcán, cuando la lava serpenteaba las construcciones. Debajo, el mismo enclave, en el que dos años después de la erupción volcánica el verde resurge junto a los restos de la vivienda que finalmente sepultó el magma.

Campo santo

Uno de los momentos más dolorosos de la erupción fue cuando la lava sepultó el cementerio de Las Manchas. Primero se cubrió de ceniza y después el magma arrasó las tumbas.

Estadio

El estadio de fútbol en el que juega el C.F. Las Manchas quedó completamente cubierto de ceniza volcánica durante la erupción. Ahora se han recuperado las instalaciones.

Casas de El Cantillo

Las casas de El Cantillo, en el municipio de El Paso fueron sepultadas por la ceniza. Tejados y carreteras se tiñeron de negro. La zona ha recuperado algo de normalidad tras retirar los restos volcánicos.

El Corazoncillo

La ceniza se apoderó de la zona de El Corazoncillo y después llegó la colada, que arrasó gran parte de las placas solares y algunas viviendas. En la foto inferior se puede observar que la lava se quedó a escasos metros de algunas casas.

Vista de La Laguna

Arriba se ve el avance de la lava durante la erupción de la Cumbre Vieja y sobre estas líneas se observa el tramo de carretera que se trazó sobre la colada volcánica delTajogaite.

Bajo las cenizas

Virgen de Fátima

La ceniza volcánica arrasó el entorno que rodea el monumento a la virgen de Fátima en el municipio de El Paso. Ahora, el verde de los árboles contrasta con el negro del suelo y el camino hasta el monumento vuelve a ser transitable.

Nueva fajana

A la izquierda, el inicio de la creación de la nueva fajana que se formó ganando terreno al mar. A la derecha, el estado actual del acantilado por el que cayó la lava hasta el Atlántico.

Montaña Rajada

En la imagen superior, la lava incandescente brotando desde el interior de la tierra en Montaña Rajada. Debajo, el paisaje que quedó tras la erupción volcánica.

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