Las costuras del apagón

Canarias cuenta con sistema energético frágil y obsoleto que le ha llevado a sufrir ocho ceros energéticos en apenas 14 años

Las costuras del apagón

Las costuras del apagón / ED

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Canarias ha sufrido ocho cero energéticos en apenas 14 años. Cada vez que las luces se apagan sin explicación, las dudas sobre un obsoleto y poco eficiente sistema eléctrico vuelven a inundar el debate público. En los últimos quince años el problema energético de Canarias se ha enquistado y convertido en un motivo de desavenencias políticas, incomodidad empresarial y creciente malestar en la población. A día de hoy el problema de la energía en Canarias es una papa caliente que las instituciones critican sin resolver y del que las empresas encargadas advierten pero se desentienden. Y mientras, Canarias se encuentra bajo la amenaza de un colapso del sistema que podría llegar en apenas ocho años.

Los ingenieros estiman que en 2030 solo 24 de las 93 máquinas que forman parte del parque de generación eléctrica de Canarias estarán en regla. El resto quedará obsoleto en el transcurso de los próximos ocho años y necesita una urgente renovación. Para más inri, a la obligación de garantizar un suministro eléctrico de calidad para los isleños se une el reto climático y la transformación de la generación energética hacia las renovables, algo en lo que Canarias va a la cola de España y Europa.

Detrás de la inacción y la desidia que se ha mostrado durante la última década, se esconde la sombra de un batiburrillo de leyes y una maraña burocrática que bloquea la puesta en marcha de una renovación total de un sistema que se ha quedado estancado en los estándares propios de finales del siglo pasado. Unos enrevesados trámites que tampoco ayudan a la puesta en marcha de fórmulas que permitan aprovechar mejor unas renovables que solo suponen el 15% del total de la energía vertida a la red, según los datos de 2019 de la Consejería de Transición Ecológica.

Nunca ha sido fácil generar energía en el Archipiélago. La fragmentación y el aislamiento de Canarias juegan en su contra. «El sistema canario dista mucho del penínsular», recuerda el físico de la Universidad de La Laguna (ULL), Benjamín González. Por un lado, estas circunstancias obligan a que sea cada isla la que genere su propia energía en sistemas independientes, a excepción de La Graciosa, Lanzarote y Fuerteventura que cuentan con un subsistema propio. Por otro lado, supone un coste adicional para la empresa encargada de generar energía, ya que no puede acceder a los mercados que regulan su precio. Aunque esto último se intenta corregir con una partida concreta de los Presupuestos Generales del Estado y con la tarifa al consumidor, en lo que se traduce esta idiosincrasia es en que en última instancia, «cada isla opera como buenamente puede», resume González.

Red Eléctrica, entidad encargada de la operación y el transporte de energía en España, recuerda que estas condiciones hacen que estos sistemas sean menos estables y seguros que los grandes sistemas interconectados de la Península. La diferencia es que los grandes sistemas pueden garantizar el suministro ante picos de demanda o en determinadas situaciones de falta de energía, como puede ser la escasez de viento en producción eólica o por fallos en los elementos de la red. Pero no ocurre lo mismo en Canarias porque no hay suficientes unidades de respaldo y la gran profundidad del océano que separa las Islas impide conectar a todas por medio de una misma red.

A la complejidad inherente de crear energía en medio del océano Atlántico y trasladarla a una población fragmentada en varios núcleos poblacionales –que, además, aumenta de forma abrupta en la temporada alta de turismo–, se une uno de los problemas más importantes de la red canaria: la longevidad de los recursos del parque de generación eléctrica.

Energía contaminante

Canarias tiene luz gracias a combustibles fósiles. El Archipiélago genera energía quemando gasoil, fueloil y diesel. Y no porque no haya suficientes renovables –que también– sino porque no es nada sencillo introducir esa energía limpia en la red actual. «En generación eléctrica y especialmente en un sistema aislado como el canario, en cada momento tiene que casarse la oferta con la demanda, no puedes quedar ni un nanosegundo sin cobertura», explica el físico Gonzalo Piernavieja, director de I+D+i del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC). Si no se cumplen los parámetros establecidos, el sistema puede colapsar.

La llamada «energía de generación gestionable», la que generan las centrales térmicas, como su propio nombre indica se puede utilizar y regular a demanda porque es «síncrona». Sin embargo, la energía que se obtiene del sol o el viento forman parte de la «generación no gestionable», lo que significa que no se puede utilizar a demanda. Solo se puede introducir en la red con una cierta planificación para evitar que su entrada sobrecargue el sistema y provoque una caída.

Para poder convertir esta energía renovable en «gestionable» se ha propuesto establecer baterías o sistemas de acumulación como las centrales hidroeléctricas del Salto de Chiro-Soria en Gran Canaria o el proyecto de Barranco Badajoz, en Tenerife. De esta manera, Canarias podría empezar a dar pasos para convertirse de verdad en unas islas 100% renovables.

Pero para reconvertirse a las energías limpias es indispensable que se quite la losa de las contaminantes, tal y como han defendido los científicos en varios artículos. La idea es desarrollar diferentes tecnologías de respaldo que permitan utilizar energías limpias para obtener energía, tales como las centrales hidroeléctricas, geotermia o el hidrógeno verde.

Por todo el Archipiélago se reparten nueve centrales térmicas que generan energía a partir de combustibles fósiles. En Tenerife se encuentran las instalaciones de Granadilla y Arona –siendo esta última transitoria a la espera de la subestación de Los Vallitos– y en Gran Canaria funcionan las de Jinamar y Barranco de Tirajana. En La Gomera se ubica la central térmica de El Palmar –la que ha sufrido el incendio que ha llevado al reciente cero energético–, en El Hierro se encuentra central de Llanos Blancos; en La Palma está la central térmica de Los Guinchos; en Fuerteventura la de Las Salinas y en Lanzarote la de Punta Grande. Cada una de estas centrales cuenta con varios grupos de generación eléctrica como turbinas de gas, ciclos combinados y equipos de diésel.

Pero como destacan los investigadores, el problema no está solo en que las centrales térmicas han quedado anticuadas para los tiempos que corren en el que se prima el cuidado del medioambiente; si no en que dentro de poco dejarán de funcionar porque su vida útil está a punto de acabar. De las más de un centenar de máquinas que generan la energía que consume Canarias, tan solo están en funcionamiento 93 y más del 50% han superado su vida útil regulatoria, tal y como recoge el Plan de Transición Energética de Canarias (PTCan).

Todas ellas utilizan combustibles fósiles para funcionar a pesar de que parte de ellos están preparados para utilizar gas natural. «Tras casi 20 años de operación los ciclos combinados siguen quemando gasoil que es más caro, más contaminante y con mayor impacto en las turbinas de gas, lo que reduce su vida operativa», explica la junta de Gobierno del Colegio de Ingenieros Industriales de Santa Cruz. «Algo inaudito en Europa», resaltan.

Los ingredientes para que en Canarias no ocurra un apagón si no decenas de ellos están sobre la mesa. En las Islas la empresa encargada de generar y distribuir esa energía es únicamente Endesa, al contrario que en la Península donde hasta cinco empresas realizan esta labor. Red Eléctrica, por su parte, se encarga tanto de operar la red como de planificar su futuro. Es decir, cada cinco años debe realizar un informe sobre cuáles son los déficits y solicitar su renovación.

Endesa cumple con su parte porque se encuentra bajo una estricta regulación en la que tiene que cumplir con unos estándares de calidad del 100%. Cuando falla, además, debe hacerse cargo. «La normativa de las empresas eléctricas es muy estricta porque deben mantener la calidad y fiabilidad del suministro con porcentajes de error del 0,002%», explicó Carlos Medina, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Canarias Oriental, en una entrevista en Televisión Canaria. Por parte de Red Eléctrica son ya varios los informes que ha realizado advirtiendo de la precaria situación en la que se encuentra Archipiélago.

Paralización institucional

El embudo, según los expertos consultados, está a día de hoy en el Ministerio de Transición Ecológica y, en concreto, de la Dirección General de Política Energética y Minas. El Ministerio tiene en su mano cumplir con una ley que se ha convertido en indispensable: la Ley 17/2013. Esta normativa se promulgó para garantizar el suministro eléctrico incrementado la competencia empresarial en los sistemas eléctricos insulares (Canarias y Baleares) y extra penínsulares (Ceuta y Melilla) en plena crisis económica.

La normativa surgía con la idea de arrebatar el monopolio de la generación eléctrica a Endesa y limitarla al 40%. Para ello se optaba por poner en marcha un concurso abierto en el que diversas empresas presentaran sus propuestas de modernización de los grupos electrógenos. Una década después no se ha convocado ni un solo proceso y mientras se ha perdido el 23% de la red.

Según fuentes de Endesa, desde 2010 se han desconectado 550 megavatios de las centrales canarias por su obsolescencia sin que se hayan podido reponer. Hoy existe un déficit de potencia de la red de la que ya advirtió Red Eléctrica en un informe publicado en junio de 2021: en Tenerife faltan 80 megavatios de potencia, en Gran Canaria 120 y en La Palma 30. El concurso se encuentra sobre la mesa del Ministerio de Transición Ecológica desde enero de este año, pero siete meses después de terminar el periodo de alegaciones, aún no se ha puesto en marcha.

A raíz del reciente cero energético en La Gomera, de tras días de duración, algunos políticos, como el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, han criticado esta legislación. De hecho, Curbelo ya ha anunciado que va a reclamar la modificación urgente de la ley. «No sabíamos que se estaba produciendo una realidad tan extraordinaria de abandono y dejadez», ha explicado Curbelo y ha alertado de que «ahora sabemos que hay un problema, no solo aquí –en La Gomera-, sino también en Lanzarote y Fuerteventura».

El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, ha calificado de «impresentable» la situación en La Gomera, ha exigido al Gobierno de España y a Endesa «respuestas inmediatas» y ha anunciado que se abrirá un expediente a la compañía que va a ser «contundente».

Pero los expertos creen que el problema no es la ley sino su cumplimiento. El decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Canarias Oriental, Carlos Medina es categórico. «Lo que tienen que hacer los políticos es ponerse a trabajar», recalcó Medina. En declaraciones a Televisión Canaria, el experto instó a poner en marcha los concursos cuanto antes para renovar el parque . Aunque admite que, aún así, la tramitación administrativa –que se calcula en al menos seis años– resulta un hándicap. Y es que, aunque se pusiera en marcha hoy mismo el concurso para la renovación del parque, no será hasta finales de esta década –sobre 2028 o 2029– cuando se vean resultados. El Colegio de Ingenieros de Santa Cruz de Tenerife, por su parte, añade que, además, habría que reducir a no más de dos años, «el plazo para la obtención de la autorización administrativa de cualquier proyecto que resulte ganador de un concurso».

El futuro

El PTCan tiene como objetivo llevar a Canarias a una nueva era dentro de la generación energética. Se propone así la reconversión escalonada de toda la red de centrales térmicas hasta que toda la energía se genere con uso de tecnologías no contaminantes. Entre las alternativas se expone las centrales de bombeo reversible para Gran Canaria, Tenerife o La Palma, las centrales de bombeo en la costa, la geotermia y el hidrógeno. Sobre esto último los investigadores recuerdan que con la nueva regulación, que entró en vigor en diciembre del año pasado, ya se puede traer hidrógeno verde a Canarias sin la necesidad de que el Archipiélago cuente con regasificadoras. Lo que facilita su uso en las Islas, dado que uno de los principales escollos era que la población no estaba de acuerdo con que se instalarán regasificadoras.

Pero los expertos insisten en que el reto es mucho más grande que solo cambiar unas centrales por otras alternativas. «Para la descarbonización de la economía de Canarias también hará falta instalar mucha más potencia renovable», argumenta Piernavieja, quien declara que esta potencia limpia tendrá que ser tres o cuatro veces mayor que la térmica actual. Esto tiene que ver con el mantenimiento del sistema, pero también con la necesidad de cubrir una demanda que con la llegada de los coches eléctricos se va a multiplicar exponencialmente. Y Canarias hoy no está preparada para afrontar el inexcusable futuro eléctrico.

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