Energía

¿Qué ocurre entre Ribera, Iberdrola, Repsol y el ecopostureo?

Una demanda inédita en España de la eléctrica a la petrolera por 'greenwashing' desata una guerra dialéctica con la vicepresidenta tercera

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera / Álex Zea - Europa Press

Sara Ledo

Una demanda inédita en España de la primera eléctrica del país, Iberdrola, a la principal petrolera, Repsol, por 'greenwashing' o ecosposturero --presumir de ser 'verde' y sostenible cuando en realidad no es así-- ha abierto una suerte de guerra a tres en la que se ha metido de lleno la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. 'Y llega a los tribunales el hartazgo por el 'greenwashing', escribió la ministra en su cuenta en la red social X (antes, Twitter) al día siguiente de conocerse públicamente la acusación.

La réplica de Repsol llegó este jueves, de la mano de su consejero delegado, Josu Jon Imaz: "¿Quiere que cerremos las refinerías y sus 28.000 empleos?". "Por ahora es muy difícil pensar en cerrar las refinerías españolas porque tenemos un modelo muy dependiente de los combustibles fósiles. (...) En nuestra estrategia de movilidad a largo plazo, en 2040 o 2050, debemos estar preparados para un abandono de los combustibles fósiles donde afortunadamente es muy probable que no necesitemos la gasolina ni el gasoil", ha contestado la vicepresidenta.

Ribera se posiciona, así, del lado de Iberdrola, con la que ha tenido sus más y sus menos durante la crisis energética, primero a cuenta del vaciado de embalses en verano de 2021 y después, en septiembre de ese mismo año, cuando anunció que recortaría los ingresos de las centrales inframarginales (nucleares e hidráulicas, principalmente). El discurso de la vicepresidenta no es nuevo, tampoco el de Repsol, ni su enfrentamiento dialéctico-ideológico.

Cambio tecnológico

Nada más llegar al Gobierno, minutos antes de comparecer en su primera Comisión para la Transición Ecológica en el Congreso de los Diputados para dar cuenta de sus planes como ministra, en 2018, Ribera dijo aquello de que "el diésel tiene los días contados" y llegó a ponerle fecha, 2040, en un borrador de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que posteriormente enmendó. Entonces, Josu Jon Imaz y también el presidente de Repsol, Antonio Brufau, defendieron que nadie puede decidir "qué tecnologías" se deben utilizar en el futuro.

Desde ese día, Ribera ha dejado clara su apuesta por impulsar la electrificación, frente a la que se sitúa la petrolera. Repsol no reniega de la electricidad --consciente del cambio tecnológico decidió tener su propia marca eléctrica y es la cuarta comercializadora del mercado-- pero tampoco quiere ir en contra de su principal fuente de ingresos, el petróleo. Y eso es lo que parece molestar a Ribera, que defiende la "industria y su futuro" pero con "precios de la electricidad asequibles y estables de la mano de las energías renovables", según fuentes de su ministerio.

"Sin negar la realidad, apostando por la descarbonización, los gases renovables, el hidrógeno verde y, por supuesto, que se necesita a toda la industria básica, el sector químico y las refinerías", añaden estas fuentes. Al mismo tiempo, defienden "que Repsol garantice el empleo de sus 28.000 trabajadores haciendo evolucionar la compañía". El consumo eléctrico tampoco ayuda, con el bajo cambio tecnológico en el transporte, la industria y los hogares, la demanda eléctrica en 2023 fue la más baja desde hace dos décadas.

Otros enfrentamientos

Otro ejemplo de conflicto entre el trío Iberdrola-Repsol-Ribera se produjo a finales de 2020. El Consejo de Ministros aprobó entonces una norma para trasladar una parte del coste de la factura de la luz (las primas a las renovables) a la factura del gas y a los carburantes. El objetivo de Ribera era incentivar a los consumidores al cambio tecnológico, aunque esa norma nunca se aprobó. "El sector eléctrico no puede pretender que otros paguen su fiesta", le replicó entonces el dirigente de la petrolera. La pandemia, primero, y la crisis energética, después, supusieron un 'impasse' de sus desavenencias, con permiso del impuesto a las energéticas.

A mediados de enero, después de que Imaz defendiese en el Foro de Davos “repensar” la transición ecológica y afirmase que las políticas europeas actuales se basan en una “aproximación ideológica”, Ribera calificó sus palabras de "negacionismo y retardismo" en declaraciones en laSexta. "Defiende una especie de neutralidad tecnológica como si cupieran las tecnologías que siguieran emitiendo gases de efecto invernadero sobre la base de quema de combustibles fósiles. Es absurdo. Es sobre todo un ejercicio de palabras y creo que no se trata de jugar con las palabras, sino de sentarse a trabajar para hacer realidad esa transformación de nuestro sector energético", volvió a insistir la vicepresidenta.

Coincidencia temporal

En la demanda, que no se ha hecho pública, Iberdrola defiende que Repsol promociona iniciativas sostenibles, pero su fin último es fomentar el uso de carburantes. "Es la empresa de España con mayor emisión de gases con efecto invernadero, y, en cambio, en sus comunicaciones se autodefine como líder en sostenibilidad y transición energética", explica la primera eléctrica de España, que argumenta que las campañas de la petrolera constituyen una infracción de la Ley de Competencia Desleal, "al incluir actos de engaños y omisiones engañosas sobre el compromiso medioambiental de la compañía".

Ha coincidido en hacerse pública --la adelantó el lunes El Confidencial-- con la publicación el viernes pasado por parte del Ministerio de Consumo de una guía en la que el departamento de Pablo Bustinduy da consejos a las empresas sobre buenas y malas prácticas de 'greenwashing'; con el anuncio de una ley de consumo sostenible, que contemplará el análisis caso por caso de las declaraciones medioambientales que se hagan de productos para evitar el llamado 'eco-postureo', así como con la directiva de la Unión Europea sobre la "justificación y comunicación de alegaciones medioambientales explícitas" según la cual todas las empresas (salvo las microempresas) tendrán que "demostrar y verificar que es cierto todo lo que se dice".

Precedente en Reino Unido

El organismo que controla la publicidad (ASA, por las siglas en inglés de Autoridad sobre Normas Publicitarias) en Reino Unido obligó a Repsol a retirar una campaña de biocombustibles por tener una "estrategia importante de exploración de petróleo y gas" y apenas "una fracción de sus actividades comerciales" son biocombustibles, en comparación con las "sustanciales" y "continuas" muestras de "ampliar la producción de combustibles fósiles", según una información de junio del año pasado de Finantial Times. Esta prohibición se extendió también a Shell y Petrobras.

Y el organismo de control financiero británico (FCA, por las siglas en inglés de Autoridad de Conducta Financiera) ha anunciado que exigirá a todas las empresas que regula que dejen de hacer 'greenwashing' en sus productos minoristas, desde cuentas de ahorro hasta hipotecas, a partir de una norma que entrará en vigor en mayo, según una información de Reuters.