Portugal inicia el proyecto del AVE a Lisboa para captar 730 millones de fondos europeos

El tiempo corría en su contra por partida doble, pero Antonio Costa se despedirá de la presidencia del Gobierno luso con el proyecto de la Línea de Alta Velocidad entre Oporto y Lisboa en marcha. Infraestruturas de Portugal licitará este viernes el concurso público internacional para la construcción del primer tramo de 72 kilómetros entre Oporto y Oiã (Aveiro), garantizando así que pueda ser financiado con 729 millones de euros del Mecanismo “Conectar Europa” (CEF por sus siglas en inglés).

El lanzamiento de este contrato llega después de que el Partido Socialista forzara una votación en la Assembleia da República el martes 9 de enero sobre la conveniencia de que se produzca antes de las elecciones legislativas del 10 de marzo. Después de que el presidente y candidato del PSD de centroderecha, Luís Montenegro, mostrara durante el mes de diciembre sus dudas sobre el proyecto y los plazos anunciados el PS ha disipado cualquier duda sobre uno de sus proyectos estrellas. La moción para la 'Recomendación del desarrollo de las diligencias para el inicio del concurso de la Línea de Alta Velocidad Oporto-Lisboa' salió adelante con 218 votos a favor de siete formaciones distintas (PS, PSD, Iniciativa Liberal, PCP, Bloco de Esquerdas, PAN y Livre) y únicamente la abstención de los 12 diputados del Chega, partido de extrema derecha.

De esta manera, el gestor ferroviario del país vecino podrá activar –tal y como avanzó FARO en noviembre– un contrato de 1.900 millones de euros de inversión que deberá estar listo antes de 2029. La Unión Europea exigía enviar antes del 30 de enero las propuestas para aspirar a estos fondos europeos que se adjudicarán en julio. La propuesta de Costa pasa por una asociación público-privada (PPP) en la que se incluirán la concesión, construcción, mantenimiento y financiamiento durante los próximos 30 años en esta línea, siguiendo así el modelo implantado en varias autopistas de peaje.

Durante la misma sesión se aprobó por unanimidad la moción del Partido Comunista para “atender a las necesidades de las poblaciones y municipios afectados por el impacto de la línea”. El trazado propuesto provocará la demolición de un centenar de viviendas y ha generado una gran contestación social y vecinal.

La tercera moción sobre el ferrocarril fue presentada por el Bloco de Esquerda, quien además de atender a estas quejas reclamó bajar el valor del pase ferroviario nacional de los 40 euros actuales e integrar en él todos los tipos de tren. El texto salió adelante con los 133 votos a favor de la mayoría de izquierdas, animalistas e independientes; absteniéndose esta vez los democristianos, liberales y el partido de extrema derecha de André Ventura.

Este primer tramo de la línea que unirá Lisboa y Oporto –y que se extenderá hasta Galicia– incluye la reforma de la estación intermodal de Campanhã, el nuevo puente sobre el río Duero y una estación en Gaia con enlace al metro. Alrededor de un tercio de su recorrido se realizará a través de túneles, puentes y viaductos y cuando esté en servicio permitirá reducir en algo más de una hora los tiempos de viaje entre ambas urbes hasta los 120 minutos.

2ª fase con el nuevo Gobierno

En cualquier caso, dichos lanzamientos y decisiones sobre el trazado o el ancho de vía dependerán del nuevo Gobierno resultante de las elecciones del próximo 10 de marzo. Según los pocos sondeos publicados hasta la fecha, el exministro de Infraestruturas y principal impulsor de estas actuaciones, Pedro Nuno Santos, lograría retener para los socialistas el Ejecutivo pese a la dimisión de António Costa.

El economista de Aveiro debería llegar a pactos para sacar adelante una infraestructura prometida por varios predecesores y que, pese a contar con un importante aval de fondos europeos, requerirá una inversión superior a los 4.500 millones de euros.

Para ello el ejecutivo portugués había aprobado la creación de un fondo de 2.750 millones de euros a cargo de los remanentes presupuestarios, garantizando su financiación cuando los fondos europeos Next Generation cesasen. En el último año, ambos trazados han incrementado los costes estimados en un 15% y un 23%.

Suscríbete para seguir leyendo