El ahorro de los canarios en los bancos alcanza su máximo histórico

Los isleños ya tienen cerca de 43.000 millones en depósitos, el equivalente al PIB autonómico, con la mejora de la rentabilidad y en contra de la tendencia nacional

Dos mujeres sacan dinero de su cuenta corriente en un cajero automático.

Dos mujeres sacan dinero de su cuenta corriente en un cajero automático.

Los canarios circulan en sentido contrario. El dinero que las familias y empresas españolas tienen en depósitos bancarios se reduce un poco más cada mes por su baja rentabilidad. O más bien por su menor rentabilidad frente a otros productos. Las entidades financieras no están remunerando los depósitos –las cuentas corrientes y de ahorro de toda la vida, ya sean a la vista o a plazos– en porcentajes suficientes para doblegar el histórico incremento del coste de vida. No es al menos la tónica del mercado. Por eso muchos españoles sacan su dinero de los depósitos para ponerlo en fondos de inversión o en productos de renta fija como las letras del Tesoro, que ofrecen rentabilidades superiores. Sin embargo, los canarios son la excepción. En medio de esta fuga generalizada de depósitos bancarios, los isleños no solo aumentan el dinero colocado en este tipo de producto financiero, sino que de hecho está en máximos históricos. El montante en las cuentas corrientes y de ahorro de las familias y empresas de la región supera por primera vez los 42.000 millones de euros, hasta casi rozar los 43.000, es decir, el equivalente al Producto Interior Bruto (PIB) de la Comunidad Autónoma en 2021.

El Banco de España (BdE) actualizó este martes su estadística trimestral de créditos y depósitos con las cifras correspondientes al período julio-septiembre de 2023. Al cierre de ese último trimestre, los depósitos de los hogares y negocios del país ascienden a 1,482 billones de euros, incluidos los 105.818 millones que están en las cuentas de la Administración pública. Una suma de dinero inabarcable pero a la baja. No solo son 5.530 millones de euros menos que en el trimestre inmediatamente anterior, el de abril a junio, sino también 34.636 millones menos respecto del máximo alcanzado en 2022. Es el resultado de la reacción de los depositantes ante el bajo interés que, por lo general, les pagan las entidades financieras a cambio de su dinero. Sacan dinero de los depósitos y se lo llevan a productos de renta fija e incluso a fondos de inversión en busca de una mayor rentabilidad. Es la lógica lucha por vencer a la inflación, esto es, por que el dinero colocado en productos financieros al menos no se deprecie. Con todo, en Canarias la lectura es otra.

Las ofertas más atractivas y el ‘conservadurismo’ del canario alejan del Archipiélago la ‘fuga’ de depósitos

A fecha del pasado 30 de septiembre, siempre de acuerdo con los datos oficiales del BdE, los sectores residentes de la Comunidad Autónoma –familias y empresas– tenían en depósitos bancarios un total de, exactamente, 42.869 millones de euros. De modo que el global que los isleños tienen en las tradicionales cuentas corrientes y de ahorro, incluida esa pequeña parte que corresponde a las instituciones –cabildos, ayuntamientos...–, se incrementó entre el segundo y el tercer trimestres de 2023 en 1.221 millones. Se incrementó en 1.221 millones mientras que se redujo en 5.530, cabe insistir, a nivel nacional. Es más, si en el último año disminuyó en los susodichos 34.636 millones de euros en el conjunto del Estado, en el Archipiélago se disparó en 3.141 millones. En otras palabras: los canarios no se han sumado a esa tendencia de quitar dinero de los rácanos depósitos para ponerlo en otros productos de renta fija o llevarlo a instrumentos de inversión colectiva. ¿Cuál es la razón de esta distinta manera de actuar con los ahorros bancarios? En realidad confluyen dos factores: por un lado, el hecho de que la rentabilidad de los depósitos, aun estando muy por debajo de la inflación, haya mejorado en los últimos meses –la remuneración media llegó el pasado octubre al 2,43%, frente al exiguo 0,46% de hace un año–; y, por otro, el carácter isleño.

Porque el ahorrador isleño es, por lo general, conservador. Eminentemente conservador. Podría decirse que es el más conservador –temeroso para algunos– dentro de un país ya de por sí conservador. Y las cifras publicadas este martes por el regulador bancario así lo corroboran. Ha bastado con que la rentabilidad de los depósitos se haya elevado a porcentajes digamos decentes –no hay que olvidar que hasta la irrupción de la ola inflacionaria la remuneración de las cuentas corrientes y de ahorro era prácticamente cero, hasta el punto de que casi había que pagarle al banco para que aceptara el dinero– para que los canarios hayan redoblado la apuesta por su producto financiero favorito. Mayor rentabilidad –por más que todavía no alcance para vencer a la inflación– y una suerte de conservadurismo financiero en grado extremo se combinan así para que la fuga de depósitos bancarios pase de largo por el Archipiélago. En definitiva, los isleños tienen depositada en la banca la friolera de 10.000 millones más –exactamente 9.913 más– que antes de la crisis de la covid.

El cierre del grifo del crédito ya afecta a la región

En Canarias no hay ni rastro ni señal alguna de fuga de depósitos bancarios. En esto las Islas son una excepción dentro de España. Sin embargo, la Comunidad Autónoma sí sigue la tendencia nacional en lo relacionado con el crédito. El montante del crédito o préstamo bancario continúa a la baja tanto en el conjunto del Estado como en el Archipiélago. Las entidades financieras han elevado sobremanera los precios de los créditos en línea con las históricas, extraordinarias y sucesivas subidas de los tipos de interés con que el BCE está tratando de bajar la inflación en el Viejo Continente. El dinero cuesta más, así que tanto las familias como las empresas tienen que pagar más intereses a su entidad a cambio de un préstamo al consumo, de una hipoteca o de un crédito para sacar adelante una determinada inversión o un determinado proyecto. Porque la agresiva subida de los tipos que ha ejecutado el BCE no se ha trasladado –no del todo– a los depósitos, es decir, a lo que los bancos pagan a los ahorradores a cambio de su dinero, pero sí a los créditos, esto es, a lo que los bancos cobran a los prestatarios. No en vano, y a diferencia de lo ocurrido tras el estallido de la Gran Recesión a finales de 2007, el sistema tiene liquidez de sobra, por eso no hay guerra de depósitos, porque hay dinero en el sistema. En última instancia, todo ello explica por qué los 38.366 millones que las familias y empresas isleñas tienen en créditos son la menor cantidad en dos años y medio.

Suscríbete para seguir leyendo