Hola datáfonos, adiós propinas: negocios canarios asocian el aumento del pago con tarjeta a la proliferación de tacaños

Los comerciantes isleños celebran que con el dinero plástico, al menos, se acabó el contar monedas al acabar la jornada

María Macías, de la boutique El sueño de Marai.

María Macías, de la boutique El sueño de Marai. / Juan Carlos Castro

Clara Morell

Clara Morell

En cafeterías, boutiques de moda o peluquerías, las tarjetas se pasan por los datáfonos sin cesar. El pago digital es práctico, rápido y blinda a los negocios ante los robos. Sin embargo, cuando la luz falla, como ocurrió en La Gomera en julio, la vuelta al efectivo es obligatoria y lo virtual se queda fuera de juego.

En un mundo que avanza constantemente hacia la digitalización y la tecnología, los métodos de pago en los comercios se han transformado de manera radical. En medio de esta revolución que afecta a la economía, cuatro propietarios de comercios canarios comparten sus experiencias y opiniones sobre las modalidades de pago que de forma más frecuente ven en sus establecimientos. Ellos son testigos de que la tarjeta se abre paso en un mundo que camina hacia la práctica desaparición del efectivo. La mala noticia es que, a la vez que se volatilizan los billetes y las monedas, caen también las propinas

En la calle Albareda de Las Palmas de Gran Canaria hay una pequeña boutique de moda que aúna elegancia y frescura. María Macías, dueña de El sueño de Marai, tiene el porcentaje más alto de pagos con tarjeta entre los negocios consultados: «Yo creo que están en torno al 90%». Cuando a sus clientes no les pasa la tarjeta, les da la opción de pagar con Bizum u otro tipo de transferencias a las que está acostumbrada porque realiza envíos a toda España.

El sueño de Marai abrió el 13 de marzo de 2020 y, desde el primer día, disponía de datáfono. Su propietaria considera que «no se puede ignorar la realidad» y que los jóvenes «ya no usan otra cosa que no sea lo digital, como la tarjeta, el móvil o el reloj inteligente».

Los billetes y las monedas las suelen usar en su tienda los mayores, que «vienen con un sobrecito donde tienen el dinero guardado». Para Macías esto es solo una cuestión de costumbre, ya que considera que las personas de avanzada edad «son muy capaces de adaptarse a las nuevas tecnologías y muchos ya pasan su tarjeta».

Los mayores todavía vienen a la tienda con su dinero guardado en sobres, es costumbre»

María Macías

— Propietaria de la boutique El sueño de Marai

En cuanto a sus preferencias, esta comerciante se decanta por el dinero plástico: «Es rápido, lo tienes al día siguiente en tu cuenta bancaria y facilita la gestión de los pagos del negocio». Además, Macías cree que es más seguro contar con menos efectivo en la tienda de cara a evitar robos y siempre se cuida de tener «lo mínimo para realizar los cambios del día».

Javier Durán, propietario de la afamada Peluquería Durán, ubicada en el corazón de Santa Cruz –en el número 36 de la avenida de La Salle– encuentra un momento de tranquilidad entre el ajetreo del salón. Mientras el sonido de tijeras y máquinas de afeitar resuena a su alrededor, este joven peluquero comparte sus observaciones sobre el cambio en los hábitos de sus clientes: «En mi negocio los pagos con tarjeta ya suponen un 80% y el efectivo apenas lo usan los mayores», comenta. Una práctica que ve poco frecuente es la de abonar mediante un reloj inteligente o un móvil. Eso sí, matiza que «cada vez se ven más estos nuevos métodos de pago, que suponen un 5% del total» en su peluquería.  

Javier Durán, propietario de la peluquería Durán.

Javier Durán, propietario de la peluquería Durán. / Carsten W. Lauritsen

Estar en contacto con billetes y monedas es cada día más difícil para Durán. Los pagos en efectivo, que apenas son el 15% de los ingresos, siempre han sido sus preferidos, pues están libres de comisiones bancarias y con ellos administra mejor su economía personal. «A mí como pequeño negocio me perjudicaría la desaparición del dinero en físico. Quizás las grandes compañías, que tienen sus franquicias desperdigadas, son las más beneficiadas por las tarjetas, ya que con ellas todos los ingresos van directos a la empresa matriz».

En una atmósfera aromática de café natural, Matías Hernández, dueño de la acogedora cafetería Mol Café en la calle Bailén, en Las Palmas de Gran Canaria, también sitúa el uso de la tarjeta en un 80%. Incluso para pequeños pagos, como un cortado o un té, los clientes prefieren hacer uso del dinero plástico.

Un cliente usa su tarjeta para pagar en Mol Café, en Las Palmas de Gran Canaria.

Un cliente usa su tarjeta para pagar en Mol Café, en Las Palmas de Gran Canaria. / Juan Carlos Guerra

Y, aunque Hernández cree que no disponer de datáfono supondría ir «contracorriente» en un mundo cada vez más digital, cita un caso cercano de insurrección: «Conozco al dueño de un negocio que ha quitado la tarjeta y ha vuelto al efectivo, incluso trata de reeducar al cliente», afirma mientras suena el vaporizador de la leche. Para él –confiesa– sería un sueño «que todos volviéramos a pagar en efectivo».

En la glorieta Pedro de Mendoza, en la capital chicharrera, Grace Alexandra Rodríguez Romera nos transporta a la soleada terraza de su cafetería, Paladar by Romera, donde los clientes disfrutan de su café matutino. «Podría decir que prácticamente el 70% de los ingresos los recibo en tarjeta», revela Rodríguez Romera. A esta joven comerciante el dinero plástico le hace más fácil la vida, pues le ha permitido «dejar de contar monedas» cuando acaba cada jornada. Eso sí, por el camino, las propinas también han desaparecido: «Es verdad que, por desgracia, cada vez se ven menos». 

Cuando la luz o internet fallan permitimos a los clientes pagar con Bizum»

Grace Rodríguez

— Dueña de Paladar by Romera

Sin embargo, no todo es un camino de rosas: «Hemos tenido que dar alternativas por errores puntuales en la conexión del datáfono. Nos hemos visto sin luz o sin internet y, para la gente que no anda con efectivo es un fastidio». En esos casos poco habituales, Paladar by Romera permite pagar con el móvil con transferencias bancarias mediante Bizum. «Pero esto no es como en mi país, Venezuela, allí sí que fallan la luz y el internet de forma habitual», puntualiza Rodríguez Romera.

Grace Alexandra Rodríguez Romera, dueña de Paladar by Romera.

Grace Alexandra Rodríguez Romera, dueña de Paladar by Romera. / Carsten W. Lauritsen

Justo el pasado dos de octubre se declaró en Canarias la situación de emergencia energética, lo que ha hecho aumentar una especie de psicosis colectiva ante los apagones que el propio Ejecutivo regional ve probables. El último caso constatado de cero energético se dio en La Gomera el pasado julio y sumió en la oscuridad a su población durante días. La peor parte se la llevó la economía de la Isla, ya que la falta de energía supuso un trastorno para los hoteles, restaurantes y tiendas. Pagar en datáfono durante aquellos días era imposible. Por eso, al menos por ahora, el dinero en efectivo sigue siendo «el más seguro».