«Sorpresa y malestar» en la industria canaria por la subida del IGIC a los refrescos

La medida impide rentabilizar las inversiones para reducir el azúcar en muchas bebidas

La patronal sectorial espera que el Gobierno autonómico dé marcha atrás

Un puesto con el clásico Clipper de fresa durante unos festejos en Teror, en Gran Canaria.

Un puesto con el clásico Clipper de fresa durante unos festejos en Teror, en Gran Canaria. / José Carlos Guerra

Con «sorpresa», «malestar» e «inquietud». Así ha reaccionado la industria canaria ante la intención del Gobierno regional de subir del 3 al 7% el IGIC de los refrescos con azúcares o edulcorantes añadidos. Un incremento del Impuesto General Indirecto Canario, el gran impuesto al consumo en el Archipiélago, que también se aplicará a los zumos azucarados o edulcorados y a las bebidas energéticas. En definitiva, a «un montón de productos» que en última instancia subirán de precio. No en vano, «el fabricante no puede asumir sin más ese aumento del 4% en el IGIC», explicó este martes el presidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca), Virgilio Correa. De hecho, ya no solo se trata de la inevitable alza de los precios de los productos afectados –prácticamente todos los refrescos con gas contienen azúcar o, en sus versiones zero, edulcorantes como el aspartamo o el acesulfamo de potasio– y de la consecuente y previsible caída de las ventas, sino también del impacto negativo que la medida tendrá en las inversiones de las empresas del ramo.

Gonzalo Medina, expresidente de Asinca, miembro de la actual junta directiva de la patronal sectorial y director general de Ahembo –que comercializa y distribuye en las Islas bebidas como Clipper, Pepsi, Schweppes o 7Up–, recordó que las empresas llevan años invirtiendo para reducir el contenido de azúcar de los refrescos. Es algo que han conseguido en «casi la mitad» de los productos, y de ello dan fe precisamente todas esas versiones zero que pueblan los lineales de los supermercados. Sin ir más lejos, Ahembo lanzó en 2015 el Clipper Zero Azúcar en sus sabores de fresa y naranja, para lo que tuvo que ejecutar una serie de inversiones que ahora le será más difícil rentabilizar. ¿Por qué? Porque la subida del IGIC, cabe insistir, no solo se aplicará a refrescos y zumos con azúcares añadidos, sino también a todos esos derivados que son el fruto de los muchos millones de euros invertidos en medio de la batalla sanitaria y cultural contra el azúcar. Sin embargo, a efectos fiscales, o cuando menos a efectos del IGIC, lo mismo dará que la bebida en cuestión tenga toneladas de azúcar o que no tenga ni un solo gramo. Si lleva algún edulcorante, incluidos aquí los naturales como la estevia o stevia, el IGIC será del 7% en cuanto se aprueben los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma para 2024.

El alza del impuesto también se aplicará a los cada vez más demandados refrescos ‘zero’

Así que, por un lado, la industria da por descontada una sensible reducción de las ventas, como de hecho ocurrió cuando se subió el IVA de los refrescos en el resto de España –el IVA es el gemelo peninsular del IGIC–; y, por otro, queda en el aire el rendimiento o retorno de toda esa inversión que ha hecho posible beberse un clásico Clipper de fresa sin ingerir nada de azúcar. Pero, además, en Asinca existe también cierto malestar digamos político por la forma en que ha trascendido la recarga fiscal a los refrescos, zumos y bebidas energéticas. «Nos ha pillado por sorpresa», aclaró este martes el presidente de la patronal industrial, que hizo hincapié en que lo «normal» es que al menos se consulte e informe al sector o sectores afectados antes de anunciarse nuevas medidas fiscales. El caso es que esta vez no ha ocurrido así, aseguró Correa, con lo que a los industriales no les queda más remedio que intentar que el Gobierno de Canarias dé marcha atrás en sus intenciones. O eso o lograr que prospere alguna enmienda en ese sentido durante la tramitación parlamentaria de los presupuestos, algo que se antoja difícil por cuanto para los grupos de CC y del PP, los que sostienen el Ejecutivo, supondría algo así como autoenmendarse y porque el argumento para defender la medida no es tanto fiscal o recaudatorio como social o sanitario, lo que dificulta un eventual apoyo de, por ejemplo, el PSOE. Un argumento sociosanitario que tampoco convence a la patronal. Básicamente porque la etiqueta de no saludable que de algún modo se les cuelga a los refrescos y zumos azucarados o edulcorados con la subida del IGIC no se les pone a otros muchos productos de nulo valor nutricional –«ahora va a resultar que somos el único sector no saludable», se lamentó Medina–.

Tampoco ven en Asinca una justificación válida el hecho de que en su día ya se subiera el IVA a estas bebidas, pues aunque en la práctica IVA e IGIC son similares, su equiparación, siquiera para argumentar una determinada decisión, no les parece lo más adecuado. El tributo canario «no es un IVA reducido», recordó Medina, sino parte del REF. A juicio de la patronal, el Ejecutivo ha tirado de «brocha gorda» a costa de una industria que «aún no ha terminado de salir de la covid», puntualizó el director de Ahembo. «Además, en esta situación inflacionaria, quizá no sea la medida más adecuada», añadió Correa.

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La subida del IGIC en las bebidas energéticas y en los refrescos y zumos con azúcares o edulcorantes añadidos reducirá las ventas de estos productos. No solo es algo que den por descontado en el sector, con las consecuencias que ello pueda tener en las empresas, sino que ya se acreditó en una investigación de la Esade tras la subida del IVA a los refrescos en la Península y Baleares, que entró en vigor en 2021. Menos evidente resulta, sin embargo, el efecto arrastre que el encarecimiento de los refrescos puede tener en otros productos relacionados, como, por ejemplo, los aperitivos o snacks, es decir, las bolsas de papas fritas de toda la vida, cuyo consumo también se redujo tras la subida del IVA en los refrescos.

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