Baterías

La UE obligará a las baterías a llevar un 'pasaporte' con su huella de carbono

La nueva norma dirige su foco a crear una economía circular en un mercado "cada vez más estratégico en el plano mundial"

Sara Ledo

Las pilas y baterías están cada vez más presentes en la vida diaria. Más allá de para actividades industriales o aparatos de telefonía, el empleo de este tipo de sistemas para vehículos eléctricos, bicicletas o patinetes hacen preveer un incremento de la demanda 10 veces superior al actual de aquí a 2030. En este marco, el Consejo de la Unión Europea (UE) ha dado luz verde a un nuevo reglamento que trata de poner orden en el sector con nuevas normas que van desde el diseño hasta el tratamiento de residuos de cualquier tipo de pilas y baterías, ya sean producidas en la UE o importadas.

La nueva norma sustituye a la actual Directiva sobre pilas de 2006 y dirige su foco a crear una economía circular en un mercado "cada vez más estratégico en el plano mundial". Entre las novedades, les obligará a dotarse de un "pasaporte" que "maximice el intercambio de información, permita el seguimiento y el rastreo de las baterías y facilite información sobre la intensidad de carbono de sus procesos de fabricación así como sobre el origen de los materiales utilizados y sobre si se usan materiales renovables".

Así, el reglamento distingue entre distintos tipos de pilas o baterías como aquellas que son dispositivos portátiles, las baterías industriales (aquellas utilizadas para todo tipo de actividades industriales, infraestructura de comunicaciones, actividades agrícolas, o generación y distribución de energía eléctrica), las baterías para vehículos eléctricos o aquellas dirigidas a medios de transporte ligeros como los patinetes eléctricos, entre otras.

Se espera que "más de la mitad de la producción mundial de algunas materias primas esté destinada a aplicaciones de pilas o baterías". Así, más del 50% de la demanda mundial del cobalto y más del 60% del litio del planeta se destinan a la producción de pilas o baterías y alrededor del 8% de la producción mundial de grafito natural y del 6% de la producción mundial de níquel.

En este sentido, se prevén unos niveles mínimos obligatorios de contenido reciclado en las baterías industriales, de automoción y para vehículos eléctricos del 16% para el cobalto, del 85% para el plomo, del 6% para el litio y un 6% para el níquel. Y se establece un objetivo de recuperación de litio a partir de los residuos de pilas y baterías del 50% para finales de 2027 y del 80% para finales de 2031.

Además, se hace a los productores "responsables" de "financiar y organizar" la recogida separada de los residuos de pilas o baterías a través de una "red de devolución y recogida y campañas de información" próximas al usuario final. Y se establecen objetivos de recogida de residuos de pilas o baterías portátiles del 63% para finales de 2027 y del 73% para finales de 2030. Además, en el caso de las baterías de transporte ligero se introduce un objetivo de recogida específico del 51% para finales de 2028 y del 61% para finales de 2031.

La nueva norma también fija para finales de 2027 que las pilas o baterías portátiles incorporadas a los aparatos deban ser extraíbles y sustituibles por el usuario final, a excepción de las baterías de medios de transporte ligeros que deberán ser sustituibles por un profesional independiente.

"Las pilas y baterías son clave para el proceso de descarbonización y la transición de la UE hacia unos medios de transporte sin emisiones. Al mismo tiempo, al final de su vida útil contienen muchos recursos valiosos y debemos poder ser capaces de reutilizar esas materias primas fundamentales en lugar de depender de terceros países para su suministro", ha afirmado la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que se encuentra en Valladolid presidiendo las reuniones del Consejo informal de Energía y Clima que se celebra entre este lunes y el miércoles en esta ciudad.

De hecho, el miércoles se celebrará una reunión de ministros sobre autonomía estratégica que contará con la participación de Jon Asín, consejero delegado de la empresa navarra BeePlanet, empresa que da una segunda vida a las baterías de los coches para utilizarlas como almacenamiento. "Está surgiendo un mercado para las baterías industriales y las baterías para vehículos eléctricos usadas y, con vistas a respaldar la aplicación práctica de la jerarquía de los residuos, deben fijarse normas específicas para una adaptación responsable de las baterías usadas, teniendo en cuenta al mismo tiempo el principio de precaución y garantizando la seguridad de uso para los usuarios finales", dice el reglamento.