El calentamiento del mar, posible causa de la mortalidad masiva de navajas en Galicia

A la espera de resultados oficiales que lo confirmen, todo hace pensar que la mortandad masiva de navajas, coquina y longueirón experimentada en la playa grovense de A Lanzada (Pontevedra), pudo deberse a una brusca subida de la temperatura del mar.

En días pasados el agua llegó a alcanzar los 20 grados, algo insólito en esta época del año. Y el fuerte oleaje se habría encargado de hacer el resto, empujando hacia la orilla los miles de ejemplares muertos en la ensenada de A Lanzada.

Cofradía San Martiño

De ahí la dantesca imagen de la que ya se daba cuenta el martes en la edición digital de Faro de Vigo, del grupo Prensa Ibérica, y de ahí, también, el asombro y preocupación de los mariscadores y la cofradía mancomunada de San Martiño, que tiene socios en O Grove, Cambados, Meaño, Ribadumia y Sanxenxo, y que se ocupa de planes de explotación como el de la navaja en zonas tan importantes como la citada ensenada de A Lanzada.

“No sabemos qué ha podido pasar, pero es una situación preocupante”, indican en la cofradía de pescadores grovense.

Intecmar

Las respuestas pueden tenerlas los biólogos de la Consellería do Mar y del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino de Galicia (Intecmar), con sede en Vilaxoán (Vilagarcía), ya que son ellos los que estudian las posibles causas de esta mortandad masiva de infaunales.

Para ello ha sido necesaria la colaboración de buzos, que se sumergieron en busca de ejemplares susceptibles de ser estudiados.

Como se explicó el martes, se trataba de encontrar navajas y longueirones que, aunque estuvieran ya muertos, aún tuvieran carne, para así poder tomar muestras y sacar conclusiones, ya que los ejemplares acumulados sobre la arena de A Lanzada, cubriendo la parte próxima al centro vacacional (antiguo sanatorio), son mayormente conchas.

Resultados concluyentes

Ahora solo queda esperar resultados analíticos concluyentes para determinar el posible impacto de patógenos en los bancos de infaunales o, como se sospecha, concretar si la muerte de las navajas se debió a la subida de la temperatura.

Los técnicos consultados en la Xunta no se atrevían a concretar las causas hasta tener resultados analíticos concluyentes.

Pero sí indicaban que este episodio coincidió en el tiempo con temperaturas del agua en superficie “superiores a lo que suele ser habitual, de alrededor de 20 grados centígrados, y con unas condiciones meteorológicas y marítimas adversas, que pudieron arrastrar los ejemplares muertos” hasta acumularlos sobre la playa.

Tantos que su presencia no pasó desapercibida a cuantos practican surf en esta popular playa, a los bañistas ni a quienes la usan con frecuencia para pasear o hacer ejercicio, topándose esta ingente cantidad de navajas muertas desde hace un par de días.

Circunstancia que confirma el biólogo Bruno Díaz López, director del Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI) y, como surfista que es, usuario habitual de A Lanzada.

Se dispara el consumo

Su sorpresa ante un episodio de estas características se hace extensiva a las empresas depuradoras y comercializadoras de moluscos, donde temen perder materia prima y quedarse sin capacidad para abastecer a sus clientes en pleno verano, cuando se dispara el consumo de navaja y longueirón.

Los empresarios consultados también achacaban lo sucedido a la “brusca subida” de la temperatura del agua, ya que “se están registrando picos de hasta 20 grados, que no son normales en esta época del año”, argumentaban.

Hay que insistir en que no es la primera vez que aparece navaja muerta en A Lanzada, aunque nunca tanta como en esta ocasión.

Cangrejo patudo

En ocasiones, estos crustáceos aparecen muertos por millares en el litoral de la costa atlántica, como sucedió en los últimos años tanto en A Lanzada como en Valdoviño (A Coruña), Ons y playas de Teis como O Mende y A Punta.

En su momento, el biólogo Manuel Enrique Garci explicaba en Faro de Vigo que los patudos realizan grandes migraciones, por lo que no es extraño toparse con arribadas masivas a los arenales en las rías durante los meses de verano, siendo mayor el número de machos que el de hembras.

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