Tejido productivo | La economía regional da un paso hacia la diversificación con el ‘gaming’

Píxeles canarios para la PlayStation

El sector del videojuego experimenta en las Islas un inusitado ‘boom’ que lo coloca como una de las vías más firmes y prósperas para la diversificación económica

Píxeles canarios para la PlayStation

Píxeles canarios para la PlayStation / M. Á. Montero

«Me mudé a Canarias por los incentivos fiscales... Pero me he quedado por el sitio y por su gente». Luca Contato es el fundador de Rising Pixel, una de las firmas del floreciente sector de los videojuegos que en su día apostó por las Islas como base de operaciones. De eso hace ya ocho años. Este desarrollador de software –aplicaciones y programas informáticos– descubrió que el Archipiélago le ofrecía la posibilidad de ahorrarse buena parte de los costes tributarios que sufría en su Italia natal. Y, además, con el respaldo de la Unión Europea. Descubrió, en definitiva, el Régimen Económico y Fiscal (REF), así que hizo las maletas y él y Rising Pixel se vinieron para Canarias. Una decisión más que acertada: la empresa de Contato, que emplea a una quincena de personas, ya ha creado más de 200 videojuegos para un sinfín de clientes. No en vano, siempre es más fácil trabajar en un sitio donde la temperatura media anual es de 23 grados, y de ello dan fe en Rising Pixel: «Menos tiempo vistiendo ropa pesada de invierno, más tiempo dedicándonos a lo que amamos».

El ejemplo de Luca Contato y de Rising Pixel ilustra a la perfección cómo funcionan los incentivos tributarios, o al menos cómo deben funcionar. Es una simbiosis: la empresa se instala en las Islas y se ahorra así un trozo de su factura fiscal, mientras Canarias y su tejido productivo suman inversión y, sobre todo, nuevos puestos de trabajo. Pero en el caso del sector de los videojuegos hay algo más a tener en cuenta. Uno de los objetivos del REF es contribuir a eso de lo que lleva hablándose en el Archipiélago durante las cuatro últimas décadas: la diversificación económica. Es decir, a reducir la altísima dependencia que las empresas y los trabajadores isleños tienen del negocio turístico; a lograr, poco a poco, que haya nuevas actividades generadoras de riqueza y de empleo. Y resulta que si hay una actividad que se caracterice por su alta facturación, por tener el futuro asegurado y por crear puestos de trabajo de calidad –estables y bien remunerados–, esa es la de la programación y el desarrollo de videojuegos. Por eso instituciones como la Sociedad Canaria de Fomento Económico (Proexca) o la Zona Especial Canaria –la ZEC, uno de los principales incentivos del REF– vienen afanándose en difundir las ventajas del fuero regional entre el sector. Un esfuerzo hasta cierto punto desapercibido pero que está dando frutos. Tanto que las Islas ya son un referente en Europa, y no es una exageración.

Si son sus clientes los que le dan la verdadera dimensión a una empresa, los nombres de los gigantes que han depositado su confianza en las firmas de videojuegos del Archipiélago evidencian que Canarias ha construido una aún pequeña pero pujante nueva industria de los píxeles. Drakhar Studio nació en Madrid, pero cambió la capital por la ultraperiferia en 2015. No le ha ido mal; más bien al contrario: le ha ido y le va muy bien en las Islas. Entre las multinacionales para las que ha trabajado figuran líderes en sus respectivos ámbitos como la japonesa Sony, omnipresente en todo lo relacionado con la electrónica y el entretenimiento; el canal de televisión Nickelodeon, propiedad de la estadounidense Paramount Global y especializado en programación infantil y juvenil; o la juguetera Hasbro, esa que tiene entre sus marcas mitos como el Monopoly o los Transformers.

Luis Torres, CEO de Drakhar Studio, explica que el negocio de la firma se centra en el desarrollo de videojuegos por encargo. Desde Canarias han creado, por ejemplo, los videojuegos de la Patrulla Canina –Paw Patrol: la poderosa Patrulla Canina salva Bahía Aventura– y de Hotel Transilvania –Hotel Transilvania: aventuras e historias de terror–. Y están a punto de lanzar al mercado –saldrá el próximo 25 de mayo para PlayStation y Nintendo Switch– el videojuego oficial del celebérrimo programa de televisión MasterChef. Proyectos de primer nivel que han hecho posible que Drakhar Studio experimente un crecimiento «sostenido, orgánico». La empresa, que en 2019 empleaba a nueve personas, ya tiene en plantilla a 35 trabajadores, y subiendo, ya que para determinados encargos siempre se necesita reforzar algunas áreas. Al fin y al cabo, recuerda Torres, la industria del videojuego es «cine, música y televisión juntos».

En el caso de Rising Pixel, su negocio se orienta hacia los llamados juegos útiles. Son esos videojuegos, muchas veces minivideojuegos para smartphones, que las empresas encargan con fines formativos o promocionales. La firma de Luca Contato ha desarrollado este tipo de programa informático para la surcoreana de neumáticos Hankook –Hankook Experience, un pequeño juego de carreras que se lanzó para una campaña de esta multinacional–; para el gigante francés Michelin, de cuya división italiana recibió el encargo de desarrollar dos videojuegos educativos –Dalla Terra Alla Luna y Auto del futuro– sobre la movilidad y la innovación en este ámbito a lo largo de la historia; y también para la archiconocida firma de moda Carolina Herrera y la local Plátano de Canarias, para la que desarrolló Tap tap plátano, un simpático juego educativo para que los niños de entre cuatro y diez años aprendan el proceso de cultivo de la fruta canaria por excelencia.

Ni Drakhar Studio ni Rising Pixel estarían en el Archipiélago de no ser por los incentivos fiscales del REF. Y tampoco andarían estos días preparando su sede isleña los integrantes del equipo de The Game Kitchen. Es uno de los últimos fichajes de postín de la nueva industria canaria del videojuego. Aunque The Game Kitchen pueda resultar una desconocida para quienes no estén familiarizados con este mundillo, se trata de una de las startups que más crecimiento ha experimentado en el país en los últimos años. Será muy difícil encontrar a un amante de los videojuegos que no conozca el título Blasphemous, un éxito en toda regla que se distribuyó para todas las plataformas –Nintendo Switch, PlayStation, Xbox One...– y cuyo desarrollador fue precisamente The Game Kitchen.

El estudio arrancó en Sevilla en 2010, y sus fundadores abren ahora una segunda sede en Canarias. Aquí se desarrollará su próximo gran proyecto: All On Board!, una novedosa plataforma de realidad virtual en la que los usuarios podrán crear sus propios juegos de mesa, amén de disfrutar de los clásicos de toda la vida. Mauricio García, CEO de The Game Kitchen –desarrolladores también de The Last Door–, destaca el papel de la ZEC en la difusión de los incentivos fiscales. Les pusieron «la miel en los labios», así que terminaron por convencerse de todas esas ventajas de las que ya les habían hablado en eventos y encuentros de gaming celebrados en el Archipiélago. Además, García expone que no solo se trata de la rebaja fiscal, sino que deslocalizar parte de su producción les da «la oportunidad de desarrollar varios proyectos en distintas sedes», como ahora All On Board! en las Islas. Y, por si fuera poco, hay un tercer ingrediente que terminó por convencerlos de que Canarias es el lugar ideal para su expansión. ¿Cuál? «Esa identidad sureña compartida», subraya el CEO de The Game Kitchen.

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