No estaban muertos

Lo nuevo, lo realmente innovador, siempre lo ofrecen ellos. Nosotros nos dedicamos a atizarles moralmente, que eso se nos da de fábula

Kiko Matamoros, Terelu Campos, Belén Esteban y Víctor Sandoval, en ¡Sálvese quien pueda! (Netflix).

Kiko Matamoros, Terelu Campos, Belén Esteban y Víctor Sandoval, en ¡Sálvese quien pueda! (Netflix). / Netflix

Olga Ruiz

Veré ¡Sálvese quien pueda! y tú, también. Conscientemente, con una pinza en la nariz, disimulando que no presto atención o totalmente entregada a la causa, pero la cuestión es que lo haré y luego me resguardaré en el correspondiente lamento intelectualoide: que si así va el país, que si la gente está atontada, que si en lugar de ver esto leyéramos más... Nada nuevo a este lado de la pantalla. Lo nuevo, lo realmente innovador, siempre lo ofrecen ellos. Nosotros nos dedicamos a atizarles moralmente, que eso se nos da de fábula. Repudiamos todo lo que tiene que ver con esa tropa porque representa la parte que menos nos gusta de nosotros: la vulgaridad, la cara b, las sombras... la vida.

Mi vida, como seguramente la tuya, es una sucesión de fracasos, decepciones, desamores y lucha. También es una amistad recuperada, una celebración bonita, un nuevo amor y algunas ilusiones que siguen siendo motor. Mi vida es una mezcla perfecta de la vena hinchada de la Patiño, la veteranía confundida con pasotismo de Chelo García Cortés, la soberbia de Kiko Matamoros, el hermetismo y posterior apertura al mundo de Kiko Hernández o la sensiblería de Lidia Lozano. Mi vida se parece más al universo Sálvame que a La Clave. Y me fastidia, sí, pero en muchos momentos también me alivia.

Mención aparte merece Belén Esteban, que a sus 50 años sigue jugando, reinventando su personaje. ¿Quién no tiene una amiga que le recuerda a ella? La de San Blas, autodenominada en su resurrección televisiva La Patrona, representa el jabatismo patrio. El montacargas social, el triunfo del extrarradio. Ahora todos estos personajes tan televisivos, tan condenadamente reales, vienen a decirnos que no estaban muertos, que estaban reinventándose y en el fondo lo que nos están diciendo es que nosotros también podemos hacerlo. Que si ellos tienen que salir de su zona de confort, igual tú también, que tenemos que darnos nuevas oportunidades, renovar ilusiones, o enfrentarnos a nuestros miedos. ¡Sálvese quien pueda! va, una vez más de la vida.

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