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La cantera, al filo del descalabro

El filial de Mazinho necesita ganar en la última jornada y un pinchazo ajeno para poder colarse en los ‘playoff’ l> Otra temporada aciaga para los equipos blanquiazules de base

Formación inicial del B que perdió ante el Yaiza en Lanzarote (4-3). | | CD TENERIFE

Formación inicial del B que perdió ante el Yaiza en Lanzarote (4-3). | | CD TENERIFE / M. Daswani

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Al borde de la decepción. El filial del CD Tenerife busca evitar este fin de semana el estropicio generalizado en sus principales equipos de cantera en otro curso casi para olvidar. Tras quedarse sin final en la Copa Heliodoro (eliminado ante el Ibarra), el domingo se completó una semana funesta para el cuadro de Leandro Cabrera, Mazinho, con el tropiezo liguero en casa (0-0) ante el San Fernando, que pone muy cuesta arriba la clasificación de los blanquiazules para la fase de ascenso. En caso de quedar apeados, tampoco el C podría jugar su playoff.

Tras tirar el pasaporte a Segunda RFEF el año pasado con un cúmulo de malas decisiones, el equipo isleño había remontado el vuelo este curso hasta ubicarse en posiciones de privilegio a pocas jornadas para el final. Es entonces cuando ha llegado la peor pájara posible, con resultados tan inesperados como grises: un empate ante el descendido Ibarra, otra igualada con el Panaderías Pulido, la derrota en el feudo del Tamaraceite o el descalabro en Lanzarote contra el Unión Sur Yaiza (4-3), a cuyo campo algunos futbolistas blanquiazules llegaron con el tiempo justo y provenientes de Lugo, adonde se fueron con el primer equipo aunque no sumaran ni un minuto.

Los de Mazinho penden de un hilo. Habrán de ganar en la última jornada al Unión Puerto a domicilio y esperar un favor improbable del Tamaraceite, ya salvado, que se enfrenta al Santa Brígida en el epílogo de la competición; o que caiga el filial de Las Palmas en su visita al San Mateo. Combinaciones improbables, pero a las que se aferra el B como a su último clavo ardiendo. En las últimas jornadas, el equipo blanquiazul ha sido adelantado por su homólogo en la Unión Deportiva. La mejor clasificación en la comparación con los amarillos en esta categoría era un argumento que empuñaban desde el presidente hasta el jefe de la cantera para salvar los muebles, pero ahora se ha disipado.

La no clasificación para los cruces del ascenso también privaría al Tenerife C de jugar su 'playoff'

En caso de consumarse, la no clasificación del filial para los playoff se uniría a la decepción mayúscula en los dígitos ofrecidos este año por el Juvenil A, a una distancia sideral y casi insultante del proyecto hegemónico de la UD Las Palmas, cuyo equipo se proclamó campeón siete jornadas antes de acabar la liga. Si el año pasado los amarillos sumaron 89 puntos, este año van por 81. Una temporada atrás llegaron a 126 goles y en el ejercicio en curso van por 114. Números relucientes que contrastan con la impotencial blanquiazul para armar un plantel que pueda optar al título y que durante el torneo regional se ha quedado a la friolera de 27 puntos del campeón. El juvenil ha ganado una liga de las últimas 14.

Si bien los problemas evidentes en la captación se disimulan en Tercera RFEF con la creciente incorporación de futbolistas peninsulares (Alfaro, Selma, etcétera), en el juvenil las carencias en el trabajo de campo y en los despachos sale a relucir, año tras año, cada vez con menos coartada. El responsable del área del fútbol base sigue siendo Sesé Rivero, quien puso su cargo a disposición de los nuevos gestores blanquiazules incluso antes de que éstos accediesen a sus cargos. El presidente, Paulino Rivero, ha fijado la mejora de los resultados de cantera como una premisa fundamental y un objetivo prioritario. Recientemente dejaba entrever que podría haber un cambio en el modelo o una reestructuración a la que invitan los resultados, cada vez más deficientes.

Una de las primeras medidas del nuevo consejo ha sido retomar las relaciones rotas con algunos clubes punteros en la formación de futbolistas, como ha ocurrido con el Sobradillo. También se ha decidido que adonde no llegue Sesé, lo haga Suso. Una de las tendencias que se adivina en la forma de maniobrar de los nuevos dirigentes tiene que ver con el deseo de potenciar la figura del tacuense, a quien se considera referente para las nuevas generaciones. Pero hace falta mucho más. Quedarse en Tercera –el último ascenso a la ya extinta Segunda B fue en los primeros años del siglo– sería una pésima noticia para el filial. Y para toda la cantera.

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