CD Tenerife

El enigma es Mo Dauda

El Tenerife se enfrenta a un cuantioso pago al Anderlecht que compromete la viabilidad de otras operaciones para el curso 23/24

Dauda celebra un gol con el CD Tenerife.

Dauda celebra un gol con el CD Tenerife. / LaLiga

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Una vez el CD Tenerife se ha despedido casi matemáticamente del sueño de la promoción, en el conjunto blanquiazul todos los esfuerzos se centran en acabar la competición de la mejor manera y planificar con la suficiente antelación el proyecto de la campaña venidera. En los esquemas de los jerarcas del representativo hay un nombre marcado en rojo, el de Mo Dauda. Desde que la permanencia del club en el fútbol profesional adquiera la condición de matemática, la renovación del ghanés hasta 2026 será una realidad.

Aunque en su presentación como nuevo jugador blanquiazul no se clarificaron las condiciones y los parámetros bajo los cuales se haría efectiva su continuidad en el representativo, la única cláusula que fijó Juan Carlos Cordero para su permanencia en la entidad estaba supeditada a que el Tenerife siguiera en Segunda: si el equipo blanquiazul no descendía, Dauda seguiría en nómina por dos años más. Fue aquella la única forma de seducir al Anderlecht FC, su club de proveniencia, para que accediera a que firmase por el conjunto isleño y no lo hiciera por uno de sus muy numerosos pretendientes.

De hecho, en el Cartagena creían tener atado el fichaje de Mo, que finalmente dio un giro a las intenciones que había manifestado a los dirigentes blanquinegros y se vino a la Isla. En su día parecía una operación altamente satisfactoria para los intereses blanquiazules, pero el rendimiento del africano está muy lejos de ser el apetecido por técnicos y dirigentes. Llegados a este punto, cuál será su aportación en el venidero ejercicio 2023/24 es una incógnita, así como su continuidad. Sus números son más bien discretos. Antes y después de las dos lesiones que han marcado su trayectoria de blanquiazul, el fichaje bandera del actual proyecto ha sumado apenas 890 minutos, está entre los jugadores con menos influencia en el funcionamiento colectivo, a duras penas llega a la decena de titularidades y sus goles han sido solo dos.

Nada que ver con la cuota descollante y creciente que tuvo en Cartagena, donde sumó 27 presencias en las alineaciones oficiales de su primer equipo en España, 35 partidos oficiales en total, 2.299 minutos y nueve tantos. Una cifra nada desdeñable para un jugador de su demarcación, llamado a marcar diferencias y a elevar el nivel notable ya ofrecido por el Tenerife durante el ejercicio anterior, donde acarició el ascenso con la yema de los dedos.

Puede haber notado Dauda cierta inquietud con su adaptación y rendimiento, de ahí que su agente (crucial en la operación para su incorporación al Tenerife) preguntara a los actuales gestores del club en la ventana invernal si sopesaban su desvinculación. Ahora, este mismo asunto volverá a estar sobre la mesa cuando se reabra el mercado. Lo que está claro es que, por contrato, el club habrá de hacer efectiva la compra de sus derechos federativos al Anderlecht y asumir los emolumentos fijados por escrito para el ghanés. Siempre y cuando no surja una opción ahora mismo lejana: que tenga equipos interesados en ficharle o que, si durante el próximo verano no hay visos de que sea relevante, el propio Tenerife se ocupe de reubicarlo.

Sea como fuere, a estas alturas son más las dudas que las certidumbres sobre este nombre propio que vino como fichaje top. Y no acaba de explotar.

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