Juan Carlos Cordero, director deportivo del CD Tenerife, ofreció ayer un balance de la participación del club en el mercado de fichajes clausurado el día anterior. Aparte de afirmar que la plantilla ha mejorado «notablemente» con las once incorporaciones realizadas, se refirió a casos particulares como el de Alberto Jiménez, cuya salida no se produjo a pesar de que estuvo entre las prioridades del dirigente desde el inicio de la pretemporada. Una vez cerrada esa puerta, al menos hasta el período de enero, el siguiente paso consistirá en obtener un rendimiento adecuado elevando la exigencia a la máxima expresión.

Las cosas estuvieron cerca de cambiar en los últimos días de la ventana de altas y bajas de verano, cuando Alberto pasó de tener una postura más pasiva a mostrarse abierto con las propuestas que fue recibiendo. Pero esos avances llegaron tarde, según contó Cordero. «Tuvo posibilidades de salir hasta el último día. Incluso surgió una vía en un equipo de Primera RFEF y él estuvo abierto a escuchar la oferta, que al final se cayó. Me consta que en los últimos días estuvo más inquieto y se abrió más a salir al extranjero y ver otras posibilidades, pero quizás fue muy tarde», dijo el director deportivo.

Cordero advirtió de que «se presenta una situación incómoda» después de «muchos meses» en los que el futbolista fue informado de que «no se contaba con él». Ahora, una vez cerrado el mercado, los planes no son otros que «respetar» a Alberto como «miembro del equipo y ponerlo al máximo en condiciones físicas para que pueda rendir». El cartagenero insistió en que «se le va a exigir para que esté en las mejores condiciones físicas» y aclaró que su estado de forma no es el deseado.

«Lo que me compete es intentar, con el cuerpo técnico, buscar su máximo rendimiento y que esté en las mejores condiciones, porque es un jugador de la plantilla con un salario importante», añadió Cordero sin entrar a valorar la posibilidad de que el club aplique alguna medida disciplinaria. «Lo que puede ocurrir si todo esto no se cumple pasa a un eslabón superior, sería algo disciplinario. Ahí entraría el club. Yo daría mi opinión, sin ninguna duda».

Quien sí se desvinculó del Tenerife, a pesar de no ser un descarte, fue Nono González. Al borde del cierre del mercado, el extremo pacense aceptó rescindir su contrato para firmar otro de dos temporadas con el Ibiza. Por lo que explicó Cordero, la opción de que Nono siguiera su carrera en otro equipo estuvo sobre la mesa desde el comienzo de la pretemporada, aunque tampoco fue un asunto urgente. Finalmente, partiendo de la idea de «mejorar» y darle al grupo «un plus en ataque» con la garantía de la cesión de Víctor Mollejo, el dirigente activó la operación y Nono estuvo de acuerdo. «No le podemos negar compromiso, trabajo, honestidad y grupo, pero esperábamos algo más y por eso nos planteamos su salida», comentó sobre la marcha de un futbolista que participó en los tres primeros partidos de la Liga 21/22.

En el balance general, Cordero también destacó que consiguió equilibrar la plantilla «en cuestión de salarios» y la condición de jugadores en propiedad de todos menos Mollejo. Igualmente reconoció que, como cualquier plantel es «mejorable», trató «hasta el último segundo» de incorporar un atacante más, pero el escaso margen económico y el fracaso en la salida de Alberto enfriaron ese propósito. «No quisimos traer a cualquier jugador», señaló Cordero antes de recordar que Ramis tiene «varias opciones» para la delantera, no solo con Enric Gallego, Emmanuel Apeh y Ethyan, sino también con Elady Zorrilla e incluso Mollejo.

Víctor Mollejo, el último fichaje del Tenerife en el mercado de verano, llegó ayer a la Isla procedente de Mallorca. El futbolista cedido por el Atlético será presentado hoy en una rueda de prensa telemática. Al ser un futbolista sub’23, no ocupará un dorsal de la plantilla profesional.