La llegada de la Copa del Rey, con el debut del Tenerife en la eliminatoria a partido único ante el Sestao correspondiente a la primera ronda, activa nuevas conexiones con el pasado. La presencia en el banquillo blanquiazul de Luis Miguel Ramis establece una de ellas. El entrenador tienen en su currículum un título de campeón. Además, con minutos en la gran final.

Después de llamar la atención como jugador del Castilla en la temporada 1991/1992, con García Remón como entrenador, el joven central empezó a alternar en la campaña posterior actuaciones con el primer equipo del Real Madrid, con el que debutó el 26 de noviembre de 1992 en una visita al Vitesse de los octavos de final de la Copa de la UEFA. A Benito Floro, el técnico principal, debió convencerle el rendimiento de Ramis, ya que le siguió dando minutos en algunos partidos, sin la continuidad de defensas consolidados como Sanchís o Rocha. Así, Luis Miguel fue apareciendo poco a poco en Primera y también pudo unirse a una campaña de éxito del Real Madrid en la Copa de Rey. Su recorrido en esta competición no llegó a ser muy amplio: fue titular en la ida de los octavos de final con el Mallorca (2-0 en el Luis Sitllar y 3-0 en el Bernabéu) y repitió en la vuelta de los cuartos ante la Real Sociedad (el conjunto blanco estuvo cerca desperdiciar una renta de 4-0 al caer por 4-1 en Atocha). Pero lo más relevante fue que pudo intervenir en el duelo definitivo. El 26 de junio de 1993, con el estadio Luis Casanova –así se llamaba entonces Mestalla– como escenario, el Real Madrid y el Real Zaragoza se enfrentaron con el objetivo de levantar la Copa. El premio fue para el conjunto de Benito Floro, quien ordenó la entrada en el campo de Ramis en el minuto 75 –poco antes de que Lasa marcara el 0-2– como sustituto de Chendo. “Por fin salió todo como pretendíamos, la verdad es que ya era hora de que lo lográramos”, recogieron los medios al acercarse a Ramis en medio de la celebración.

A la Copa con un campeón

Curiosamente, la siguiente participación del ahora técnico blanquiazul en la Copa fue en una eliminatoria a ida y vuelta ante el Real Madrid y vistiendo los colores del Tenerife; aquella que resolvieron los blanquiazules con un 2-1 en el Heliodoro y un histórico 0-3 en el Bernabéu. Ramis fue titular en los dos encuentros. Pero también vivió noches coperas amargas siendo futbolista, como la de la derrota ante Las Palmas en la campaña 1994/95; o ya en otra etapa, por la eliminación en el Rodríguez López ante el Tenerife de Benítez, siendo deportivista (3-2).

En su actual faceta, Ramis no ha tenido una relación tan estrecha con la Copa. Se quedó fuera en la primera ronda en 2017 (derrota del Almería ante el Cádiz) y 2018 (2-3 del Lugo en Albacete) y logró pasar una eliminatoria en 2019 (0-1 del Albacete en el campo del Tudelano) para caer a continuación con el Ibiza en los penaltis.

1-1 en el tiempo de juego y 2-4 en los penaltis ante un adversario de Segunda B. La siguiente etapa, igualmente con eliminatorias a partido único, llevó al Heliodoro a dos adversarios de Primera, el Valladolid (2-1) y el Athletic (3-3 y 2-4 en los penaltis).

Un sonriente Luis Miguel Ramis (abajo, izquierda) aparece en la foto de la celebración de la victoria del Real Madrid en la final de la Copa de 1993 junto a Chendo, Míchel, Villarroya, Milla, Alfonso, Hierro, Lasa y Esnáider. Con goles de Butragueño y Lasa, los blancos se impusieron por 2-0 a un Zaragoza entrenado por Víctor Fernández. El Real Madrid no volvió a conquistar ese trofeo hasta 2011. Ahora, como entrenador del Tenerife, ha advertido de que su equipo está obligado a “competir bien en la Copa”, aunque las urgencias estén en la Liga. |

La referencia de Rubén Baraja

Por segunda campaña consecutiva, el Tenerife debuta en la Copa del Rey teniendo como entrenador a un campeón de esta competición. Si Ramis lo fue en 1993, el técnico blanquiazul de la campaña pasada, Rubén Baraja, conquistó ese título en 2008 con el Valencia. Casualidad o no, el vallisoletano supo guiar al representativo en una de sus participaciones más destacadas en la Copa. Después de ediciones en las que caer en la primera ronda era lo habitual, el Tenerife 19/20 llegó a superar tres rondas para despedirse con la cabeza alta en los octavos ante uno de los finalistas de una competición que aún no se ha completado, el Athletic. Todos los encuentros fueron dirigidos por Baraja en un frenético calendario.