Se quedó un viernes precioso

El Lenovo rompe con su particular maldición cada vez que jugaba en el Martín Carpena en el inicio del fin de semana

Dos de los vikingos del CB Canarias se abrazan con Txus Vidorreta tras la victoria de anoche.

Dos de los vikingos del CB Canarias se abrazan con Txus Vidorreta tras la victoria de anoche. / LOF

Llegaba el Lenovo Tenerife a la Copa del Rey de Málaga en un buen momento de forma, pero también con muchos pronunciamientos para caer en cuartos de final ante un rival que venía ejecutando el modo apisonadora un día sí y otro también. Cuatro tropiezos seguidos contra los de Ibón Navarro, derrota las tres últimas veces que jugó en el Martín Carpena un viernes, y un pabellón mayoritariamente cajista eran argumentos más que sólidos para pensar que la eventura copera de los de Vidorreta podría ser efímera.

Pero este equipo ha vuelto a demostrar que no entiende de imposibles ni de miedos. Esos que acabó trasladando a su oponente de anoche, como si de un macabro plan se tratara. Quizá ese plan de partido del que hablaron solo unas horas antes Sastre y Abromaitis. El de ser más disciplinados que nunca. Y así hizo el plantel aurinegro, que apretó los dientes cada vez que su rival mostró sus virtudes, y dejó que pasaran los minutos para que el Unicaja terminara siendo presa del pánico. Todo mientras buena parte del Carpena, que ya se veía luchando contra el Barça por un hueco en la final, agachaba la cabeza.

Solo festejaban varios pequeños sectores. De aurinegro. Los que conformaban unos 600 seguidores canaristas, así como directivos y autoridades (entre ellos el alcalde de La Laguna Luis Yeray Rodríguez, y el concejal de Deportes, Badel Albelo), repartidos por el palco. Una parroquia acostumbrada ya a alegrías un febrero tras otro. Unos aficionados que pese a no tener segura hasta la última jornada la presencia de su equipo en Málaga, volvieron a comprar un pack de viaje que incluía actos festivos asegurados. Así ha sido al menos en los cuatro últimos cursos.

Esta vez con vítores a Aaron Doornekamp y Marcelinho Huertas –MVP ex aequo para la grada–, rindiéndose a la efectividad de Shermadini, entonando el «¡Sí se puede!» cuando peor pintaban –en especial con el resurgir tras un 55-45 que pintaba muy feo–, y desgañitándose con el clásico riqui-raca, mientras también lo coreaba la plantilla en el centro de la pista, para celebrar el triunfo. Todo mientras a Misko Rasnatovic y David Carro, representantes de varios de los primeros espadas de este Lenovo se les escapaba una sonrisa.

Una victoria, la de ayer, que da derecho a una segunda consumición hoy sábado. Como ya había ocurrido en cinco de los seis cursos previos. Incluso demostrando que esta plantilla está para tres noches de juerga consecutiva. Hace un año no hubo resaca en la noche sabatina de Badalona, y el Canarias se atrevió incluso colarse en el fin de fiesta del Olimpic. ¿Logrará hacerlo por segundo año consecutivo? Al menos con lo de anoche el CB Canarias ya puede decir que ha disfrutado de un viernes precioso en la capital de la Costa del Sol.

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