Liga Endesa

La insistencia, insuficiente para el Lenovo Tenerife

El cuadro lagunero no se rinde hasta el final pero no culmina ninguno de los intentos de darle la vuelta la marcador (67-80)

Al Lenovo Tenerife le falta dar el último paso (67-80). En un partido sin demasiado acierto en el tiro hasta el descanso (6/20 en lanzamientos de dos al descanso), casi siempre a remolque (aunque con diferencias casi siempre mínimas), el cuadro lagunero lo intentó hasta el instante final, pero siempre se topó con la calidad de un Real Madrid que desequilibró la contienda gracias a su sublime acierto en el triple, anotando en el cuarto periodo seis de sus siete primeros intentos desde el 6,75. Esa puntería terminó condenando a los aurinegros, que acabaron cayendo, y además por una diferencia más grande de la merecida.

Bruno Fitipaldo, autor de 14 puntos y siete asistencias para 20 de valoración, fue el jugador con mejores números de los canaristas, mientras que Tim Abromaitis -en su mejor partido de este año- se fue hasta los 15 puntos y cinco rebotes. Shermadini, autor de 10 puntos, fue el otro canarista que acabó en dobles figuras de anotación. Dobles dígitos que en el Madrid alcanzaron hasta cinco jugadores, con Mario Hezonja autor de 15 tantos. La noticia preocupante, una posible lesión muscular en la espalda de Aaron Doornekamp, que no viajará a Lituania para jugar el miércoles contra el Rytas Vilnius.

En la habitual partida táctica que trata de jugar contra el Madrid, Vidorreta apostó de entrada de nuevo con Guerra al cinco, pero sobre todo con Sastre de tres, si buen fue Salin -muy tapado por Abalde- el encargado de intentar atar en corto a Musa. Ese primer movimiento dio réditos con un triple de Sastre y un par de buenas acciones de Guerra en las dos zonas (5-0).

Pero el Madrid no acusó este primer golpe y despertó. Lo hizo amparado en el miedo que habitualmente mete Tavares en la pintura (por su influencia llegaron varios malos tiros de los aurinegros), en la dirección de Sergio Rodríguez, y en un par de puertas atrás que no supo cerrar el conjunto lagunero (9-11).

Con las primeras rotaciones el Canarias recuperó algo de fluidez, gracias sobre todo a la verticalidad de Fernández y una buena finalización de Shermadini (13-11). Aún así, el primer triple blanco (Musa) y una canasta de Tavares dieron a los blancos una mínima renta al término del primer acto (15-16).

Con Tavares descansando, el Lenovo se vio ante la necesidad de achicar dos importantes vías de agua. Una ya familiar en los minutos anteriores, la de un rival que trataba de correr cada vez que podía o, como mínimo, hacer daño llegando. A ello unieron los de Mateo la presencia en el rebote ofensivo, en especial de un Poirier que se dedicó a rascar un buen puñado de segundas opciones (18-23, 12') e ir cargando con dos faltas hasta a tres interiores aurinegros: Guerra, Abromaitis y Doornekamp.

Con Vidorreta probando múltiples combinaciones en la dirección y muchos de sus ataques llevados al límite de la posesión, el Canarias recurrió al triple para poner el gancho: Doornekamp para el 21-23, Salin -en el primer tiro desde el perímetro del que dispuso- para el 24-25 y después Abromaitis para el 29-29 (17').

Ahí, sin embargo, el Real Madrid insistió en cargar el rebote (un total de cinco en el segundo acto), a la vez que se aprovechó igualmente de defensas demasiadas hundidas o igualmente pinchadas en los bloqueos para sendos triples de Cornelie y Goss. Mientras, el Canarias, pese a reducir su número de pérdidas (solo una en el segundo periodo frente a las cuatro del primero) también hizo más patente su divorcio con tiros relativamente cómodos, hasta el punto de irse al descanso con un pobre 6/20. Un inusual 30 por ciento de acierto que ayuda a explicar el parcial de 2-9 con el que el Madrid llegó siete arriba al intermedio (31-38).

Una pérdida blanca y un triple de Fitipaldo y un fallo de Tavares parecieron poner un punto de inflexión al choque (34-38), pero el caboverdiano hilvanó cuatro acciones positivas (robo con mano abajo, canasta, intimidación y mate) para el 34.42. Lo paró Vidorreta tras menos de dos minutos de juego y los isleños cambiaron el chip con dos ataques de mucho mérito (38-42).

La reacción aurinegra, sin embargo, no fue completa, ya que entre un par de ataques desperdiciados, un tapón de Tavares y dos acciones de calidad de Musa (penetración y triple), el Madrid estableció su máxima renta (38-47, 26'). Ahí el Lenovo empezó a dudar. Porque sus tiros no entraban como casi siempre, y porque los aurinegros se empeñaron en tratar de meter balones por donde no había el hueco necesario: cinco pérdidas en el tercer periodo.

Sobrevivió el Canarias gracias a su esfuerzo colectivo defensivo y, sin noticias del tiro exterior, con la determinación de Huertas. Aún algo incómodo con el balón en las manos, el paulista asumió la responsabilidad (45-48, 29') antes de que el duelo se metiera en un bucle pernicioso para el Canarias: cualquier intento de agarrarse al duelo era respondido con un acierto de los blancos.

Una canasta de Goss para cerrar el tercer periodo y un triple de Cornelie para abrir el último acto dieron más colchón a los blancos (45-53).

El partido se metió ahí en un intercambio de canastas totalmente perjudicial para los locales (que como mucho lograron situarse a cuatro puntos con el 49-53 y el 52-56), más aún cuando las respuestas de los de Chus Mateo se produjeron gracias a un soberbio acierto desde el 6,75. Seis de los siete primeros triples lanzados por los blancos acabaron dentro. La brecha se fue abriendo (58-67 tras dos seguidas de Hezonja), y aunque entre Abromaitis y Huertas hicieron el enésimo esfuerzo (63-67), un nuevo triple de Causeur, una antideportiva a Guerra y un palmeo de Tavares pusieron la puntilla al duelo (65-74). Con todo decidido, el Canarias tuvo incluso robo y tiro para el -5, pero Huertas erró un triple y el Madrid, en un nuevo miniarreón, alcanzó la máxima renta de todo el duelo coincidiendo con la bocina final (67-80).