Un parcial de 10-0, liderado de nuevo por Huertas y cuando peor pintaban las cosas, ha permitido al Lenovo Tenerife sumar su tercera victoria en la Basketball Champions League tras derrotar al Prometey (80-78). Incómodo durante casi todo el choque a causa del estilo de su rival, pese a manejar rentas que llegaron a ser de 16 puntos (36-20), los aurinegros vieron como su rival le complicó poco a poco el encuentro hasta alcanzar una ventaja de siete tantos (68-75, 35').

Desesperado y errático desde el perímetro, los canaristas iban camino directo a la derrota hasta la aparición del base brasileño, que acabó con 12 puntos y cinco rebotes. Claves también Fitipaldo en el arranque (18+6), y Shermadini (14 tantos) en el tramo final para que el cuadro canarista mantenga intactas sus opciones para acabar primero de grupo.

Dos faltas en ataque de Guerra en poco más de minuto y medio torcieron el arranque de partido de los canaristas, no solo lastrados por las personales de su poste, sino también incómodos en el exterior ante la actividad de Dowe y Harrison, y superados por la insistencia de su adversario en busca de segundas opciones (2-5 y 6-9). Con dificultades para circular el balón con fluidez, únicamente la clarividencia de Fitipaldo para no pasar por mayores apuros sostuvo a los laguneros. El uruguayo tiró de su gran uno contra uno y su lanzamiento tras bote para producir una vez y otra también hasta llegar a los 10 puntos sin fallo, a lo que añadió dos asistencias.

Con el de Montevideo capitaneando la ofensiva aurinegra, el Lenovo supo sufrir atrás (con Guerra todavía en cancha y sin arrugarse pese a varias acciones en las que le buscaron la tercera) para ir ganando poco a poco en frescura a la hora de mover la bola. Así, entre un par de acciones debajo del aro de Wiltjer y Rodríguez, y la solvencia cuando también recibió dentro de Shermadini (seis puntos) el cuadro de Txus Vidorreta puso la directa con un parcial que llegó a ser de 20-6 para el 26-13 (9'). Solo un par de decisiones deficientes de los locales evitaron una renta ya significativa al término del primer acto (26-18).

Pese a que el duelo se asemejó por momentos a un baloncesto de patio de colegio, entre los triples de Sulejmanovic y que el Lenovo supo castigar muy bien las pérdidas de su rival (ocho en apenas 12 minutos), la diferencia de los locales aumentó hasta los 16 (36-20, 14'). Como sucedió con el 26-13, el cuadro canarista no terminó de noquear a los ucranianos, básicamente porque los isleños se empeñaron en jugar a nada, con situaciones precipitadas a la vez que fueron incapaces de atar en corto la movilidad del Prometey.

El cuadro visitante aprovechó el desconcierto canarista y también metió mordiscos a la ventaja aurinegra a base de anotar desde el 6,75, la misma distancia con la que los locales estuvieron peleados un buen rato (4/11). Lanzaron incluso los de Ronen Ginzburg para colocarse a dos (36-31), aunque ahí el Lenovo salió de un bache que le tuvo más de cinco minutos sin anotar una sola canasta.

El punto de inflexión lo marcó un triple de Sergio Rodríguez en lo que fue el inicio de un pequeño intercambio de canastas que si bien no le sirvió a los tinerfeños para devolver el encuentro a los rentas más signiticativas (26-13 y 36-20), si le valió al menos para aplacar la reacción de un Prometey que llegó al intermedio (44-37) exhibiendo la misma intensidad que mostró desde el salto inicial.

El reparto se mantuvo en los primeros compases del tercer acto (49-42). Solo un espejismo, porque el Canarias se agarró el choque más por chispazos de calidad individual más que por imponer su baloncesto, una vía que sí explotó el Prometey con un juego físico y eléctrico, con Evans sacando de quicio en el 1x1 defensivo a Guerra, con Dowe y Harrison siendo descarados cada vez que recibieron el balón, y con Petrov martilleando desde el 6,75 (4/4 en ese cuarto) y además metiendo manos para correr y machacar para redondear un parcial de 4-17 que dio la máxima ventaja a los ucranianos: 53-59.

Totalmente desconocido, el Lenovo pagó un sinfín de errores, tanto en penetración como en finalizaciones por encima del aro, así como en situaciones liberadas desde el perímetro. Tardó en reaccionar el cuadro aurinegro y cuando lo hizo fue a trompicones y sin la fluidez necesaria. Aún así, con Huertas mostrando galones y dando, por fin, con Guerra cerca del aro, los de Vidorreta resolvieron el delicado trance para afrontar el último acto en tablas (61-61).

La impronta del brasileño se mantuvo en el arranque del cuarto periodo (dos canastas y asistencia a Shermadini) para devolverle la delantera a los aurinegros (67-65). Pero el Lenovo nunca pudo dar continuidad a su juego, con el lastre añadido de entrar en bonus con más de siete minutos por delante. De regreso a sus momentos de máxima espesura, los jugadores canaristas se empeñaron en estrellarse a base de triples forzados, inmolación que el Prometey aprovechó corriendo siempre que pudo y siendo certero desde el 4,60 (68-75).

Con menos de cinco minutos por delante se encendieron las alarmas en los tinerfeños, más aún cuando escarbaron aún más en su ya manifiesta ansiedad con otra pérdida de Guerra mientras posteaba y una falta en ataque de Rodríguez. Solo el desacierto puntual de su rival dejó con cierto crédito a los de Vidorreta.

El control del rebote defensivo y un triple de Huertas dieron algo de vida a los laguneros (73-75), que aún así reiteraron su insistencia por no enlazar un par de acciones positivas en ataque. Aplicados atrás, los canaristas lograron al menos que el Prometey no anotara antes de que Huertas se sacara de la manga otra genialidad de las suyas. El paulista forzó una pérdida, luego volvió a anotar desde el arco y en los dos siguientes ataques logró encontrar a Shermadini debajo del aro (80-75).

De manera casi milagrosa el cuadro tinerfeño volteó una situación crítica y pareció tener ya el duelo en el bolsillo con solo 47 segundos por jugarse. Dowe anotó rápido y en el siguiente ataque los isleños no solo no lograron meter sino que se llevaron una técnica (Fitipaldo por flopping) que abrió la puerta a la esperanza a los ucranianos (80-78). Los visitantes tuvieron bola para forzar la prórroga, pero la penetración de Harrison se fue al limbo y el Lenovo amarró, casi como hizo en la primera vuelta, un triunfo tan sufrido como valioso.