MotoGP

¿Por qué Marc Márquez se cae tantas veces?

El ocho veces campeón del mundo de motociclismo lleva ya 25 caídas esta temporada y, sin duda, va camino de su récord (27), en el 2017

Marc Márquez (Honda) se lamenta de una de sus múltiples caídas.

Marc Márquez (Honda) se lamenta de una de sus múltiples caídas. / MILAGRO / TINO MARTINO

Emilio Pérez de Rozas

El piloto catalán Marc Márquez (Honda), de 30 años, ocho veces campeón del mundo de motociclismo, seis de ellas en MotoGP, vencedor de 85 de los 242 grandes premios que ha disputado, poseedor de 140 podios y 92 ‘poles positions’, récord absoluto en el Mundial de motociclismo, lleva ya esta temporada 25 caídas y aún restan cinco grandes premios por disputarse. Su récord es de 27, en el 2017, cuando conquistó su sexto título mundial.

Puede que mucha gente se alarme por este dato, que le convierte, sin duda, en el campeón que más se cae de la historia. Pero… todo tiene su explicación. Márquez no se cae por capricho, Márquez no se cae por incompetente, Márquez no se cae por alocado. Ni hablar, caerse forma parte del motociclismo, caerse forma parte del mejor ‘estilo Marc Márquez’ y caerse es lo que le ha permitido al joven de Cervera (Lleida) ser el mejor y más admirado de la parrilla actual de MotoGP y de las últimas décadas. En cualquier caso, estas son las cuatro razones de tanta caída.

1.La forma de ser de Marc

Cuentan que, ya de niño, Márquez se pasaba el día por los suelos en los aparcamientos de las grandes superficies y en los circuitos de karting donde competía con la mini moto, por la sencilla razón de que él no sabía correr de otra manera: a tope, a saco, a por todas.

Una vez en el Mundial, donde ha acumulado todos los títulos posibles, los tres, caerse ha formado parte siempre, no solo de su manera de competir, de intentarlo, sino de su forma de aproximarse a la carrera y averiguar dónde estaba el límite de su moto, de cada circuito y de cada curva. Márquez fuerza en los ensayos para saber hasta dónde puede llegar y fuerza en carrera, para intentar ganar.

2.Cuando la moto no avisa

Durante todos estos años, Márquez ha acumulado títulos mundiales en la gran categoría (2013, 2014, 2016, 2017, 2018 y 2019) porque, a su tremenda agresividad y virtuoso estilo de pilotaje, le acompañaba una Honda competitiva. No siempre ha sido la Honda la mejor moto de la parrilla, pues era la agresividad y asumir riesgos por parte de Marc lo que la convertía en ganadora. Sí era, desde luego, una moto con la que el nº 93 podía competir, disfrutar, jugar y hasta protagonizar ‘salvadas’ increíbles, impensables, en cualquier otro piloto. Márquez ganó el título del 2017 con 27 caídas, por ejemplo. Pero, en aquella ocasión, la Honda solía avisarle. Ahora, la RC213V de los últimos años no avisa, es traicionera. Y Marc, que casi siempre se cae de delante, es decir, sin forzar, no puede ahora salvar esas caídas.

3.Una moto más voluminosa

Las motos de ahora pesan, aproximadamente, lo mismo que siempre (157 kilos), con motores de más de 260 caballos y velocidad punta de 350 kms/h., pero son más largas y más altas. Es decir, más voluminosas, ligeramente más grandes. “Ahora, cuando rozas el asfalto, cuando empiezas a caerte, cuando sientes que has perdido el control de la moto, ya no estás a tiempo de levantarla como antes, con el codo, la rodilla, el culo o un golpe de gas. Ahora, las ‘salvadas’ son mucho más difíciles”, explica el piloto de Cervera. Por eso, hoy, en Phillip Island, en la misma curva donde Márquez protagonizó una de sus ‘salvadas’ históricas, en el 2019 (año en el que lo ganó casi todo), MM93 se ha ido al suelo.

4.Querer lograr lo imposible

Es posible, muy posible, que durante los años de gloria, Márquez se fue al suelo en busca de la perfección, persiguiendo el límite en cada trazado para poner su moto a punto para la carrera. “Solo cayéndote sabes dónde está el límite, hasta donde puedes arriesgar. Si no te caes, nunca sabrás donde está el límite, el tuyo, el de la moto y del circuito”, suele contar el ocho veces campeón del mundo. Pero últimamente, no ya solo por sus lesiones, operaciones y recuperaciones, sino por la mediocridad de su Honda, Márquez ha tratado de seguir siendo el de siempre, un piloto ganador, un piloto que arriesga, y ha terminado haciéndose daño. La moto no está para que Márquez ponga, ahora, ese poquito que le falta para ser tan competitiva como las europeas (Ducati, Aprilia y KTM) y eso Márquez también lo ha aprendido con más caídas, más lesiones y más daño. A motos iguales o, ni siquiera eso, incluso con una moto un poquito inferior (como, por ejemplo, sucederá la próxima temporada), ese coraje de Márquez, ese riesgo superior que asume por encima de los demás, esas ansias de ganar, ese pilotaje atrevido y al límite, servía (servirá, tal vez) para poner la diferencia y ganar. Ahora, su Honda es tan inferior, tanto, a las demás motos (la fábrica alada es la última en la clasificación del Mundial de constructores, ¡la última!, por detrás de Ducati, KTM, Aprilia y Yamaha), que el arrojo de MM93 solo sirve para caerse. Por eso, al final, ha decidido cambiar de marca e irse a Ducati.

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