Jorge Padilla, un canterano que no jugaba desde la cuarta jornada de Liga, la de la visita al Real Mallorca, sacó ayer de un problema al Tenerife con su gol al Fuenlabrada. El equipo de Fran Fernández calcó en el estadio Fernando Torres el resultado del partido del pasado jueves, pero las sensaciones fueron distintas. Si frente al Lugo los blanquiazules quedaron bloqueados por el miedo a ganar y terminaron siendo cómplices del empate en un final caótico, esta vez tiraron de amor propio para sobreponerse al tanto de Sekou Gassama en el minuto 37 e incluso merecieron llevarse la victoria.

El encuentro llegó al descanso teniendo mala pinta para los tinerfeños, y también para un entrenador cuestionado por los resultados -siguen sin ser los esperados- y el funcionamiento colectivo en las diez primeras jornadas -tampoco convence-. Pero el equipo volvió del vestuario tras el intermedio dispuesto a arriesgar, a jugar sin el temor a fallar. No había otra opción. Los jugadores se soltaron en el intento de remontar y estuvieron cerca de conseguirlo. Jorge y Bermejo, elegidos por Fernández para reactivar al equipo, pusieron mucho de su parte, sobre todo en el caso del majorero.

Padilla sustituyó a Apeh, titular después de siete jornadas. Tanto con uno como con otro, cada cual con sus características, Fernández mantuvo la idea inicial de buscar el gol con dos delanteros. Ese fue el giro introducido ayer por el técnico. El almeriense ha reconocido que quiere que el Tenerife sea versátil, un rival que no se ajuste a un único patrón de juego. Como plan suena ideal. Pero, por el momento, da la impresión de que esa versatilidad se va construyendo sobre bases poco sólidas. Será cuestión de tiempo. De entrada, esa apuesta dejó dudas, al menos hasta la irrupción de Jorge. Y no es que el Tenerife comenzara mal el partido. Lo hizo con orden, concentrado en el trabajo defensivo, realizando una correcta presión... Luego, en la faceta ofensiva, se encontró con la novedad de tener el recurso del fútbol directo. Apeh era el hombre a buscar para que Fran Sol aprovechara las segundas jugadas. Pero lo cierto es que los blanquiazules apenas inquietaron a un irregular Rosic. Lo hicieron Kakabadze, con un disparo a media distancia (15'), y Fran Sol, que no cabeceó con fuerza un centro del georgiano (20'). Y poco más. En realidad no estaba pasando gran cosa en el Fernando Torres. Y tampoco es que fuera una mala noticia, teniendo en cuenta la preocupante referencia del empate con el Lugo en el Heliodoro.

Tal como se esperaba, estaba siendo un encuentro trabado, con faltas, con interrupciones... Los insulares lo intentaban a su (nueva) manera, pero sin éxito. Quizás, la vía del fútbol directo apagó a los extremos, Nono y Shaq, quienes, como el resto del grupo, se hicieron notar más en el segundo acto.

Mientras, el Fuenlabrada, igualmente necesitado por su racha de cinco jornadas sin ganar, tampoco sorprendía con su método: la inspiración del peleón Iván Salvador, el empuje de Nteka, la potencia del nueve Sekou.. El camino era similar al del Tenerife. Se trataba de acortar procedimientos y no obsesionarse con tener la posesión.

Con un Tenerife sin filo y sin fallos en defensa, el Fuenlabrada fue avisando poco a poco. Sekou remató fuera, demasiado solo, tras un saque de falta lateral (12'). Un error sin consecuencias, esta vez. El mismo delantero protagonizó otra llegada inquietante un poco más tarde. Y a la tercera, no perdonó. Parece que en cada partido toca un error que acaba costando un gol en contra. En esta ocasión, Óscar Pinchi recibió el balón en la frontal del área con espacio y tiempo suficientes par girarse, mirar y encontrar el pase perfecto para Sekou, quien se coló entre Bruno Wilson y Alberto para definir ante un desprotegido Ortolá. El VAR demostró que no había sido fuera de juego por muy poco, por medio cuerpo del portugués.

De repente aparecieron todos los males que han ido condicionando al Tenerife en el inicio de la Liga: el despiste, la reiteración de que el rival no tiene que hacer tanto para marcar, los miedos, el bloqueo, las dudas... Fueron minutos de desconcierto, un tránsito angustioso hacia el descanso que invitaba a pensar que el Tenerife iba a ser incapaz de reponerse al 1-0.

De hecho, los síntomas preocupantes no desaparecieron de golpe en el arranque del segundo tiempo. El cronómetro avanzaba sin que ocurriera nada relevante, tal como pretendía el Fuenla, así que era cuestión de insistir y de canalizar hacia algo concreto la rabia con la que habían regresado los blanquiazules al campo. Nono asumió responsabilidades y lo intentó con un disparo que terminó con el balón tocando en el palo tras un segundo remate de Shaq.

Fran echó más madera con la frescura de Jorge y Bermejo. Algo estaba empezando a cambiar, y el Fuenlabrada lo acusó dando un paso atrás, todo lo contrario que un Tenerife decidido a igualar. Zarfino probó suerte desde la frontal (58'), Nono puso en apuros a Rosic (60') con una falta lateral directa... El partido ya era de los insulares, quienes aprovecharon su momento de inspiración con un lanzamiento a media vuelta de Jorge que dejó sin opciones al portero (1-1). Todavía quedaba media hora para el final y el teórico triunfo parecía más cerca de los visitantes. Los futbolistas de cada equipo lo percibieron de igual manera y los madrileños sufrieron para contener a un adversario en alza. Pero no llegó ninguna ocasión clara, solo un par de remates de cabeza de Sol y Wilson. El intento de remontada se había quedado a medias.