La valoración de este empate requiere un ejercicio de contextualización. El Tenerife, que hace dos meses hacía cuentas para evitar el desastre de un descenso, se marchó triste a casa por haber sumado solo un punto en un partido jugado con grandeza, ante un potente rival, hecho para ascender. La euforia generada las últimas semanas puso en peligro el enfoque real del equipo en esta Liga. Los de Baraja jugaron un notable partido, superaron situaciones de gran adversidad, se adueñaron del juego haciendo valer su estilo y acariciaron el triunfo hasta el último momento, cuando Joselu remató en carrera contra el cuerpo de Cristian un servicio medido de Luis Pérez, en una jugada marca de la casa, a solo dos minutos del 90.

No fue fácil salir enteros de un mal comienzo. El arranque del Zaragoza fue fulgurante. Luego, el Tenerife fue equilibrando el juego y acabó el primer tiempo dando una sensación de mayor entereza. La confianza que ha generado en los jugadores esta buena racha les alcanza para salir de baches en los micropartidos que hay dentro de cada encuentro. Luis Suárez (o más bien Ortolá) marcó nada más empezar (4'). El Zaragoza no se detuvo, siguió dinámico, combinando con precisión, acelerando el ritmo y llegando con cierta claridad al balcón del área, a base de hacer superioridad por fuera con los laterales muy altos. A los 10 minutos de partido, los maños ya habían rematado cuatro veces, tres de ellas por fuera, pero con peligro latente, como en los dos disparos de Puado.

El Tenerife se puso en modo sufriente (Baraja avisó en la víspera de que habría tramos duros) y aguantó la avalancha de un rival que lo empujó hacia atrás con un posicionamiento (4-1-4-1) que le dio la posibilidad de rellenar la segunda línea muy alta y con mucha gente por delante de la pelota. Todavía no se había sacudido esta tendencia del juego cuando el Tenerife encontró el gol. Una acción de Álex Muñoz, propia de esos defensas a los que el rival les hace poco caso cuando se meten con la pelota en el área. Lo dejaron progresar y cuando vieron que la jugada llevaba peligro, Atienza metió el pie y provocó la caída. Milla ejecutó a su manera, fuerte, ajustado al poste derecho del portero. Si los guardametas no se adelantan, como hacían antes, esos penaltis son imparables.

El empate templó al equipo local y el balón se dividió más. El Tenerife, que no fue a apretar al rival en el inicio, sino que lo esperó en tres cuartos, se fue asentando con la pelota, empezó a encontrar sus señas de identidad y en una acción de manual, Joselu pudo marcar. El onubense remató de primeras un centro de Moore y Cristian se encontró con la pelota (30'). La pujanza de Milla en el partido le dio al equipo pausas y buenas elecciones en los pases. Todo fraguó en un tramo final del primer tiempo que recuperó la mejor imagen del equipo.

El primer cuarto de hora de la continuación hizo crecer la sensación de que el Tenerife podía acabar ganando el partido. Entró mejor, volvió a producir ventajas por la derecha y tuvo la ocasión para hacerlo. Otro gran balón al área lo remató de cabeza Dani Gómez, forzado por la potencia del envío, y el balón se fue sin control. No hubo noticias del Zaragoza hasta que los dos entrenadores movieron piezas para tratar de inclinar un partido que transcurría muy equilibrado. Víctor Fernández sacrificó a un interior, Guti, y metió a un delantero Kagawa; Baraja cambió a Dani Gómez por Bermejo. El Zaragoza dio un paso adelante y manejó la posesión otra vez en tres cuartos, buscando un resquicio para ser profundo, para filtrar pases con ventaja para su ancha línea de volantes. De su dominio salieron pocas ocasiones, más allá de los disparos contra el mar de piernas que había en el área.

Pese a la posesión maña, el Tenerife aguardó su momento. Llegó a dos minutos del final: otra acción típica de este equipo, con la progresión y el centro de Luis Pérez que remató Joselu en carrera contra, y en el área chica, el cuerpo de un afortunado Cristian. Era la jugada del 2-1, que se fue al limbo. En la salida del Zaragoza de vuelta, Sipcic vio la segunda amarilla, Baraja metió a Alberto y el partido se cerró con dos balones al área de los visitantes. Puesto en su contexto, es un empate de mérito.