Hace 30 años que la UD Salud acababa la Liga 1988-89 de Tercera con el éxito de trasladar su futuro deportivo a Segunda División B. Le sobró la última jornada, en la que fue goleada, para convertirse en el tercer equipo de la provincia, después del CD Tenerife y del CD Marino de Los Cristianos, en competir en el peldaño más próximo al profesionalismo del fútbol nacional. Su estancia posterior en Segunda B resultó tan efímera como frustrante y se enmarcó dentro de la transición que los llevó a ser segundo equipo del CD Tenerife, con el B en su nomenclatura, un proceso que concluyó en el verano de 1995. El Salud, patrocinado por la empresa Número 1, arrasó en el extraño Grupo Canario de la Liga 1988-89, formado por 23 equipos y con 44 encuentros para decidir la suerte de cada cual. Acabó primero, y solo Las Palmas Atlético y, en menor medida, la SD Tenisca le aguantaron el ritmo. Fue número uno, como su patrocinador, durante la mayor parte de la temporada.

El histórico club del barrio capitalino, entrenado por el que fuera portero tinerfeñista Cuco, ya desaparecido, había consumado matemáticamente su ascenso una jornada antes al ganar a domicilio al CD Corralejo por 1-2, el 18 de junio de 1989. Ese triunfo impidió que su pulso con Las Palmas Atlético llegara al extremo de que la última jornada, celebrada siete días después, se convirtiera en una final, ya que el cuadro verdiblanco cerró el campeonato visitando al filial amarillo en el Insular. Las Palmas Atlético goleó, en esa ya intrascendente fecha, por 6-0 a un festivo Salud. Antes le reconoció su éxito haciéndole con deportividad el pasillo de honor. El Salud era de Segunda B.

La alineación que consumó la gesta venciendo en el majorero estadio Vicente Carreño la formaron Manolo Siverio; Carlos, Evaristo, Eduardo, Juan Pedro, Víctor, Martín, Javi, Ñoñi, Santi y el ya fallecido José Julio, que fue sustituido por Charly a falta de 15 minutos. Martín y Santi Montesdeoca fueron los autores de los goles en un partido polémico, en el que los espectadores asistentes más forofos culpabilizaron al árbitro del Colegio de Las Palmas Herrera Jiménez de la suerte del Club Deportivo Corralejo hasta el punto de que intentaron agredirle a la conclusión.

Siete días después, el 25 de junio de 1989, y sabedor de que el barrio de La Salud tendría club de Segunda B la siguiente campaña. la formación verdiblanca perdió por 6-0 ante el subcampeón, Las Palmas Atlético. El entrenador Andrés Gómez, Cuco, alineó en el estadio Insular a Angelito; Carlos Javier, Juan Pedro, Eduardo, Evaristo, Víctor Rivero (Víctor Álvarez, m. 45), Javi, Santi, Martín, Toñín y José Julio (Charly, m. 35). La derrota no dolió por abultada que fuera.

Cuco se apoyaba en Fermín González en la dirección técnica de un equipo cuya puesta en forma dependía del preparador físico Tito, sobrenombre con el que es conocido Salvador García Bauzá; el médico de aquella UD Salud era Francisco Vargas.

Manolo Siverio y Angelito, porteros; Carlos Javier, Evaristo, Juan Pedro Montesdeoca, Piter, Arquímedes, Juan Carlos, Quique y Fran (defensas); Víctor Rivero, Eduardo, Javi Serichol, Ñoñi, Vera, Charli y José Julio, centrocampistas; y Santi Montesdeoca, Víctor Álvarez, Roberto, Toñín y Peyo, delanteros, formaban parte de una plantilla que completaban juveniles de distintos filiales del club. De este plantel de futbolistas, Roberto había jugado con el CD Tenerife en Segunda B a principio de los 80 del pasado siglo, igual que Víctor Rivero (en su caso un único partido y motivado por la última huelga de futbolistas, en la Liga 84-85). Además, Juan Pedro había hecho alguna pretemporada en esa misma década con el representativo. Posteriormente, el portero Ángel y Santi Montesdeoca, con otros jugadores del Salud que se incorporaron en Segunda B desde el Tenerife Aficionado, casos de Luismi, Johnny, César y Domingo Hernández, también vivieron con la ilusión de ser futbolistas del entonces primerdivisionario, que los alineó en alguna ocasión en partidos amistosos. Eran otros tiempos, en los que, incluso menos que ahora, la cantera poco pintaba y a los de casa solo les quedaba soñar.

El bloque de aquella UD Salud se mantuvo para competir en Segunda División B, casi sin refuerzos, por la coherencia de una directiva que creía en los deportistas de la tierra y que descartó desequilibrar el presupuesto del club. Pero los resultados en el ejercicio más exigente no fueron los previstos y la integración en la estructura de un CD Tenerife sin segundo equipo parecía inevitable.

De ser como un Betis a convertirse en Tenerife B

El barrio de La Salud contó con varios clubes antes que la UD Salud, que se creó para cubrir el hueco de las desapariciones de equipos de tan tradicional barrio como el CD Salud, nacido en 1930 vistiendo camiseta verdiblanca y calzón azul y que conquistó varios títulos de Tercera Regional, o el Betis Salud, de vida más corta y que nació en 1949 con los colores rojiblancos en su camiseta y azul en el pantalón. El ahora CD Tenerife B tiene sus raíces en Club Deportivo Salud 25 de Julio, sociedad que, vestida de blanco, nació en 1961 para participar en campeonatos insulares no federados; en 1967 se inscribió en la Federación Tinerfeña para competir en Segunda Regional. Este club ascendió a Primera Regional en la campaña 1973-74, y a la siguiente, bajo la presidencia de Miguel Ángel Almenara Plasencia, cambió su denominación e indumentaria, vistiendo su ya habitual uniforme de camisa verdiblanca a rayas y pantalón blanco y desapareciendo de su nombre la fecha de la gesta histórica de la ciudad contra la armada británica. Ya como UD Salud se movió como un ascensor por las diversas categorías regionales hasta alcanzar la Tercera División, en la que debutó en la 1982-83. Con Graciliano Díaz y Bernardo Franco López como sucesivos presidentes, se convirtió en un clásico del Grupo Canario de Tercera durante la década de los 80 del pasado siglo, entablando relaciones de colaboración con el CD Tenerife, que comenzó a cederle jugadores. El ascenso de la UD Salud en 1989 a Segunda B coincidió con un momento en el que el CD Tenerife se deshizo de su otro filial, el CD Tenerife Aficionados, que estuvo durante esa década cinco temporadas en Tercera, para apoyar a la entidad del barrio de los menceyes, que pasó a ser destino de algunos canteranos blanquiazules. Después del desastroso año en Segunda B, la UD Salud regresó a Tercera para hacer campañas nada memorables, y en el verano de 1992 volvió a cambiar de nombre, "bautizándose" como UD Salud Tenerife. Ya es un hecho su relación de filial del CD Tenerife, ligazón que se convirtió en dependencia cuando al término de la campaña 1994-95 logró un nuevo ascenso a Segunda B, ya empujado por el representativo. En verano de 1995, y siendo de nuevo club de Segunda B, la entidad La Salud perdió su identidad y se integró en el organigrama blanquiazul como segundo equipo, el B, con mandato de Javier Pérez, a su vez presidente del primerdivisionario. Esta transformación significó la extinción de la UD Salud.

Incluso los años a olvidar generan buenos recuerdos

La UD Salud batió récords negativos en su ejercicio en Segunda División B tras el histórico ascenso, que acaba de cumplir 30 años. El conjunto capitalino se reforzó con jugadores de clubes locales, algunos del Tenerife Aficionados, con el que ya colaboraba, más juveniles del Santa Fe y del San Gerardo. Prescindió de Cuco y contrató a Luis Guiance como entrenador para su debut dentro del Grupo III, en el que le tocó competir con clubes andaluces, manchegos, extremeños, norteafricanos y sus paisanos Marino, Telde y Maspalomas, que le acompañó en el descenso. Era la primera vez que cuatro equipos canarios competían en Segunda B, récord que años después sería superado. Once puntos, obtenidos de tres victorias -una de ellas muy sonada sobre el Albacete de Benito Floro, que dos años después compitió en Primera con gran parte de esa misma plantilla- y cinco empates fue su pobre balance de resultados, además de contabilizar nada menos que 104 goles encajados. Guiance duró 15 jornadas, con un cómputo de dos triunfos (ambos en casa, Balona y Linares) y 13 derrotas. Le suplió de manera interina Tito (Salvador García Bauza), que añadió dos puntos (empates en casa ante Mérida y Jaén) en los seis partidos que dirigió al Salud. Cuco preparó al equipo en dos encuentros, sin éxito, acabando la campaña el gomero José Ramón Cabello Jara, que repartió minutos e hizo debutar a un gran número de juveniles en los 15 compromisos que estuvo al frente del equipo, con un balance de tres empates (Sanluqueño, Estepona y Marbella) y el ya mencionado triunfo sobre el Albacete. La UD Salud no obtuvo ni un solo punto a domicilio y se llevó goleadas tan malsonantes como un 11-1 en casa del Albacete. Eso sí, los aficionados habituales al campo de La Salud, todavía de tierra y con ese sabor a fútbol de antes de la mercadotecnia, tuvieron la oportunidad de escuchar las instrucciones y ver los movimientos de entrenadores como Sergio Kresic (Marbella), Paco Castellano (Maspalomas) o Benito Floro (Albacete), así como de disfrutar con jugadores que venían o iban a tener un nombre en mayúsculas en el fútbol nacional, casos del ahora director deportivo Monchi (como portero del Sevilla Atlético), los entrenadores Paco Jémez y Anquela (Córdoba), el lateral exmadridista Muñoz Pérez (Estepona), el delantero y bailador ex del Cádiz Dieguito (Sanluqueño) y muchos otros exfutbolistas de Primera. Igualmente, pasados y futuros extinerfeñistas jugaron en el campo de La Salud contra los verdiblancos, como Aguirreoa (Linares), un imberbe Berges (Córdoba), Urcelay, Toni, Tata, Mínguez, Kiko de Diego, Julio Suárez y Toño Reyes (CD Marino de Los Cristianos), o Pedro Martín, Ordoki y Lope Acosta (Maspalomas), entre otros.