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Uno de los protagonistas del sueño del Atlético Paso: "Iremos al ‘playoff’ con humildad y con ambición"

El Atlético Paso ha cambiado su presente gracias a un pasado reciente exitoso, y William Nazco ha sido testigo directo

Los jugadores del Atlético Paso celebran su presencia en la promoción de ascenso a Primera RFEF

Los jugadores del Atlético Paso celebran su presencia en la promoción de ascenso a Primera RFEF / Atlético Paso

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Hace cinco temporadas, el Atlético Paso era un equipo más de la categoría Preferente tinerfeña. Subió a Tercera en 2019 y a Segunda RFEF en 2022. Dentro de dos fines de semana debutará en una fase de ascenso a Primera RFEF. Su rival se sabrá en el sorteo que se llevará a cabo el lunes, al día siguiente del cierre de un calendario regular que le brindará la posibilidad al conjunto palmero de subir un puesto en la clasificación y acabar cuarto –visitará al colista Montijo y está a tres puntos de un Getafe B que defenderá su plaza en el campo del San Fernando–. William Nazco ha sido testigo directo de la evolución y madurez de la entidad verdinegra. Fue su presidente entre 2012 y 2016 y volvió a ocupar ese cargo a partir de la campaña 2018/19.

¿Cómo es la vida en el Atlético Paso después de lograr la clasificación para la promoción de ascenso a Primera RFEF?

Más que un objetivo, es un logro para nosotros. El objetivo era salvar la categoría, consolidarnos en Segunda RFEF. Después, cuando vimos que el equipo podía tener opciones de algo más, nos propusimos intentar clasificarnos para la promoción. Los logros son más valiosos por su condición de inesperados. Creo que se disfrutan más. Aunque sí veíamos posibilidades de llegar, porque el equipo lo estaba haciendo bien. Llevamos en la zona de playoff más de media temporada. El comportamiento del grupo ha sido notable.

¿En qué momento lo empezaron a tener más claro?

Cuando llegamos a marzo, después de semanas metidos arriba, empezamos a pensar que podía ser posible. Nos dimos cuenta de que no estaba siendo flor de un día. Quedaba mucho por delante, pero el equipo estaba siendo muy sólido y regular, y eso nos dio argumentos para ser optimistas.

¿Cómo fue el momento de la conquista matemática del pase al playoff? Tenían que recibir al líder en ese entonces, la Gimnástica, y podían sellar el pase con una victoria que finalmente lograron en el municipal.

Ya teníamos la miel en los labios, pero también los pies en el suelo, porque sabíamos que la dificultad iba a ser enorme. Teníamos que recibir al líder y éramos conscientes de que se podía dar o no. Todas las lágrimas posteriores, como las de Manolo Sanlúcar en la sala de prensa, fueron producto de la tensión de esa semana. Sabíamos de dónde veníamos y a quién nos íbamos a enfrentar.

¿Qué piensa al repasar el trayecto recorrido hasta ahora?

Que esta Segunda RFEF es una Liga muy dura e igualada. Por poner dos ejemplos, el Montijo y el Mensajero –ya descendidos– nos pusieron las cosas muy difíciles en casa. Por contra, pudimos superar con más autoridad a rivales de la parte alta de la clasificación. El que baja, lo hace por detalles, no por estar a años luz del resto.

Supongo que no se detinenen aquí. Dentro de dos fines de semana, jugarán las semifinales para subir a Primera RFEF.

Iremos a por todas en la promoción, con la humildad por delante. Sin presión, pero con ambición.

¿Cuál es el punto fuerte del Atlético Paso?

Hay muchos. Por empezar por algo, el vestuario es sobresaliente. Hay un grupo muy comprometido y noble. Eso es vital. Y después, el equipo de trabajo que tiene el club está a esa misma altura. Llevamos muchos años así. En esta familia incluimos a las instituciones, las entidades, los esponsors... Y por supuesto, a la empresa NSN (Never Say Never), la propiedad, que han dado una orientación profesional necesaria para ser lo que somos ahora. Mención aparte para la afición, que es espectacular. Estamos alineados. Y cuando es así, es más probable acercarse al éxito. Cuando no se da esa estabilidad, puede irte bien en un momento puntual, pero el éxito no llega a instalarse en el largo plazo.

Ahora mismo son el tercer equipo de Canarias. ¿Lo llegó a imaginar alguna vez?

Cuando subimos a Tercera, le fuimos dando al club una línea profesional. Por ejemplo, ya entrenábamos por la mañana. Eso nos ayudó a acostumbarnos a trabajar de una manera que nos llevó a crecer poco a poco. Teníamos ambición, queríamos hacernos notar en Tercera División, que no fuera algo efímero, sino ser un equipo importante. Con Maxi Barrera como entrenador ya nos situamos entre los aspirantes. Luego, con Jorge Muñoz alcanzamos el ascenso a Segunda RFEF. Fue para escribir un libro. Coincidió con el año del volcán. Fue una etapa muy trágica en la zona del Valle. Muchos jugadores se querían ir, nuestros esponsor, debajo de la lava, el Ayuntamiento no podía ayudarnos como quería porque bastante tenía con aquello... Tuvimos que conceder bajas a jugadores en diciembre. El objetivo pasó a ser el de salvar la categoría a toda costa, jugando incluso con juveniles. Pero no bajamos los brazos.

¿Cómo lograron salir adelante en esa situación adversa?

Contacté con Luis Rubiales (expresidente de la RFEF), le pedí ayuda y nos la concedió. Ese apoyo fue vital para seguir adelante. Le echamos ganas y valor. Conseguimos el ascenso directo en el último partido. No fuimos líderes nunca, solo en los últimos 20 minutos del último partido ante el Herbania, en Fuerteventura. Y en diciembre nos habíamos visto desahuciados. A veces, la vida te premia, no se olvida del esfuerzo ni de la constancia, de que das la cara. ¿Cómo nos cayó ese ascenso en un año tan horrible? Es una historia preciosa, da para una película.