Ciclismo

Andrea, en La Vuelta de las maravillas

La tinerfeña se estrena este lunes, con el Cantabria Deporte - Río Miera, en la ronda más prestigiosa del panorama nacional, donde estarán las mejores ciclistas del mundo

Andrea Pérez, junto al Auditorio Adán Martín antes de partir hacia La Vuelta.

Andrea Pérez, junto al Auditorio Adán Martín antes de partir hacia La Vuelta. / María Pisaca

«Es como si a un niño lo pusieras a jugar al lado de Messi». Así explica la isleña Andrea Pérez la sensación que posee ante su debut en La Vuelta a España femenina, que se corre desde hoy y hasta el domingo. Con solo 19 años esta candelariera sigue dando pasos hacia el profesionalismo. Ahora lo hace cumpliendo lo que casi podría definirse como un sueño.

Un tatuaje que reza Full Gas aparece en el dorso de su mano derecha. Siempre visible cuando agarra las manetas de su bici. Presente en todo momento en su cabeza como señal de sacrificio. Ella es Andrea Pérez Figueroa, tinerfeña de 19 años que a partir de este lunes corre, en las filas del Cantabria Deporte - Río Miera, La Vuelta a España femenina. Una cita que en este 2023 se estrena de manera independiente, en la que tomarán parte 161 ciclistas, entre ellas las mejores del mundo –caso de Annemiek Van Vleuten y Demi Vollering–, y donde la candelariera se ha hecho un hueco gracias a su tesón, disciplina y calidad.

Andrea Pérez, con su bicicleta en los aledaños del Auditorio Adán Martín.

Andrea Pérez, con su bicicleta en los aledaños del Auditorio Adán Martín. / Carlos García

El que arranca en Torrevieja es solo un paso más en la prolija carrera de Andrea, que llegó al mundo de las dos ruedas cuando tenía ocho años, porque la danza le «aburría» y con «el fútbol y el baloncesto que hacía en su colegio» no tenía suficiente. «Probé, me gustó y me quedé», recuerda sobre unos primeros pasos que dio en el CC Ballester. Apuntó maneras desde muy pronto, lo que llamó la atención de varios clubes peninsulares. Así, se estrenó en el Sopela vasco, pasó luego al Ermitagaña navarro y ahora lleva «estos dos últimos años en el  Cantabria Deporte - Río Miera» cántabro.

En La Vuelta de las maravillas

En La Vuelta de las maravillas / Carlos García

Una militancia a distancia, ya que Andrea sigue residiendo en Tenerife. Y lo hace por diversas razones. La formativa, ya que cursa segundo año de Ingeniería Civil, carrera que desea «acabar del tirón para tener ya algo» de cara al futuro, y porque «haberla hecho fuera habría significado no tener beca». «Era algo inviable, mis padres habrían tenido que vivir para mí», explica la deportista isleña.

También la emocional. Porque «el sacrificio» que más le cuesta a Pérez es el de «dejar de lado a la familia». Quizá por ello, y por la relevancia de la prueba que arranca hoy lunes, sus padres la acompañarán durante la ruta que concluirá el domingo 7 en los Lagos de Covadonga. «Para que al menos tenga alguien conocido en la meta a quien saludar», comentan.

A pesar de una relación condicionada por esa especie de «aislamiento» que provoca la distancia de las Islas respecto a la Península, Andrea no para de progresar día a día. Así lo demuestra, por ejemplo, su anterior presencia en la selección española juvenil –desde 2022 está en categoría Sub 23– o la propia inclusión en el siete de su equipo para La Vuelta 2023. Una convocatoria refrendada por el octavo puesto que logró el sábado en el Trofeo Bajo Anradax, quinta prueba de la Copa del España Cofidis.

Por edad, Andrea será la novena corredora más joven –el 3 de noviembre cumplirá 20 años– que estará en la salida de La Vuelta, una cita que en su anterior formato –hasta ahora se corría en septiembre de forma paralela a la ronda de los chicos– ya pudo correr Pérez en 2022. «Me lo propusieron, pero había sido un año duro para mí, con el cambio a la universidad, de categoría... No lo supe gestionar demasiado bien y hubo un momento en el que no quise saber nada más de la bici; no disfrutaba en ella. Creo que si llego a ir, lo dejaba», recuerda de aquel episodio a modo de parón que terminó convirtiéndose en un positivo punto de inflexión.

Se encontró Andrea, a finales de 2022, ante la tesitura de «abandonarlo y dejar atrás todo el esfuerzo que había hecho» o bien «tratar de cambiar la percepción de este deporte para ir mejorando poco a poco». Ella escogió la segunda vía. «Estoy entrenando con unas pautas, comiendo y descansando bien, lo que me ha permitido entrar en la dinámica de poder compaginar los estudios y los entrenos. Todo está fluyendo y me estoy divirtiendo», reconoce la de Candelaria. Quizá por ello, cuando esta vez le comunicaron su presencia en La Vuelta, más que una obligación, para ella supuso «un subidón».

Será, hasta el día 7, una semana seguida de máxima exigencia. Un recorrido sin descanso y tan largo –el libro de ruta contempla 780 kilómetros– que Andrea «no había corrido nunca». «Me lo tomaré como si cada día fuera una carrera nueva. Evidentemente voy a acumular mucho cansancio y por eso firmo donde sea el llegar a la meta el último día. Creo que se puedo aguantar», expone Pérez a modo de previsión.

Su misión, «sobrevivir» de la mejor manera posible dentro de un pelotón que «seguramente» vaya a tres velocidades. «Habrá un grupo con las mejores a nivel mundial, otro con las españolas más destacadas, y ya luego el resto del pelotón iremos a sobrevivir», explica al respecto. La primera prueba de fuego, la etapa inaugural, redoblará su enfrentamiento a la desconocido: una contrarreloj por equipos de 14 kilómetros.

Ella, por ahora, solo cuenta con una efímera experiencia en una crono individual que hizo «hace un par de semanas». «Me gustó mucho, porque eres tú contra ti misma, no influye nadie más», señala sobre esta modalidad, que a su vez pone de manifiesto «la gran diferencia» entre su equipo, de categoría UCI Continental, y otro profesional. «Ellas pueden hacer concentraciones y tienen una bici de crono todo el año, mientras que nuestro equipo está formado por gente que estudia o trabaja. Lo practicaremos el día antes», apuntaba con cierta resignación sobre este abismo días antes de partir hacia La Vuelta. Su ilusión ante un logro al alcance de muy pocos podrá ante cualquier inconveniente.

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Le gustan las cuestas

Aunque no se considera una escaladora, sí reconoce Andrea que le «gusta subir», sobre todo aquellas cuestas «de mucha pendiente» con las que se topa habitualmente en sus entrenos cerca de casa. «No soy tanto del perfil de las subidas que hay en la Península. No son de mucha pendiente, sino más largas y tendidas», comenta. El próximo domingo, en la subida final a Los Lagos de Covadonga, Pérez se topará con el que seguramente sea uno de los restos más duros que hasta la fecha haya tenido que sortear encima de una bicicleta.

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Un mayo ajetreado

Se congratula Andrea, pese al trajín y «el cansancio» que le supone tanto viaje, el casi no parar de competir en lo que va de 2023. Además, tras La Vuelta correrá el día 10 en Navarra, y posteriormente hará lo mismo en Eibar y Burgos, y en un nuevo desplazamiento espera estar presente en la Vuelta a Andalucía.

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Sheyla Gutiérrez

Lejos de fijarse en las más grandes del pelotón internacional, Andrea siente especial predilección por Sheyla Gutiérrez, profesional del Movistar. «No será de las mejores del mundo, pero cuando era juvenil de primer año estuve becada con la selección española, y fuimos a una concentración donde también estaban las chicas del Movistar. Me llamó mucho la atención que ella se levantara de su mesa y se sentara en la nuestra, cuando éramos niñas de 16 años. Hablaba con nosotras, nos daba consejos, estaba pendiente y nos trataba de integrar. Me llamó mucho la atención que se preocupara por la base. Siempre me he fijado en ella», comenta de la riojana.

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Convivir con el riesgo

El deporte de Andrea es, sin duda, de los que comportan mayor riesgo en el día a día, básicamente por los peligros que entraña la carretera. «Soy consciente de ello, pero cuando estoy encima de la bici no pienso en que un coche se puede ir y me puede matar, porque si no, no te subirías», afirma la isleña pese a que «hace poco, una chica con la que competía fue arrollada por un camión y la mató». «No me creía que hubiera perdido la vida con 18 años», recuerda. Sabe también la joven isleña que cuando sale a entrenarse, en casa no se quedan tranquilos. «Mi madre prefiere pensar en que me voy a la Universidad», reconoce.