Una tienda que consigue crear espacio público
La Apple Store diseñada por el equipo de Norman Foster en Jing’an (Shanghái) genera un lugar de reunión abierto a todos los ciudadanos
Norman Foster es considerado por muchos el arquitecto más destacado de Gran Bretaña. Ganó el Premio Pritzker de Arquitectura 1999 y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009. Para mí lo más interesante sobre él es, además de la perfección de su banco de Hong Kong, el hecho de que hace tanto cosas muy grandes como pequeñas y que es un arquitecto que, quizás por ser inglés, ha llevado sus finanzas a buen puerto (cuestión pendiente en el colectivo de los arquitectos) después de pasarlo muy mal en una época (precisamente al acabar su mejor obra en Hong Kong).
Acaba de inaugurar una nueva tienda de Apple, en China, la que se encuentra situada en el corazón del distrito Jing’an de Shanghái, un buen ejempo de lo que una simple tienda, un comercio, puede hacer por una ciudad.
Nuevo espacio público
Lo más interesante y novedoso es que Apple dejó a Foster diseñar algo que no caracteriza sus otras tiendas por el mundo, además de elegir a un buen arquitecto de verdad. Y es que en este caso Apple no solo abre una tienda más, sino que el diseño de Foster ha generado un espacio público, un lugar de reunión abierto a todos los ciudadanos en una ciudad urbanísticamente muy presionada donde eso no es fácil de lograr últimamente. Este proyecto de Foster incluye una nueva plaza circular que conecta diferentes flujos peatonales, a través de niveles curvos con vegetación y asientos escalonados, que permiten disfrutar de las vistas del templo Jing’an.
Foster usa respetuosamente, y como debe ser, una piedra local, la Padang Light, que fluye desde la plaza hasta el interior de la tienda, en la que reviste las paredes y el suelo. La tienda en sí misma está dentro de una construcción existente debajo del parque Jing’an, pero su entrada principal, en esa plaza pública, le da una identidad propia. A través de una escalera central, los visitantes descienden desde la plaza hasta llegar a un espacio luminoso de doble altura.
El uso de la luz
Un techo de madera ondulado sigue la geometría circular de la tienda, envolviendo un óculo central. Cuando cae la noche, la intensidad de la luz del óculo cambia a un tono más cálido para imitar la iluminación natural del exterior.
Por otro lado la plaza, y por tanto la entrada a la tienda y la escalera interior, está alineada en el eje central del Templo histórico Jing’an, ofreciendo vistas directas a dicho monumento histórico desde el interior y a lo largo de cada punto del recorrido entre los diferentes espacios.
Me encanta Foster en este proyecto porque logra una integración enorme con el paisaje urbano del distrito Jing’an de la ciudad china simplemente a través de una tienda de una de las marcas más importantes del panorama tecnológico mundial.
El espacio para Apple también integra el lugar de intercambio de una línea de metro existente, uniendo el tejido urbano de la ciudad y creando un espacio público vibrante. O sea, desde mi punto de vista crea ciudad añadiendo un nuevo lugar de encuentro al aire libre. Esa plaza tiene varios niveles y un mirador elevado hasta el punto de que la Apple Store está casi, podríamos decir, bajo tierra.
Los ciudadanos ya la llaman Apple Jing’an, y su por qué tiene que ver no solo con Foster sino con la planificación, pues el proyecto forma parte de un plan de regeneración más amplio para el distrito y tiene como objetivo mejorar la conexión entre el parque Jing’an y el templo Jing’an. Desde Foster explican que la tienda y su plaza «proporcionan lugares para sentarse y relajarse, atrayendo a la gente y realzando respetuosamente el entorno del hermoso templo».
Hay giños también a otras Apple Store recientes —diseñadas por Foster + Partners desde 2014—, incluidas Apple Bağdat Caddesi y Apple Sanlitun, como las mencionadas escaleras de piedra.
La plaza se completa con vegetación, en la que vemos plantaciones estacionales, elegidas para suavizar visualmente el paisaje mientras se aprovechan los tonos cálidos del templo adyacente. Mientras tanto, el mirador, o skywalk, contiene asientos en terrazas desde donde el público puede contemplar el templo.
Dulce Xerach Pérez. Abogada y Doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea
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