Entrevista |

Rubén Blades: «Ir por primera vez a Tenerife fue como llegar a la casa de unos primos a los que ya quería»

"Siempre he intentado que las canciones reflejaran las realidades de nuestro entorno"

Rubén Blades, que actuará el 22 de julio en Puerto de la Cruz.

Rubén Blades, que actuará el 22 de julio en Puerto de la Cruz. / El Día

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Rubén Blades es un auténtico icono de la música que ha desarrollado, además, múltiples facetas. Estará en el Cook Music Fest en un concierto que se celebrará el 22 de julio en Puerto de la Cruz.

Regresa a Tenerife, seis años después de su último concierto en la Isla, para cerrar aquí la gira que le llevará por otros siete escenarios del país. ¿Será como terminar en su propia casa?

Cuando estuve la primera vez por allá llevé el agradecimiento de todo Panamá por el cariño y el afecto que ahí le dedicaron a Romel Fernández. Era un jugador de fútbol panameño muy querido que lamentablemente tuvo un accidente que se lo llevó muy temprano. Fue el primero de Panamá que salió y reivindicó las esperanzas de tantos muchachos de allá que venían de barrios difíciles y que tenían la esperanza de poder hacer algo con su vida. Y ustedes en Tenerife le dieron mucho afecto y la oportunidad. Cuando llegué a la Isla por primera vez ya sabía que eso había ocurrido. Fue como llegar a la casa de unos primos que no conocía pero a los que ya quería.

Viene además con su último disco, Salswing!, que es a la vez una investigación de la relación entre la salsa y el jazz.

Una de las cosas buenas de esta orquesta con la que voy es que me da la oportunidad de poder interpretar distintos tipos de temas y canciones en diferente formato. No solo vamos a interpretar temas de este último disco, que como señalas es un experimento de jazz y de música afrocubana, sino que también vamos con las canciones que conocen ustedes allá desde hace mucho tiempo, desde los tiempos de Willie Colón o de Son del Solar. Tenemos mucho material y la capacidad de ir de ir desde el sexteto a la big band.

Será en Puerto de la Cruz ante un público totalmente entregado. Usted lo conoce bien...

Sí, siempre digo que me sorprendí muchísimo la primera vez que fui a Canarias. Me quedé asombrado con el apoyo tan grande. La gente fue muy amable y nos hicieron sentir muy bien. Siempre he tenido un afecto muy especial por la gente de allá de Tenerife. Bueno, incluso les escribí un tema una vez. Así que es un placer poder regresar y cerrar el este ciclo ahí.

¿Una canción para Canarias?

Sí, el tema En Canarias. Lo escribí hace tiempo, hablaba precisamente de Tenerife.

¿Y lo cantará en el concierto que ofrecerá dentro del Cook Fest del 22 de julio?

Pues mira, la verdad es que no sé si lo hemos ensayado porque lo escribí hace tiempo. Es una buena pregunta esta. Voy a ver si podemos incorporarlo. Claro, ¿qué mejor que tocarlo ahí?

El disco Salswing! nació en pandemia. ¿Cómo vivió aquellos meses tan duros?

Aquí, en Nueva York, fue duro. A mi mujer y a mi nos dio covid en marzo de 2020, cuando aquí estaba la cosa muy mala. La mamá de mi esposa murió de covid y el vecino también. La cosa estuvo muy, muy fea, y más todavía cuando nadie sabía qué había que hacer. Tuve la suerte, junto a mi esposa, de no tener esos grandes problemas. Gente de nuestro entorno murió por el covid, incluso de la propia banda. Fue feo pero gracias a dios pudimos salir. Queda la experiencia, que fue difícil. Lo bueno es que la pandemia nos dio tiempo para pensar y organizarnos mejor. Nos quedábamos todo el tiempo en la casa y nos organizábamos bien. Yo, por ejemplo, establecí una tremenda relación con mi gata, una gata que no me volteaba a ver nunca. Ahora es una de mis mejores amigas.

Con todas las facetas que ha desarrollado a lo largo de su vida: político, abogado, actor, activista, profesor... ¿Se siente más músico que cualquier otra cosa?

Sí, soy músico. En realidad lo que pasa es que en esta vida he sentido que iba saliendo de una cosa y entrando en otra. Tengo una personalidad compuesta por distintas facetas. Por ejemplo, cuando estuve trabajando en el gobierno de Panamá no hice música ni actuaciones. En ese momento mi escenario era el servicio público. No tuve que hacer un ajuste, sentía que pese a que no estaba en un teatro cantando o haciendo una película estaba en un escenario de servicio público. No tenía una orquesta detrás pero tenía una oficina con personas que me ayudaban. Nunca me he considerado aislado, siempre me he sentido conectado con los demás.

Le conocen como el poeta de la salsa o el intelectual de la salsa, ¿se siente cómodo con esas etiquetas?

No. Y no porque no entienda de dónde surgen sino porque parece como que reflejan algo así como si yo fuese mejor o superior a otros y eso no es cierto. Por ejemplo, Tite Curet Alonso fue un escritor de gran nivel, un poeta y un intelectual. No quiero que me aíslen a mí como si el resto no lo fuera. No es correcto, hay otros que lo hicieron antes que yo. Pero sí entiendo el sentido que tiene. Por ejemplo, Gabo (el escritor Gabriel García Márquez) me decía que yo era un cronista que cantaba. Siempre me vio así. Una vez me escribió y me puso: ‘para Rubén, el cantador de historias’. Siempre he intentado que las canciones reflejaran realidades de nuestro entorno, que no fueran solo canciones para escapar sino que fueran canciones también para reflexionar. Por ejemplo, canciones que se pueden bailar como Cuentas del alma pero que tienen un mensaje sobre cómo afectó a mi madre la salida de mi padre de la casa. Puedes bailarla si quieres pero también estas oyendo algo que te hace, de pronto, entender quizás mejor algo que no habías podido comprender o te hace sentir menos solo. O, por ejemplo, Amor y control, que de repente te habla de la gente que está enferma en la casa y cómo se brega con eso que es tan difícil y que nos pasa a todos. Esa es la que creo que era mi labor: escribir dentro de lo que es un formato que me va a llevar a una masa o a público que no necesariamente tiene tiempo para leer –porque están trabajando en las metalurgias, los restaurantes o los puertos– pero sí tienen tiempo para escuchar una canción que les diga algo que los haga sentir o entender mejor determinadas cosas.

¿Cuáles son las canciones que no pueden faltar en ninguno de sus conciertos?

La gente me va a reclamar siempre por eso. Fíjate que en Puerto Rico, que tocamos el año pasado, estuvimos cinco horas y media en un show que produje yo mismo. Tocamos 42 canciones. Cuando salí, una señora me dijo: ‘ay no tocaste Ligia Elena’. Evidentemente yo no me puse bravo ni nada pero pensé que cómo era posible que no la hubiera incluido. Y efectivamente no la había tocado. Todavía hoy no me puedo creer que tocamos más de 40 canciones y no cantáramos Ligia Elena.

¿Es decir, que nunca va a poder hacer feliz a todo el mundo?

Nunca voy a poder complacer a todo el mundo. Pero las canciones que no faltan son algunas como Amor y control, Ligia Elena, El cantante, El padre Antonio, Plástico, Buscando Guayaba... Los temas están y solo hacen falta decisiones. Tenemos el material y por eso es tan importante que la banda que me acompaña pueda interpretar distintos formatos.

La Roberto Delgado Big Band jugará, por tanto, un papel decisivo en el concierto que ofrecerá en Tenerife.

Así es. Me hacen lucir bien. Hay una cosa que me parece rotundamente clara pero a la que desafortunadamente no se le presta demasiada atención: el éxito no es de una sola persona. Yo no soy el del éxito, yo no estoy solo. Hay gente que me está ayudando en esto. Tenemos una excelente banda que además de ser grandes músicos son excelentes seres humanos. 

Vivimos, sobre todo en el campo de la música, un auge de lo latino a nivel internacional. Usted, que fue pionero en esto y vivió el boom de la salsa, ¿se siente orgulloso?

Me siento muy contento de presentar mi música en tiempos en los que no era fácil hacerlo. La letra en ese entonces no estaba considerada como el elemento más importante de una canción. Se buscaba algo pegajoso, una canción para bailar y letras que tenían que ver más bien con escape, con las muchachas o con el amor. De repente yo empiezo a escribir canciones que tienen unos temas que son más controversiales o polémicos. Me siento muy contento de haber tenido la oportunidad de escribir y grabar las cosas que yo quería hacer gracias a las oportunidades que me brindaron muchas personas. Esos días, que en realidad no eran nada favorables a nivel político y social, fueron difíciles para cualquiera de nosotros. Por eso agradezco mucho haber podido hacerlo y que la gente le diera su apoyo. Si la gente no lo hubiera apoyado se hubiera muerto, seguro.

Les digo: ‘miren, yo suspendí música, ustedes también tendrán una oportunidad’

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De hecho, ese compromiso social que asumió en tiempos difíciles le sigue moviendo hoy en día. ¿No es cierto? 

Mucha gente no se acuerda pero a mí me sacaron de la radio hace años en Estados Unidos por mi posición contra la intervención en Centroamérica. Y es muy interesante. Fíjate cómo cambian las cosas. Cuando Monseñor Romero fue catalogado como comunista, yo escribí El padre Antonio y su monaguillo Andrés basada en su historia. Resulta que, 40 años más tarde, es santo. El comunista ahora es santo de América; ¿quién estaba en lo correcto y quién no? Su postura, que siempre fue una postura de amor, no política, estaba dirigida a que se desistiera de la violencia política que hacía la dictadura genocida militar de El Salvador. Ahora se le ha dado el reconocimiento. Independientemente de lo que uno piense de los santos el hecho de que se haya reconocido su sacrificio me parece que habla muy bien de esa entrega que tuvieron tantos curas en el área de Centroamérica durante ese período. Esos eran curas buenos, no eran curas pedófilos ni que apoyaban dictaduras. 

¿Qué tipo de música escucha usted en su día a día?

Todo, lo que me cae por ahí. Lo que pasa es que hay tanta cosa. Antes estaba más metido en lo que pasaba en el día a día. Ahora no.Leo y escribo pero no estoy pendiente de lo que sale en la radio. Así que me tienen que decir: ‘oye Rubén ¿no has oído esto?’ Y a veces me encuentro con cosas como los muchachos de Stay Homas, que son españoles. De repente los localicé y terminamos cantando juntos una canción en medio de la pandemia. Esos pelados son extraordinarios. Me llegan todavía solicitudes para que participe con artistas, unos conocidos y otros no. Hice algo con Omara Portuondo hace poco, con Eliades Ochoa, Natalia Lafourcade y Ximena Sariñana. Me llaman y con mucho gusto las hago pero en realidad no tengo modo de seguir la música, es abrumador.

Y tiene también muchos amigos de la profesión aquí en España.

Sí. Por supuesto, está el señor Serrat. Es el ídolo de los ídolos. Y también está el loco Sabina, que me encanta.Le estoy escribiendo una canción a Sabina. En vez de cantar yo algo que hizo él, que lo hizo mejor que nadie, he querido escribirle algo y cantárselo. Estoy en eso pero tengo que hacer algo bueno para que no diga que no sirve (risas).

Sus alumnos y jóvenes músicos, imagino, se acercarán para pedirle consejo. ¿Qué les dice en esos momentos?

Voy a muchas escuelas, cómo no. Si me invitan, voy. Lo que ocurre es que como me he movido en distintas direcciones hay mucha curiosidad, de parte sobre todo de gente joven, por una serie de temas que no es común encontrar representadas en una sola persona. Me presenté para presidente en Panamá y llegué a formar un partido político. Hay gente que me pregunta por eso. Pero entonces, a la misma vez, me preguntan por los Grammys, por la música, por Pedro Navaja o por cómo fue la experiencia de ser ministro. También me preguntan por el cine, por Harrison Ford, por las películas y por The Walking Dead. Tienen tantas preguntas que nunca voy con un discurso, nunca. Yo llego y pido que me pregunten y nos quedamos horas hablando. Ahora mismo lo acabo de hacer en Panamá con un grupo de chicos que bailan jazz, son extraordinarios. Te preguntan por la familia, por todo tipo de cosas. Básicamente lo hago porque estoy convencido de que lo peor que puede ocurrir es que lo que sabemos no lo contemos, no lo compartamos. El conocimiento que no se comparte, se pierde. Y eso es un crimen. Cualquier experiencia que hayas tendido que pueda ayudar a otra persona debe ser compartida. Yo no nací en un escenario, nací en una pensión y ni mi mamá ni mi papá terminaron la escuela. Suspendí tres materias en Secundaria: matemáticas, música y educación artística. Y eso les digo a los muchachos: miren, que yo suspendí música, así que ustedes también tienen una oportunidad (risas).