Libros que dejan huella

La Biblioteca Municipal Central capitalina acoge hasta el 18 de julio la exposición 'Las cicatrices del tiempo'

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

Sermones de Sancti Augustini ad heremitas es el libro impreso más antiguo que forma parte de los fondos de la Biblioteca Municipal Central de Santa Cruz de Tenerife, ubicada en TEA Tenerife Espacio de las Artes. Data del año 1505 y es, por tanto, un incunable que acaba de ser restaurado. Esa es una de las joyas de la exposición Las cicatrices del tiempo, que se inauguró esta semana en la entrada de este espacio capitalino, y que podrá visitarse hasta el próximo 18 de julio. Las personas interesadas en realizar una visita guiada a esta exposición pueden llamar al teléfono de la biblioteca para acudir a las citas de los martes, a las 10:00 y a las 11:00 horas, y los miércoles, a las 16:00 y a las 17:00 horas.

La técnico de la Biblioteca Municipal, María del Carmen Mendoza, afirma que este incunable es único en el mundo "por sus anotaciones manuscritas en letra gótica". Comparte vitrina con Templo militante, de 1613, y Libro del mayorazgo y bienes vinculados que instituyó y fundó Francisco Benítez de Lugo, de 1681, que incluye escudos y árboles genealógicos. Todos ellos han sido restaurados a lo largo de los últimos tiempos y ahora se pueden disfrutar junto a sus cajas de conservación. "Pretendemos mostrar el antes y el después de estos libros que se encontraban deteriorados por el tiempo", explica la experta, quien hace hincapié no obstante en que "el libro es un objeto que ha sido creado para ser manipulado, y esa manipulación lo desgasta. Es un objeto de creación del pensamiento humano que nace para morir por su uso".

De este modo, difundir el valor histórico, bibliográfico y documental del patrimonio de esta biblioteca es el objetivo de esta exposición que trata de resaltar "las heridas que sufren los libros con el paso del tiempo", pero también debido a alteraciones humanas o naturales.

La exposición se completa con tres vitrinas más en las que se pueden comprobar los efectos que tienen sobre los libros los ataques de organismos vivos, como los xilófagos. En estos casos, el trabajo de restauración se hace más complicado, al igual que en el caso de los incendios, porque el fuego hace imposible su recuperación. Así, Las cicatrices del tiempo también incluye libros afectados por la mano del hombre, como Le grand Dictionaire Historique, de 1694, un ejemplar que sufrió la censura ya que ha sido tachado en parte en los pasajes en los que se aborda el calvinismo. "En este caso, no solo está ahí la acción intelectual del hombre sino que además las tintas ferrogálicas han hecho que se queme la parte subrayada y se ha transferido a otras páginas", explica María del Carmen Mendoza.

La muestra también incluye otros ejemplos de libros coloreados o subrayados y otros que se han tratado de arreglar sin éxito y a los que incluso se les ha colocado cinta adhesiva para tratar de solucionar el ataque de xilófagos.

Pero los libros de Canarias no solo deben hacer frente a la acción de estos seres vivos sino también a elementos naturales, como la temperatura y la humedad. Mendoza explica que, para que se conserven bien, los ejemplares deben permanecer entre los 18 y los 21 grados y la humedad debe ser del 55%, pero "estamos en un clima subtropical que hace muy complicado conservar la documentación", reconoce.

Muchos de los libros expuestos en esta muestra se tratarán de restaurar; sin embargo la prioridad de la biblioteca se encuentra en la caja 112 del fondo documental antiguo, que es una de las más demandas por los investigadores porque su contenido no se encuentra microfilmado. "Su estado de conservación es pésimo", alerta Mendoza quien explica que "es importante que la restauración siempre vaya ligada a un plan de digitalización, y a la inversa".