Entrevista | Fernando Campero Barítono

«Esta obra está a caballo entre dos mundos, en una frontera»

«Volver a cantar el mismo rol es una satisfacción porque te permite mejorar y retomar el trabajo»

Fernando Campero en su papel de Bob.

Fernando Campero en su papel de Bob. / Almudena Cruz

Almudena Cruz

Almudena Cruz

El barítono tinerfeño Fernando Campero estará los próximos 21, 22, 28 y 29 de enero en la reposición de la ópera de cámara The old maid & the thief (La vieja doncella y el ladrón), de Gian Carlo Menotti. Se pondrá en la piel de Bob y a las órdenes del maestro Javier Lanis en el Auditorio de Tenerife.

Regresa al escenario de la Sala de Cámara del Auditorio de Tenerife para reponer La vieja doncella y el ladrón. ¿Cómo ha recibido esta invitación de Ópera de Tenerife?

Muy bien. Normalmente no te suelen pedir que repitas un mismo título. Además de volver a cantar en casa, que siempre es de agradecer, volver a cantar el mismo rol es una satisfacción porque te permite mejorar, retomar un trabajo y sobre todo volver a trabajar con unas personas que son encantadoras.

Esa petición responde, imagino, a la buena acogida que tuvo el año pasado, cuando precisamente estrenaron este título en España.

Efectivamente, la hicimos el pasado 2022. Tuvimos cuatro funciones con lleno absoluto, a pesar del covid, y la verdad es que fue una apuesta certera del Auditorio de Tenerife. Vista la buena acogida que tuvo entre el público se decidió retomarla para este año. Y, según me comentan, la taquilla va por el mismo camino que el año pasado.

Es un título muy especial. Fue una novedad en el momento de su estreno porque se concibió para ser interpretada en la radio, concretamente en la NBC en 1939.

Correcto. Es algo un poco atípico que hoy, incluso, nos puede sonar extraño. Es una ópera que no se suele hacer y de hecho, como comentas, tuvimos el privilegio y la responsabilidad de ser el primer elenco que la cantase oficialmente en España sobre un escenario. Son de estas cosas típicas americanas que te pueden llamar la atención. Es una música que también está a caballo entre el musical y que tiene momentos operísticos. Ese es un matiz por el que no se suele hacer, digamos. Está a caballo entre los dos mundos, en esa frontera, y no se sabe muy bien donde situarla.

Una de los desafíos principales de La vieja doncella y el ladrón es, precisamente, el ritmo tan vertiginoso que tiene. ¿No es cierto?

Sí. Tiene unos tempos que a priori, cuando lo estudias y si andas un poco cojo en la parte musical, te puede ocasionar dificultades. Eso es precisamente por los cambios de tempo, de ritmo, y por la escritura de Menotti de aquel entonces. Pero fue, digamos, una obra maestra en su tiempo. Tuvo una acogida bastante positiva a pesar de que no se volvió a representar demasiado. Pero sí tiene una escritura muy particular que, como decíamos esta semana en el momento de retomar los ensayos, en cuanto empiezas a meterte en ella y tienes ya interiorizado todo en la memoria, te va llevando. Él era muy inteligente y sabía lo que quería escribir y cómo lo quería. El texto y la música te van llevando sobre la marcha. Es casi imposible equivocarte porque está muy bien escrito.

Menotti, además de la música, escribía también el libreto. No es algo común.

Sí. Era una persona muy polifacética,. De estas personas que cada vez se ven menos. Fue lo que hoy diríamos de alguien que es cantautor, es poeta, es compositor e intérprete. Esos casos que cada vez se ven menos, fue así en su tiempo: compositor, libretista y supervisaba también el tema de escena. En los estrenos, además, era una persona muy exigente. Fue un artista muy completo.

Usted se pondrá en la piel de Bob, un personaje central en la historia de Menotti. ¿Cómo es su personaje?

Bob es un tipo muy simpático. Llega a un barrio por casualidad buscando cobijo y se encuentra con dos señoras, una la dueña de la casa y la otra la criada. Sin comérselo ni bebérselo encuentra que es tratado como un invitado de honor. Contra todo pronóstico por su parte, que iba sin ninguna esperanza de poder alojarse allí y se esperaba que le dieran portazo, como siempre. Es un superviviente y encuentra momentos muy bonitos donde puede tener situaciones amorosas, simpáticas, melancólicas, etcétera. Todo ello en una hora y cuarto de música y que está muy bien reflejada en la partitura. Ciertamente es un bombón de personaje.

¿Y repite todo el elenco?

Sí, estamos todos. Desde el maestro Javier Lanis pasando por Candelaria González, Estefanía Perdomo, Silvia Zorita y yo. La maestra de escena, Alicia Peraza, también repite. Luego están los dos actores. Joel Hernández interpreta al sonidista. Javier Socorro, que interpreta a Robert, sí es nuevo este año.

¿Eso ha facilitado retomar los ensayos?

Claro. Cuando llegamos, y según abrimos la partitura, ya estábamos riéndonos, recordando cosas e incluso cambiando otras y añadiendo otras de nuestra propia cosecha. Partamos de la base de que, en los teatros, repetir casi exactamente con el mismo elenco es prácticamente imposible. A eso le añadimos que es una obra con una tendencia a que haya roce, risas, un ambiente muy familiar y que en seguida salte la chispa. La magia y la complicidad surge espontáneamente.

La propuesta escénica de Ópera de Tenerife lleva al público a las tripas de la radio...

Sí. La verdad es que es curioso el formato en el que nos presenta. Nos meten en un estudio de radio como si fuera, digamos, el plató de Friends, la famosa serie. Hay público presente y se les permite, incluso, participar de forma dirigida por parte del sonidista y del personal de estudio. La cosa es meterlos como parte del espectáculo y que no sea una cuestión de que van allí, se sienten, y a la hora y cuarto u hora y media se vayan, sino que sean partícipes de todo.

Tras su paso por Ópera de Tenerife, ¿cuál será su siguiente proyecto?

Ahora me iré a Gran Canaria para hacer Fedora, una producción de Amigos Canarios de la Ópera. Suelo trabajar regularmente con ellos. Esta es, si no me equivoco, la séptima temporada consecutiva. Luego vuelvo a Tenerife para un par de recitales y en mayo viajaré de nuevo a Gran Canaria a hacer Rigoletto con Amigos Canarios de la Ópera otra vez. Eso es lo que tengo por lo pronto antes de verano. Hay más proyectos pero están por confirmarse.

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