Pilar Torres: «La clave para atrapar al lector es no subestimarle»

La finalista del Nadal 2021 presentó su libro ‘La llave del espejo’ en la Casa-Museo Pérez Galdós | La escritora tinerfeña utiliza la escritura para extender su voz interna

La escritora tinerfeña Pilar Torres, finalista del Premio Nadal 2021. | | EL DÍA

La escritora tinerfeña Pilar Torres, finalista del Premio Nadal 2021. | | EL DÍA / Patricia de Pablo

Patricia de Pablo

Narradora de atmósferas. Es la carta de presentación de Pilar Torres, escritora tinerfeña, especializada en novela histórica, cuyo segundo trabajo, La llave del espejo (Ediciones Versátil, 2022), resultó seleccionado como uno de los cinco finalistas en la edición del Premio Nadal 2021. Tras más de 20 años dedicada al mundo empresarial y jurídico, decidió colgar definitivamente la toga para entregarse por entero a su gran pasión. «Recreo mundos por donde transitar, abro espacios que se pueden vislumbrar sin haber estado nunca, interiorizando voces que luego coloco en los personajes y que deben penetrar en los lectores para buscar su complicidad». Así describe su proceso de trabajo la autora de Güímar que presenta su nueva novela hoy, a las 19.00 horas, en la Casa-Museo Pérez Galdós de la capital grancanaria.

«Durante veinticinco años me he dedicado al sector jurídico y financiero. Mi carrera profesional me ha dado muchas alegrías y oportunidades, me ha permitido vivir experiencias que de ningún modo hubiera podido experimentar como escritora; pero también durante muchos años, he tenido que compaginar mi modo de vida con mi necesidad más íntima: la escritura. El reconocimiento como finalista del Premio Nadal en el año 2021 fue un regalo al esfuerzo titánico que tuve que hacer durante muchos años para poder crear arte sin abandonar mi medio de vida; pero también fue un mensaje para mí: ¿por qué no te dedicas a lo realmente que te hace feliz?», explica la escritora al referirse al camino que ha transitado ejerciendo carreras tan dispares.

Estuvo un año entero documentando su proceso de creación para ambientar con exactitud el libro

El germen de su afición a la escritura reside en su inquietud lectora. «Desde niña siempre fui una lectora voraz y una escritora silenciosa. Recuerdo acumular diarios desde muy pequeña: los primeros, con tan solo ocho añitos, mostraban una relación muy arcaica con el mundo, casi una sucesión de acciones que se enumeraban con letra esmerada en hojas que olían a fresa y melocotón. Luego llegó la adolescencia, la efervescencia de mis primeros amores, las letras alocadas que giraban hacia la derecha y la izquierda según el día, y que mostraban mis propias convulsiones internas: la rabia, la frustración, la alegría, los anhelos… Este es el germen de mi relación con la escritura, como herramienta para extender de mi propia voz interna a través de símbolos, letras, música, colores o texturas que recreo en papel».

La llave del espejo es su segunda novela, después de La Quinta Bella Vista. Recrea un momento histórico crucial para las Islas Canarias, finales del siglo XIX y la conexión británica con las Islas.

«Una novela histórica bien construida lleva siempre un proceso de estudio y documentación previo. En mi caso, estuve más de un año dedicada exclusivamente a recopilar esta información de libros, archivos, fotos y anuarios. Es una labor ardua, pero para personas curiosas como yo puede resultar divertida y gratificante: he aprendido muchísimo sobre el pasado de mi tierra2» puntualiza. «La novela puede estar encuadrada en un momento histórico y a su vez estar novelada, es decir, que se narre una acción fingida o imaginaria que ocurrió tiempo atrás. Sin embargo, si en esa narración se utiliza un hecho histórico concreto para encuadrar una escena o colocar a un personaje, la fidelidad de los datos es imprescindible. Creo que es muy importante respetar al lector de novela histórica, que busca que los hechos y personajes de la historia sean reflejados con autenticidad, no inventados».

El proceso creativo

Tiene claro que las claves para atrapar al lector en una trama interesante y convertirla en adictiva hasta la última página son dos: «el estudio de las técnicas narrativas y no subestimar al lector. Esa persona que te lee se hace preguntas, quiere respuestas, y probablemente sabe qué te traes entre bambalinas».

Pilar Torres confiesa que en los años de estudio e investigación descubrió datos insólitos de los ingleses en Canarias. «Visité casas y jardines construidos por ellos según su propio estilo arquitectónico, descubrí aportaciones económicas y filantrópicas asombrosas, importaciones lingüísticas y también costumbristas. En definitiva, toda esta información me dio una visión completamente distinta de nuestra relación histórica con Inglaterra».

La autora tiene dos proyectos de corte intimista y otro de novela histórica sobre la mesa

La autora tinerfeña, que tiene dos proyectos ahora mismo encima de la mesa, una novela de corte intimista y otra novela histórica ambientada en el París de 1870, explica que también tuvo que informarse acerca de los procesos creativos, ya que el arte ocupa un lugar fundamental en la trama de su novela. «Tenía claro que quería escribir sobre la vida de una mujer pintora, pero ¿cómo hacerlo si yo nunca había pintado?», se preguntó. «Pensé que el sentimiento de un artista frente a su obra es único e irrepetible, pero que yo tenía que buscar un lenguaje universal para describirlo».

Y así lo hizo. «Estudié el movimiento impresionista: cómo pintaban, qué materiales y colores utilizaban, qué llevó a estos artistas a interpretar la luz de una manera tan distinta a la de sus predecesores. En mis manos cayó un libro -una auténtica joya que recomiendo-: Balthus. Memorias. Su relación casi religiosa con los lienzos fue tan impactante para mí que releí este libro muchas veces. Él se convirtió en el maestro que necesitaba para conectar con la voz sutil de un pintor frente al cuadro; esa meditación en la intimidad de su estudio, esa búsqueda vital de la luz y sus incansables movimientos. Y esta voz es el alma de La llave del espejo», concluye Torres, que comienza a escribir de madrugada siguiendo siempre un ritual: «Hago una pequeña meditación, enciendo una vela para mi madre y preparo una jarra de té negro bien cargado. Escribo siempre en soledad y soy muy metódica».

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