Iñaki Ruiz de Galarreta (Vitoria, 1984) se quedó alucinado cuando vio a un mago hacer "desaparecer" a una persona en un espectáculo que vio en su ciudad natal. Desde entonces quiso dedicarse al ilusionismo con la intención de compartir con sus semejantes esa facultad de provocar apariciones y desapariciones, levitaciones o fugarse de un tanque repleto de agua con las manos atadas, entre otros trucos que consiguen arrancar la admiración del público que asiste a sus sesiones, incluidos los incrédulos, además de algunos elegidos al azar que participarán voluntariamente en determinados números.

Este Premio Nacional de Magia en el apartado de Grandes Ilusiones, que considera que los mejores espectáculos de magia se hacen en Estados Unidos, en concreto en Las Vegas, presenta en esta ocasión Houdini, el mago del Club, en Pirámide de Arona, todos los días a partir de las 20:30 horas, hasta el próximo domingo. Su principal reto es sorprender con los trucos y enigmas que plantea casi de forma teatral en escena, en esta ocasión son catorce números.

¿Qué destaca de su espectáculo?

Lo que presento es un espectáculo de magia a lo grande, de esos que se pueden ver en Las Vegas. Es para todos los públicos y tiene apariciones, desapariciones, levitaciones e incluso uno de los números más espectaculares que hay en el mundo de la magia y el escapismo, que es el de la fuga en menos de tres minutos de un tanque con más de quinientos litros de agua en el que estoy atado y encerrado. Es una especie de homenaje a Harry Houdini. También hay emociones, tensión, peligro y humor en el que participa todo el público. Me gusta dejar a la gente sorprendida, con la boca abierta, que vea cosas imposibles.

¿Vamos, que no es usted el típico mago de trucos con las cartas o de sacar un conejo de la chistera?

No, es una magia más actualizada donde jugamos con grandes ilusiones. Soy Premio Nacional de Magia en el apartado de Grandes Ilusiones, y es quizás un espectáculo que se ve poquito por aquí. El que venga va a tener la oportunidad de ver en directo algo que normalmente se ve en la tele.

¿Cuál es la frontera entre magia e ilusionismo, o es lo mismo?

A mi gusta más el ilusionismo. Hoy en día el significado es parecido, pero lo que yo trato de hacer siempre con el espectáculo es ilusionar al público haciendo posible quizás lo imposible, entonces es el arte de ilusionar. Me considero más un ilusionista.

¿Propone algún número inédito?

Pues mira, el de la fuga del tanque es uno de los números que muy pocos magos realizan por el riesgo que implica. Hace poco un mago que lo intentó perdió el conocimiento y tuvo problemas serios, se lo llevaron en ambulancia. También hay otro en el que elegimos cada noche a una persona al azar entre el público y hacemos que se quede flotando, levitando.

¿Se ha visto alguna vez en una situación complicada en escena?

He realizado números de magia extrema. Este del tanque es uno, pero también otros como colgarme de una cuerda en llamas a diez metros de altura con una camisa de fuerza y boca abajo y hay que enfrentarse primero a los mareos. Aunque todo esté controlado puede haber algún percance, de hecho en el del tanque he tenido algún susto de última hora, pero nunca ha pasado nada serio. Bueno, todo sirve para aprender. Creo que esa tensión y ese directo que ve el público que está ocurriendo también crea expectación. Dar pie a que pueda haber algún fallo es también parte del espectáculo, es lo bonito del directo.

¿Cómo define su ilusionismo?

He cogido un referente como Houdini porque me gustan sus grandes efectos extremos, pero los hemos actualizado un poco a estos tiempos. Ha sido mi referente, pero también me he inspirado en la magia actual, como la de David Copperfield, una magia impactante, elegante, que hacía desaparecer la Estatua de la Libertad u objetos grandes. Creo que la principal característica del espectáculo es la grandiosidad del montaje tanto en efectos especiales como la elegancia y la magia más actual, porque cada vez es más difícil sorprender con tanta tecnología que hay. Eso es un reto, sorprender.

¿Cuál es su base?

Al principio hacía cosas pequeñas, pero siempre intenté hacer magia de grandes ilusiones, que es en la que estoy especializado, porque hay varios tipos de magia, de cerca, cartomagia, micromagia, mentalismo y las grandes ilusiones, la magia grande, donde se corta a la persona en dos o el mago que vuela en el escenario. Intenté que esa fuese la base de mi magia.

¿Qué recursos escénicos y tecnológicos utiliza en sus montajes?

En este espectáculo utilizamos una iluminación especial, también son importantes los efectos especiales y el vestuario. Toda la tecnología que empleamos es para que el show sea lo más llamativo posible con los últimos efectos existentes en la tecnología de iluminación robótica. La usamos para envolver, para que el espectador se sumerja en ese misterio que encierra el mundo de la magia. Toda la tecnología está orientada a que visualmente sea más impactante y pueda haber efectos como llamaradas de fuegos, entre otros.

¿Y la penumbra?

Intento que haya la mayor claridad posible para que la gente no piense que está muy oscuro y diga, se ha podido ir por allí. Que sea todo muy claro, muy visual. Siempre digo que hay dos tipos de público, el que viene a disfrutar de la magia y el que viene a buscar el secreto. Siempre, antes de empezar, le doy la bienvenida y a los segundos les deseo mucha suerte. Luego todos se dejan embaucar, aunque alguno al principio empieza con la intención de a ver si le pillo..., pero luego se dejan engañar y les seduce el espectáculo, se introducen en este viaje y se dejan llevar hasta el final.

¿Cambia mucho la reacción del público de una región a otra?

La verdad es que si hay alguna diferencia. Aquí, en Canarias, el público es muy cálido, muy acogedor. Sí depende del lugar. Yo soy del País Vasco y en algunos pueblos el público puede ser un poquito más frío, pero al final siempre se suele calentar, pero sí que al inicio se nota esa expectación. Creo que en el sur el público es más cálido que en el norte.

¿Qué peso tiene el humor en Houdini, el mago del Club?

Es fundamental. El humor es una parte muy importante porque dentro de este espectáculo intento que haya todo tipo de emociones, tanto para niños como para adultos. Hacemos unos números de participación muy divertidos, algunos los vivirán en el escenario y otros los disfrutarán desde sus butacas, pero siempre intento meter algo de humor para que sea una experiencia completa, que haya misterio, magia, humor y muchas sorpresas.

¿Cuáles son las cualidades que debe tener un buen mago?

Le tiene que encantar y apasionar la profesión y luego ser habilidoso en algunos aspectos, con las manos, con el movimiento, con la palabra... Tiene que ser un gran comunicador. El mago tiene que comunicar con todo, con la mirada, con la palabra, que llegue al público y le transmita esas emociones. Un mago buen comunicador seguro que es un buen mago.

¿Hacia dónde camina la magia actualmente?

La magia está en una etapa muy bonita, le gusta a todo el mundo y estamos viendo mucha magia en la televisión y en las grandes capitales. También estamos tendiendo a que los magos creen números más tecnológicos, orientados al Ipad, tablet o Iphone

¿Ha habido algún número que haya desechado por imposible?

Todos los números que he hecho han sido retos, como el escape atado a una camisa de fuerza boca abajo, el del tanque del agua, en el que me atropella un coche o en el que aparezco en otro sitio... Siempre intentamos sorprender con números más difíciles y, de momento, no ha habido nada que se me haya resistido. El reto más difícil es qué es lo próximo que inventaré para que sorprenda. Ahora mismo tengo en mente un escapismo dentro de una lavadora gigante en la que me introduzco y da vueltas con jabón y agua. Intentaré escapar de ahí. Esa es quizás la última idea que me ha venido a la cabeza y todavía no he conseguido terminar. Estamos trabajando en ello. Fíjate que cosas más descabelladas, pero es lo que le gusta a la gente.