"Sabía que no era mi camino": la nueva vida de la canaria Patricia Yurena, la Miss Universo que rechazó trabajar para Donald Trump

La tinerfeña tiene ahora una relación sana con el mundo de la moda y se ha convertido en artista, con su hija Gara como su mayor fan

La top model posa para ‘Con Estilo’ ante el objetivo del fotógrafo isleño Adasat Barroso

La modelo tinerfeña Patricia Yurena

La modelo tinerfeña Patricia Yurena / Adasat Barroso

Patricia Yurena Rodríguez Alonso, tinerfeña, bellísima, mamá de Gara y, según dice, disfrutando de un inmejorable momento vital, posa para ‘Con Estilo’ ante el objetivo del fotógrafo canario Adasat Barroso.

Alguien me chivó que su hija Gara, de casi tres años, presume de madre diciendo que usted “antes era miss y ahora es artista”. ¿La más incondicional de sus fans?

Un día le dije que mamá tenía una corona porque también fue una reina, ya sabes, ahora está en el momento de vestidos y princesas. A esto, ella me respondió: “No mamá, tú no eres una reina, tú eres artista y pintas cuadros”. [Risas] Ahora me dedico al arte, ella me observa y ve a una Patricia que crea, que gestiona su tiempo y libertad para disfrutarla. ¡Es tan bonito tomar conciencia de mi historia y encontrarme en la maternidad! Siento que estoy viviendo lo que siempre quise. Y es ahora cuando tengo una fan incondicional, sí. 

En ese sentido, ¿a qué se dedica en la actualidad?

Como le decía, me dedico a la crianza de mi hija y al arte. Sigo haciendo moda de forma esporádica, ya que mi compromiso con el mundo de la moda no es el de antes. Actualmente, mi foco es la creación artística. Después de mi formación en una academia de arte en Madrid, decidí centrarme en crear. Ha sido una liberación y me enamora la profesión. Lo que para mí suponía una terapia, una desconexión, es ahora mi trabajo. Me identifica y me gusta que se abran nuevos mundos. 

Con casi 90.000 seguidores sólo en Instagram y tras convertirse en un personaje ‘deseado’ de la prensa y la televisión, primero por rozar en 2013 el trono de Miss Universo, donde se proclamó primera Dama de Honor; después, a raíz de hablar claramente sobre su orientación sexual y, más tarde, por mostrarse con naturalidad junto a su pareja, usted ha conseguido mantener a raya cualquier intromisión en su vida privada. ¿Cómo lo ha logrado?

En esa etapa de mi vida tuve la espontaneidad y el impulso de hablar sobre mi relación. No se imagina la cantidad de personas que me escribieron o se acercaron a mí para agradecerme la visibilidad que le di. Sin ser ese mi propósito, porque siempre fui bastante impulsiva. A día de hoy, siento la necesidad de cuidar mi intimidad y no exponerla de manera que me pueda sentir invadida. Es una forma de proteger y no estar expuesta en ese aspecto, que no hay ninguna necesidad de esconder o exhibir una relación sentimental. Soy dueña y señora de mis decisiones, a veces erróneas, otras acertadas. Y es que no lo pasé bien en el momento en que me expuse de aquella manera. 

¿El hecho de no haber sucumbido a los cantos de sirena ni las propuestas profesionales, en ocasiones envenenadas, que imagino le habrán llegado durante estos años tienen algo que ver en su relación con los medios de comunicación?

Mi relación con los medios de comunicación ha sido buena. Aun así, en algún momento me encontré con titulares que no salieron jamás de mi boca o con alguna pregunta desafortunada. En cuanto a propuestas laborales, he recibido de todo tipo. De grandes cantidades de dinero y envenenadas también. Propuestas que no van conmigo y a las que simplemente hay que rechazar. 

¿Se ha parado en alguna ocasión a pensar por dónde transcurriría hoy su vida si, cuando en 2013 fue elegida como la segunda mujer más bella en Miss Universo, hubiese aceptado el atractivo contrato que le ofreció Donald Trump, por entonces propietario del concurso, para que se incorporara a su todopoderosa agencia internacional de modelos?

Escucharse con atención es importante, sobre todo cuando hay tanto ruido en la cabeza y se te puede atravesar la idea de que vas a tener una proyección tremenda, que vas a triunfar, que todo es un mundo color rosa... Sin embargo, tenía claro que mi camino no iba por ahí. 

¿Cuánto cree que influye en su forma de entender la vida la manera en la cual transcurrió, junto a sus padres, hermanos y primos, su infancia y adolescencia en Granadilla de Abona? En una ocasión me dijo lo feliz que fue de niña jugando al fútbol en las calles de su pueblo.

Crecí en un entorno humilde y mis padres me dieron una educación preciosa. Fui una niña feliz, que se bañaba en las playas de Tajao y jugaba al fútbol con sus amigos. De adolescente, más de lo mismo, jugaba a voleibol en mi equipo de Granadilla, me fascinaba estudiar y disfrutaba de todo lo que me ofrecía mi tierra y mi familia. Me encantaba mi vida en la isla. Creo que sí, que eso ha influido en la Patricia en la que me convertí, claro. Y trato de inculcarle los mismos valores a mi hija. 

¿Cómo es su relación con la moda en la actualidad? ¿Tiene mono de flashes y pasarelas?

Le voy a ser totalmente sincera: mi relación con la moda en la actualidad es de lo más sana y creo que estoy en un buen momento. Pensé que no iba a tener esa confianza al ponerme frente a un objetivo o al trabajar en la industria a estas alturas. Lo hago con todo el amor, como siempre. Sin embargo, ahora no me siento juzgada o insegura. En su día pasé crisis muy duras. Quise alejarme de la moda y no volver a aceptar contratos por mucho tiempo. Porque hubo propuestas, pero ese trabajo no me estaba brindando una paz mental. Me generó ansiedad mucho tiempo hasta que dije ¡basta! A día de hoy, siento que he hecho las paces y lo disfruto. Sobre todo, si se trata de un equipo profesional, creativo, con maestría y pasión por lo que hace. Ya que esto va en equipo, o no va.