El diseño canario viste las fiestas

‘Outfits’ y complementos de ByLoleiro, Pedro Palmas, Diazar Atelier, Sedomir Rodríguez de la Sierra, Marco y María y José Acosta para brillar celebrando el Año Nuevo

Editorial de moda para la revista

Editorial de moda para la revista / Iván Oliva

La noche de Fin de Año destaca por lo guapérrimas que en general lucen quienes deciden asaltar las cenas, fiestas, discotecas y hasta los rincones de botellón que, también esa noche, se convierten en el mejor desfile callejero de la moda. Cada país y familia, en Canarias también, cuenta con sus propias costumbres para celebrar la despedida del año pero algo tienen en común todos esos escenarios: vestirse con las mejores galas. 

Las uvas, ponerse ropa interior roja o salir a correr con maletas para viajar mucho durante los próximos doce meses son solo algunas otras tradiciones. Sin embargo, elegir un atuendo espectacular para recibir el nuevo año y, envuelto en él, salir con determinación a quemar la noche es un hábito del cual no se han librado ni los menos fiesteros que, seguro, en más de una ocasión tomaron la madrugada del 1 de enero las calles con las mismas dosis de desenfreno que de elegancia. 

El habitual brindis, una costumbre que algunas practican hasta altas horas de la noche, es el preludio de una velada inolvidable que para muchos se prolonga hasta la salida del sol o, incluso, hasta el día siguiente celebrando en locales o en la propia casa la llegada del nuevo año tomándose unas copas y, también, devorando los manjares sobrantes de la cena, hilo conductor usado como fuente de inspiración con la cual llevar a cabo esta sesión fotográfica, exclusiva para Con Estilo, donde los modelos lucen las propuestas que en moda de fiesta han creado seis firmas canarias. 

Hay suerte en Canarias, ya que nuestras 12 campanadas tan tradicionales se quedan más que cortas en Japón donde, a las 00:00h del 1 de enero, los templos japoneses hacen sonar sus campanas 108 veces para purificar los 108 deseos mundanos que causan el sufrimiento. Ese tiempo, sin embargo, se puede emplear en las Islas para los últimos retoques de maquillaje o ajustarse la pajarita debidamente. 

La primera celebración de fin de año tuvo lugar en Mesopotamia alrededor del año 2.000 a.C. Se llevaba a cabo entre los meses de marzo y abril porque significaba el comienzo de la nuevas cosechas, una fiesta importante llamada Akitu. La festividad consistía en renovarse para dar la bienvenida a un nuevo año durante doce días, en los que se realizaban ceremonias en el templo Esagila, el hogar del dios Marduk. Para apostar por campos fértiles y un buen ejercicio económico, se organizaban procesiones y banquetes en donde los habitantes recibían regalos y comida. 

Según la tradición, esta juerga también era el momento idóneo para beber y practicar sexo sin tener en cuenta el estatus social o la religión de las personas. Las cosas han cambiado desde la fiesta de Akitu, pero tampoco demasiado. Vestidas de escándalo y con un hambre feroz tras pasar una noche bailando, no se sabe si es más importante quitarse lo zapatos o llegar al comedor del hotel o al salón de casa para disfrutar de unos pasteles, tartas, unos sandwiches y hasta una copa de buen cava. Risas seguras. Y luego a la cama; solos o acompañados.