Los ocho hijos de Lorenzo Olarte ya arropan al expresidente

Los familiares que residen fuera de la Isla llegaron para estar al lado del político, que se halla en un «delicado» estado de salud

Lorenzo Olarte en su etapa política al frente del Centro Canario Nacionalista (CCN)

Lorenzo Olarte en su etapa política al frente del Centro Canario Nacionalista (CCN) / lp/dlp

Los ocho hijos del expresidente Lorenzo Olarte ya se encuentran en Gran Canaria junto a su padre para arroparle en la situación «delicada» de salud en la que se encuentra. Con 91 años cumplidos el pasado mes de diciembre, el dirigente centrista atraviesa por una «situación difícil» aunque siempre ha sido «fuerte», según explican fuentes familiares. En los últimos años los achaques de la edad han hecho mella en la salud de exjefe del Ejecutivo regional y ya en sus últimas comparecencias públicas se notaba la pérdida de movilidad. Sin ir más lejos en el sepelio de Jerónimo Saavedra, el pasado mes de noviembre, se vio a Olarte en silla de ruedas, al igual que unos meses antes cuando el acto oficial de toma de posesión del presidente Fernando Clavijo en el Auditorio Alfredo Kraus.

El martes ya pudo Olarte tener a todos sus hijos a su alrededor en la clínica donde está ingresado, ya que varios de ellos no residen en Gran Canaria. Cinco vástagos viven en la Isla, uno en Tenerife y dos fuera del país, concretamente en Portugal e Irlanda. Todos se encuentran junto a su padre: «estamos ya todos juntos y él ha podido ver a todos sus hijos y abrazarles a su manera, era lo que queríamos y es lo realmente importante en estos momentos», añade la familia.

También se encuentra muy cerca del expresidente su mujer, María Lecuona, su compañera de vida, no en vano llevan casados más de 50 años. «Mentalizada y resignada» ante el estado de salud de su marido, según dicen sus familiares, también le acompaña en este momento complicado en el que hay que ser «pacientes» ante lo que pueda suceder en las próximas horas.

«Estamos todos juntos y ha podido abrazarnos», afirma la familia, «resignada y mentalizada»

Olarte sentía devoción por su esposa. En una entrevista hace unos años en televisión dijo de ella que «es una perla que me llevé de La Laguna -María Lecuona es lagunera-» y que «he sido presidente de todo menos de mi casa, ahí la presidenta ha sido una tinerfeña».

Vivencias

El expresidente del Ejecutivo regional siempre ha sido amigo de sus amigos pero nunca se escondió tampoco para criticar a compañeros de la política a lo largo de sus años de actividad. Si desde el punto de vista familiar siente devoción por su esposa, desde el punto de vista político siempre habló maravillas del primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez, de quien fue no solo consejero y asesor sino, sobre todo, amigo y al que acompañó tanto en UCD como en el CDS hasta que la debacle electoral de este partido provocó la retirada de la política de Suárez. Siempre lo calificó como un «hermano» y ensalzaba la labor que realizó el expresidente para pilotar los difíciles momentos de la Transición española desde el franquismo a la democracia, la legalización del Partido Comunista, la reforma política, las primeras elecciones democráticas o la aprobación de la Constitución de 1978. Olarte vivió en primer plano la Transición junto a Suárez y el resto de miembros de UCD; con la crisis económica y la crispación política de los últimos años siempre mantuvo que un político del talante de Suárez se echaba de menos para alcanzar pactos de Estado tan necesarios en estos momentos: «Nunca he conocido a nadie con tanto carisma», afirmaba pese a que conoció a personajes históricos de la talla del dirigente palestino Yaser Arafat, el Papa Juan Pablo II o el líder cubano Fidel Castro. «Suárez hubiera sido el único hombre en España capaz de sentar ahora en una mesa a todos los partidos para alcanzar un pacto de Estado ante la crisis, tal como hizo durante la Transición», dijo cuando falleció Suárez. Olarte hacía mención a los pactos de La Moncloa que impulsó Suárez con todos los partidos políticos de la época para remontar la economía española tras el fin del franquismo y sentar las bases de la nueva etapa que se abría.

Olarte siempre presumió de ser el artífice de la visita maratoniana que realizó Adolfo Suárez a Canarias durante la cual visitó las siete islas y se empapó de los problemas de las Islas en una época en la que el Archipiélago se abría hacia un nuevo camino político que acabaría en la creación de la Comunidad Autónoma unos años más tarde. A raíz de esta visita Suárez convocó un Consejo de Ministros en La Moncloa monográfico para tratar asuntos de las Islas y aprobar inversiones, algo de lo siempre presumió Olarte, artífice de este Consejo.

Las devociones de Olarte son su esposa y el expresidente Suárez, un «hermano» para él

La política y la familia fueron siempre los leit motiv de Lorenzo Olarte. Y de los hobbys el más conocido fue la colombofilia, una afición a las palomas mensajeras que el exdirigente centrista heredó de su padre, Ramón Olarte. Durante su trayectoria política siempre presumió y estaba en boca de todos la afición de Olarte por este deporte y el palomar que tenía en su casa de Santa Brígida, que se vio obligado a vender por problemas económicos. De su faceta colombófila Olarte dijo en una entrevista: «Mi padre vino destinado de juez de instrucción a Puerto de Cabras (Puerto del Rosario), en Fuerteventura. Le dejaron poner un palomar en lo alto de la pensión. Mi madre pasaba largas temporadas en la finca de mi abuelo, que era gobernador militar de Canarias y había introducido las palomas mensajeras. Mi padre la iba a ver y se llevaba en una cestita cinco o seis palomas, y a las tres de la tarde, tras dictar sentencias, le enviaba mensajes de amor, que mi madre recibía a 30 kilómetros de distancia. No había teléfono. Estuvieron enamorados toda la vida. Con 80 años, él me decía sin soltarle la mano a ella: ¿Qué me dices de la mujer tan guapa con la que me casé?’ Solo había una cosa que acaso quería más: la carrera judicial. Franco lo echó sin un pliego de cargo. Luego regresó a la carrera: cuando vio que Franco no se moría, no tuvo más remedio que pedir el reingreso».

Dificultades

Ya en el ocaso de su vida Olarte no se escondía para lanzar puyas a sus adversarios y antiguos amigos de partido pero tampoco para contar que lo estaba pasando mal desde el punto de vista económico, aunque siempre tuvo el respaldo de su familia. Fue uno de los exmandatarios de la Comunidad Autónoma que demandó en diferentes ocasiones que los expresidentes tuviesen un reconocimiento oficial como en otras comunidades, incluso con una remuneración si se les requiere su asesoramiento en asuntos de interés para el Archipiélago. Fue en la pasada legislatura cuando se abrió la puerta por ley a este reconocimiento y es la ley de presupuestos de 2024 la que otorga la posibilidad de que los expresidentes puedan asesorar al Consejo Económico y Social (CES) para poder se retribuidos.

Olarte dijo públicamente que había puesto a la venta sus propiedades inmobiliarias para solventar sus dificultades económicas y llegó a comentar que cobraba una pensión cercana a los 1.000 euros. En esos momentos Olarte se definió como «un ser humano que ha salido por el mismo sitio que salen todos los seres humanos de las mujeres. Igual a los demás».