Tercer presidente del Gobierno de Canarias | Situación muy grave

El expresidente del Gobierno de Canarias Lorenzo Olarte, hospitalizado en estado crítico

Su última aparición pública fue hace dos meses en la capilla ardiente del expresidente Jerónimo Saavedra, en las Casas Consistoriales de Santa Ana

Imagen de Lorenzo Olarte durante el debate de su toma de posesión como presidente del Gobierno de Canarias el 28 de diciembre de 1988.

Imagen de Lorenzo Olarte durante el debate de su toma de posesión como presidente del Gobierno de Canarias el 28 de diciembre de 1988. / La Provincia

R. A. D.

El expresidente del Gobierno de Canarias Lorenzo Olarte Cullen, de 91 años de edad, está hospitalizado en la Clínica Cajal de la capital grancanaria en estado crítico. Olarte fue jefe del Ejecutivo regional entre 1988 y 1991, vicepresidente y consejero de Turismo entre 1995 y 1999, presidente del Cabildo de Gran Canaria entre 1974 y 1979, además de diputado en el Congreso y en el Parlamento de Canarias. El estado de Olarte ha empeorado debido a su avanzada edad y a los problemas de salud que le han afectado en los últimos años. 

Su última aparición pública fue hace dos meses para acudir a la capilla ardiente del también expresidente Jerónimo Saavedra, fallecido en noviembre, en las Casas Consistoriales de Santa Ana junto a otros expresidentes del Ejecutivo autonómico como Manuel Hermoso, Paulino Rivero, Román Rodríguez y Fernando Clavijo. 

Olarte fue un dirigente singular que transitó del franquismo a la democracia y fue protagonista de la construcción autonómica de Canarias pero también de la Transición española, no en vano fue consejero del primer presidente de la etapa democrática, Adolfo Suárez. Estuvo en las principales claves y acontecimientos que determinaron la historia de Canarias desde los albores de la autonomía hasta ya entrado el siglo XXI. Fue presidente del Gobierno canario cerca de tres años (1988-1991) tras perder Fernando Fernández la moción de confianza que presentó en el Parlamento. 

En su Presidencia se aprobó el REF, se creó la ULPGC y Canarias entró en la Comunidad Europea

Le tocó lidiar en esa etapa con asuntos trascendentales para Canarias como la entrada de las Islas en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) o la reforma del Régimen Económico y Fiscal (REF). Fue uno de los fundadores de Coalición Canaria (CC) junto a Manuel Hermoso y José Carlos Mauricio, protagonistas de la moción de censura a Saavedra en 1993. En la primera legislatura completa de Hermoso (1995-1999) fue vicepresidente del Gobierno y consejero de Turismo y Transportes.

Hace dos meses Lorenzo Olarte acudió, con ayuda de un asistente, a la capilla ardiente de Jerónimo Saavedra

Hace dos meses Lorenzo Olarte acudió, con ayuda de un asistente, a la capilla ardiente de Jerónimo Saavedra / José Carlos Guerra

El centrismo como ideología

De ideología centrista formó, junto con Fernando Bergasa, Acción Canaria y de ahí pasó primero a Unión de Centro Democrático (UCD), en 1977, y luego al Centro Democrático y Social (CDS). La sopa de letras sigue con la fundación de Unión Canaria a principios de la década de los 90, que más tarde se incorpora al Centro Canario Independiente (CCI), que se reconvierte en el Centro Canario Nacionalista (CCN) y de ahí a Coalición Canaria. Se mantuvo siempre fiel a Suárez, incluso cuando lo acompañó en la travesía del desierto que supuso Centro Democrático y Social (CDS), partido con el que se presentó a las elecciones autonómicas y con el que alcanzó la Presidencia del Gobierno regional. Con la debacle nacional del CDS Olarte se reinventó con el Centro Canario Nacionalista (CCN) para mantenerse en el centrismo pero con tintes nacionalistas tras su famosa frase «Madrid se va a enterar de lo que vale un peine», fruto de su enfrentamiento por el Gobierno central que presidía Felipe González a cuenta de los derechos arancelarios y el encaje de Canarias en Europa. 

Cuando en 2017 el Gobierno de Mariano Rajoy aplicó el artículo 155 de la Constitución y suspendió la autonomía de Cataluña, Olarte rememoró como en 1989 el Gobierno de González amenazó con lo mismo por la negativa del Ejecutivo canario a aplicar en las Islas la rebaja fiscal a los productos europeos, tal y como ordenaba el Tratado de Adhesión firmado por el Estado. Bregado en la política palaciega de Madrid, Olarte apostó por mantener el pulso, haciéndose notar por aquel entonces por frases como «Madrid se va a enterar de lo que vale un peine», o sugiriendo que a Canarias les iría mejor constituyéndose en un Estado Libre Asociado a España, fórmula en la que ha vuelto a incidir en los últimos años. A Olarte le salió relativamente bien el órdago, al lograr que Borrell y Solchaga, que no le cogían el teléfono, se sentaran a negociar con su gobierno ciertas concesiones para el caso canario, tras lo cual quedó desactivada la amenaza del 155. 

«Madrid se va a enterar de lo que vale un peine», una frase de su disputa con el Estado

Con el CCN Olarte alcanzó una alianza con las AIC de Manuel Hermoso, la izquierda (Ican) de José Carlos Mauricio y otras fuerzas insularistas para poner en marcha Coalición Canaria e iniciar la larga etapa de la formación en el poder autonómico. La Presidencia la ocupaba de nuevo el socialista Jerónimo Saavedra y la pugna con Madrid a cuenta del REF volvió a convertirse en una piedra en el zapato de la Comunidad Autónoma y la excusa perfecta para que los nuevos partidos reconvertidos al nacionalismo censuraran al PSOE y alcanzaran el poder autonómico, comenzando una nueva etapa en la historia autonómica del Archipiélago.

Profesionalmente Lorenzo Olarte era licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid, título que obtuvo en 1955, fue profesor ayudante durante varios años en dicha Universidad en la Cátedra de Derecho Penal, y dirigió el seminario de Derecho Penal, adscrito a la Unesco. Además, fue profesor en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Fue juez de Primera Instancia e Instrucción en San Sebastián de la Gomera, en 1961, y secretario, en excedencia, del Cuerpo de la Administración de Justicia. Con una gran formación en Derecho Penal, se hizo cargo del bufete de su padre, Ramón Olarte Magdalena, que también era magistrado.

Con Jerónimo Saavedra en un debate en la ULPGC sobre  ‘Manifestaciones y política en los inicios de la Universidad’.

Con Jerónimo Saavedra en un debate en la ULPGC sobre ‘Manifestaciones y política en los inicios de la Universidad’. / Elvira Urquijo (EFE)

Entró en política en 1973 y ya en 1974 fue nombrado presidente del Cabildo de Gran Canaria hasta 1979. Además de los cargos políticos que ostentó durante su larga trayectoria pública, también fue presidente de la Caja Insular de Ahorros tras su salida del Cabildo y posteriormente también fue elegido por el Gobierno de Suárez presidente de la extinta aerolínea Aviaco.

Fue en 2003 y con 71 años cuando Olarte anunció su retirada oficial de la actividad política, aunque nunca se fue del todo sí tuvo menos protagonismo en la primera línea frente a expresidentes como Jerónimo Saavedra, que se mantuvo durante varios años más con cargos públicos de relevancia. Después de tres décadas dedicadas a la actividad política Olarte consideró que ya tenía saldada «la deuda que cualquier canario pueda tener con su tierra» y que dejaba la política «con la satisfacción del deber cumplido». Desde entonces el expresidente se dedicó a escribir sus memorias y a contar sus vivencias durante los años que estuvo en primera línea y una parte destacada de la trastienda política de esos años de ebullición en los que se forjó el desarrollo de la autonomía canaria.

Explicaciones

Las explicaciones de Lorenzo Olarte sobre lo que vivió durante su trayectoria política no han dejado indiferente a nadie. El expresidente siempre fue directo en sus apreciaciones y valoraciones políticas y nunca escondió su animadversión por aquellos que, según contaba, le «traicionaron». En sus arranques de sinceridad decía que «Tengo tantas cicatrices que cualquier otra puñalada que me diesen no tendría espacio, aunque me acuerdo de quienes me han apuñalado, me olvido de las razones. Eso hace que en mí no quepa el rencor». También: «Si fuera tan listo como dicen no habría elegido a muchas personas de confianza que fueron causantes de auténticas traiciones» o «El mayor error de mi carrera política fue confiar en personas que no eran merecedoras de mi confianza». 

Para la historia de Canarias queda como después del acuerdo al que llegó con Hermoso tras su Presidencia para ser el candidato de CC en las elecciones autonómicas de 1999 propuso a un entonces joven dirigente Román Rodríguez para la Presidencia en un pulso interno de última hora, candidato que fue elegido por la formación nacionalista en vez de Adán Martín, que sería presidente cuatro años después. El acuerdo de alternancia en la Presidencia había sido refrendado por Hermoso en una reunión casual que sostuvo con Olarte en la sala de autoridades del Aeropuerto de Gando, durante el verano de 1998. Olarte siempre reivindicó la validez de ese compromiso, que para Manuel Hermoso fue sólo una conversación informal.

Entrevistado en 2022 por alumnos de la universidad Fernando Pessoa.

Entrevistado en 2022 por alumnos de la universidad Fernando Pessoa. / Andrés Cruz

Cuando Román Rodríguez fue desplazado de la posibilidad de repetir como candidato y se impuso la candidatura de Adán Martín, Olarte no se mordió la lengua y acusó a Julio Bonis y Luis Hernández, consejeros en su gobierno y en el de Manuel Hermoso, de ser los «verdaderos dinamitadores» del Centro Canario Nacionalista. Para Lorenzo Olarte, resultaba «extraño» que quienes hablaban de «bomba de relojería» en CC, en alusión a Luis Hernández, «no se den cuenta de que ellos han bombardeado el CCN por medio de un acuerdo establecido entre ATI e ICAN», cuyo objetivo sería «repartirse» el poder político que se puede obtener a través del proyecto de la coalición nacionalista. 

Olarte consideraba que el proyecto centrista había quedado «malparado» al dividirse en dos corrientes lideradas por Ignacio González y Luis Hernández. González Santiago continuó con el proyecto del CCN varios años más y se presentó a las elecciones autonómicas con Olarte como presidente de honor, pero las urnas no respondieron y los principales dirigentes del partido acabaron encausados en la llamada Operación Hubara.

Con 91 años de edad, el estado de salud de Olarte ha empeorado en las últimas semanas

En la alambicada política autonómica de aquellos años Olarte acabó fuera de la órbita de Coalición Canaria al imponerse el acuerdo entre el sector de ATI e Ican. La crisis acabó también con la ruptura de la formación nacionalista en Gran Canaria al irse Román Rodríguez y crear Nueva Canarias, lo que supuso un golpe que a la larga también acabó con la carrera política de José Carlos Mauricio en las elecciones de 2007. 

Pese a las profundas diferencias que tuvieron expresidentes como Saavedra, Olarte o Hermoso siempre se respetaron mutuamente y compartían tertulias sobre cómo transcurrieron aquellos primeros años de la autonomía con buen humor y sin rencores. En sus últimos años Olarte, como otros protagonistas de esa etapa, reivindicó el espíritu de la Transición, es decir, hacer del diálogo y el encuentro con el adversario la norma para alcanzar acuerdos. También defendía la necesidad de unos segundos pactos de La Moncloa para llegar a un consenso entre los partidos parlamentarios sobre los grandes asuntos de Estado. 

Fue consejero de Adolfo Suárez, fundador de CC y protagonista de la Transición

Además de sus logros en el Gobierno, tanto en su etapa como presidente como de vicepresidente, también las sombras se cernieron sobre su gestión por determinados casos, entre ellos Puerto Marena o el caso Tindaya. El primero de ellos fue denunciado en 1990 por el diputado de Izquierda Unida Canaria Antonio González Viéitez como presunto autor de un delito contra la Hacienda Pública, en relación con la tramitación del impuesto sobre sucesiones patrimoniales de la urbanización Puerto Marena, de la que Olarte era comunero.

El proceso fue archivado en abril de 1991 por el magistrado Manuel Alcaide, sin superar la fase de diligencias previas. El caso de Tindaya también salpicó al dirigente centrista por el gasto de dinero público sin que se realizase la obra imaginada por Chillida en la montaña majorera, caso que también fue finalmente archivado.

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