"Si Dios no lo remedia pasaré mi séptima Navidad en prisión y me enfrento aquí a una petición de 30 años de prisión. Si la sala aceptara la petición del ministerio fiscal sería pasar el resto de mi vida en prisión". Estas palabras han sido parte del alegato final que el presunto cerebro del caso Malaya ha pronunciado en el día que el caso queda visto para sentencia.