Uno a uno, quienes han entrado en el cuerpo a cuerpo con Donald Trump, han ido cayendo. El penúltimo en rendirse, Ted Cruz. Nada más suspender su campaña, el senador de Texas recibía el abrazo de su padre, a quien Trump había vinculado en la víspera con el asesino de Kennedy. Gesto con anécdota incluida: los dos golpes que involuntariamente propinaba Cruz a su esposa. Su abandono, junto al anunciado para esta noche de John Kasich, deja vía libre al magnate. La ex-primera dama ya es el objetivo principal de las andanadas de Trump. Sorprendentemente, Trump se ha quedado sin oponentes antes que Clinton. Aunque mantiene una holgada ventaja, anoche cosechaba una nueva derrota ante Bernie Sanders.