Este lunes ha comenzado en Rusia el juicio contra las tres integrantes del grupo de punk Pussy Riot, que fueron detenidas por llevar a cabo una escandalosa protesta en la principal catedral cristiana-ortodoxa de Moscú. Las jóvenes ocuparon el altar con el rostro oculto para realizar una llamativa actuación para protestar por el apoyo de la Iglesia Ortodoxa a la campaña electoral de Vladimir Putin. Tres de ellas fueron detenidas y acusadas de vandalismo. Desde una jaula de cristal han pedido perdón por el error moral, pero se han declarado inocentes de los cargos de vandalismo, que podrían acarrear penas de siete años de prisión. A su causa ya se han sumado numerosas personas y figuras del mundo musical, de la talla de Sting o Red Hot Chili Peppers.