La Florida se vuelca en los preparativos del puchero

La Florida no falla. Los vecinos de este barrio de La Orotava se han vuelto a volcar en la preparación del popular puchero que este mediodía regresa en su versión multitudinaria, tras dos años de tradición confinada en cajas y hogares por culpa del Covid. Unos 130 voluntarios de todas las edades y los 137 alumnos y alumnas del CEIP Leoncio Estévez Luis se afanaron durante la mañana de hoy para dejar preparados todos los ingredientes que en la mañana de este sábado 28 de enero de 2023 se pondrán al fuego con la intención de invitar a puchero a más de 5.000 personas.

Por primera vez, los preparativos del puchero se trasladaron de la Asociación de Vecinos Maninindra a los bajos de la iglesia del barrio, un espacio mucho más amplio y cómodo en el que el trabajo se completó unas horas antes de lo habitual. Tocó trabajar con mil kilos de calabazas, mil kilos de chayotas, 600 kilos de coles, 100 kilos de garbanzas, 70 kilos de habichuelas, 70 kilos de zanahorias, 60 kilos de millo, 60 kilos de batatas, 60 kilos de puerros, 60 kilos de bubangos, 25 kilos de ajos, 18 sacos de papas, cuatro sacos de cebollas, 25 kilos de perejil y 110 gallinas. Además, se reunieron 300 kilos de gofio para preparar este sábado el sabroso escaldón.

Agapito, más conocido como Antonio, lleva diez años encargado de trocear el cochino de 300 kilos que se suele donar. Sin más ayuda que una hachuela, una herramienta «de herencia» con más de un siglo de historia, este vecino de 80 años de edad troceaba con arte las costillas. Varios hombres mayores trabajaban concentrados en picar las coles; una mayoría masculina también ocupaba una mesa para cortar y pelar calabazas enormes; mujeres y hombres jóvenes colaboraban partiendo y pelando chayotas; había pleno de mujeres encargadas de los bubangos; un grupo mixto para cortar batatas blancas y rojas; más mujeres con los ajos, y las mujeres mayores, pelando papas sentadas en corro.

«Se ha juntado más gente este año», celebraban Chonchi y Toña pelando ajos. «Lo hacemos con ganas y con amor. Nos encanta estar aquí», quisieron dejar claro. Felices como Beneranda, que todos los años se sienta a pelar papas, «y así pasamos la vida, desde tempranito, colaborando».

Los alumnos de Infantil y Primaria del colegio del barrio pasaron durante la mañana por el salón y ayudaron, en la medida de sus posibilidades, a mantener viva una tradición que en la pandemia siguió celebrándose dentro del centro. Su director, Silverio Trujillo, recuerda que en los años marcados por el Covid, los estudiantes repitieron todo el proceso «a menor escala y como menú del comedor».

Con 80 años, José Antonio, cortaba sin cesar calabaza, junto a Flora y otros muchos voluntarios «del barrio y algunos de fuera». Lorenzo donó perejil, coles y alguna calabaza, y ayer tampoco faltó para colaborar, «como siempre desde que me jubilé». Vicente y Servando serán los encargados de encender el fuego en la mañana de hoy, «mejor siempre con la leña de retama seca». Tendrán que mantener la llama viva de 9:30 a 14:00.

La edil Delia Escobar trabajaba como una vecina más, sin ocultar «la ilusión y las ganas» que vive su barrio por recuperar el puchero «al modo de siempre». Pese a que hay previsión de lluvia, está todo preparado para que esto no suponga un problema. Además, la comisión de fiestas ha modificado el programa para que el día esté consagrado al 100% al puchero, sin prisas por la subida del santo ni el baile de magos. Mañana sí tocará salir de romería.

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