La Universidad de Verano de Adeje abrió ayer una nueva edición en el Convento con una reflexión sobre la felicidad. La cita anual, en la que el Ayuntamiento adejero y la Universidad de La Laguna ofrecen un variado programa académico, comenzó con la conferencia de la psicopedagoga Mar Romera, centrada en la gestión de las emociones. «La clave al éxito es la evolución, el cambio, y eso empieza en la persona, no se hace desde fuera». Con esta premisa abrió Mar Romera su ponencia. «El cambio desde dentro comienza en la persona, en el cerebro. Siempre hemos pensado que la razón de lo que nos pasaba estaba fuera, pero no es así», señaló la experta.

El alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, destacó en el acto de inauguración haber traído la universidad al municipio. Señaló que la formación «hace falta siempre, incluso en épocas de bonanza económica, cuando el turismo y la construcción han llamado a la puerta de muchos jóvenes, que se vieron tentados por iniciarse en el mundo laboral sin contar con la preparación pertinente». «Este hecho hizo ver que la presencia de la universidad en el sur de la Isla tenía que ser constante», prosiguió el alcalde, «primero con la Universidad de Verano de Adeje, luego con programas propios de posgrado y el programa de mayores de 50, para finalmente desembocar en el Campus del Sur».

La rectora de la Universidad de La Laguna (ULL), Rosa Aguilar, recordó por su parte que «en tiempos convulsos, la política y la academia no pueden titubear y deben tratar de ofrecer soluciones». En opinión de la rectora, «asistimos a una época en la que, probablemente de manera interesada, algunos sectores tratan de sembrar dudas sobre la eficacia tanto de las instituciones como de la educación». Por ello, sostuvo que Adeje es «un buen ejemplo de lo que la formación puede hacer por las personas». «La universidad ha sido, históricamente, una de las vías que ha favorecido que las personas pudieran mejorar en sus vidas, ya que a través de la formación han podido acceder a buenos empleos y no solo eso, sino que también les ha servido para desarrollarse como personas consecuentes, críticas y preocupadas por su entorno, ya sea social como natural», resaltó.

En la conferencia inaugural, Mar Romera explicó que «la incertidumbre es un estado emocional que depende del miedo, que paraliza nuestras acciones». La ponente se preguntó «si realmente estamos tan mal como creemos o como nos hacen ver», al tiempo que consideró pertinente «diferenciar el placer, un sentimiento efímero que genera adicción, de la felicidad, más sólida y plena». «La excelencia emocional se entrena, como un músculo, no se puede tener a los jóvenes siempre en alegría y seguridad y luego pedirles que se adapten a momentos críticos», alegó. Y por eso consideró que hay que saber enfrentarse a la tristeza, la culpa o el miedo, por ejemplo.

«Tenemos que dar cabida a todas las emociones, de tal manera que la emoción decide, y la razón justifica», señaló. «Nunca se motiva con un elemento extrínseco, y por eso incumplimos muchas de las promesas que nos hacemos, porque en realidad no son propias». Mar Romera recalcó que «la felicidad se alcanza cuando somos coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, y para eso hace falta elegir nuestras propias emociones».