La Asociación de trabajadores penitenciarios Tu abandono me puede matar (Tampm) ha difundido este sábado un comunicado en el que informa del fallecimiento de un interno en el Centro Penitenciario Tenerife II, "el décimo de los fallecimientos en las prisiones españolas desde que empezó el año y el cuarto por posible sobredosis".

Tampm, en la nota de prensa, relata que esta mañana, en la prisión Tenerife II , "en el recuento, ha aparecido un interno de 42 años de edad muerto en su celda" y que todo apunta a una posible sobredosis. "Este suceso ocurre un nuevo sábado después que se le había suministrado el viernes la medicación para todo el fin de semana. Lamentablemente no se ha podido hacer nada para salvar su vida", apostilla.

La asociación lamenta este fallecimiento y denuncia que "la falta de personal y de medios materiales en la que nos encontramos está provocando un deterioro alarmante de un servicio público esencial como el penitenciario, con consecuencias cada vez más gravosas tanto para las personas internas en las prisiones como los profesionales que allí trabajamos".

Una de las consecuencias directas de esta falta de personal, siempre según la Tampm, "es la práctica, extendida ya por numerosas prisiones de España, de suministrar la medicación que precisan los internos (psicotrópicos, benzodiacepinas, antipsicóticos, ansiolíticos, etcétera) de forma acumulada en bolsas las vísperas de días festivos o puentes. Es decir, una medicación que debería repartirse diariamente se entrega junta para su suministro personal para varios dias, en personas con escaso control sobre su conducta, hay un alto índice de probabilidad que no respete la pauta de consumo y que se produzcan posibles sobredosis por de la propia medicación".

La Tampm hace votos por que, "ahora, con un nuevo Gobierno, se abra una época de escucha con el colectivo de trabajadores para abordar de pleno y sin complejos la gravísima problemática de las prisiones españolas y su deterioro progresivo, donde se está poniendo en riesgo la integridad, seguridad y la vida de las personas, tanto internas como trabajadores. Esto implica una inclusión en los Presupuestos Generales del Estado para la mejora de este servicio público esencial, inversión en medios materiales, humanos y dotar de una formación adecuada y continuada a sus profesionales para que se pueda abordar con eficacia el día a día de toda la complejidad de la población reclusa, así como poder llevar a cabo el mandato constitucional de reinsercción y reeducación como finalidad primordial de la pena privativa de libertad. Todo ello con una dignificación y valoración de los profesionales penitenciarios en el ámbito de sus funciones".