Asesinado por menos de 30 euros: la historia del taxista apuñalado en La Laguna

Esta semana se cumplen 40 años del asesinato del taxista de La Laguna

Domingo Rodríguez Díaz fue golpeado y apuñalado por un joven y un menor

Información publicada el día posterior al entierro del taxista y a la manifestación de sus compañeros.

Información publicada el día posterior al entierro del taxista y a la manifestación de sus compañeros. / El Día

En la lista de los taxistas asesinados, uno más. Este mensaje directo, lleno de rabia por el compañero perdido, podía leerse en la pancarta que precedía a la manifestación de 2.000 taxistas que recorrieron algunas de las principales calles de Santa Cruz de Tenerife el 29 de febrero de 1984. Estos profesionales reclamaban hace cuatro décadas la puesta en práctica, con carácter urgente, de las medidas de seguridad necesarias para evitar más sucesos trágicos.

Los portavoces del colectivo protestaron ante el entonces Gobierno Civil (hoy, subdelegación del Gobierno) y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y expusieron sus demandas ante el gobernador y el alcalde. La caravana ocupó, en un mismo momento, la avenida Tres de Mayo, la avenida de La Salle, las inmediaciones de la Plaza de Weyler y el tramo de la Méndez Núñez hasta los citados edificios públicos.

Los taxistas, llegados de varios puntos de Tenerife, tuvieron el detalle de dejar los cruces libres para no colapsar el tráfico de la capital. Y, en señal de duelo, llevaban cintas negras atadas a las antenas de las radios.

Su objetivo era evitar que ocurrieran otros ataques como el que había sufrido días antes Domingo Rodríguez Díaz. El mismo día en que se desarrolló la citada protesta se desarrolló el entierro del chófer asesinado. También podían leerse otras pancartas, en las que se decía Más atención al sector del taxi o Muerte de los asesinos, según informó el periódico EL DÍA.

A las cinco de la madrugada del 27 de febrero, la Policía Nacional tuvo conocimiento de la desaparición de un hombre de 64 años, vecino del municipio de La Laguna y que era taxista de profesión. Desde ese momento, se alertó a todos los servicios de radio-taxi y a las patrullas que se hallaban de servicio. El objetivo era localizar un vehículo Datsun con matrícula TF-3158-O.

En la avenida de la Trinidad

Apenas tres horas después, el citado coche japonés fue localizado por otro en las inmediaciones de la avenida de la Trinidad y en ese momento iba al volante un joven desconocido para el alertante. Hasta el lugar se desplazó una dotación del 091 (un radiopatrulla o un z). El Datsun fue trasladado al aparcamiento de la Comisaría de la calle del Agua (Nava y Grimón), al igual que al joven que lo conducía esa mañana. El individuo fue identificado como Andrés G.B., de 21 años de edad. La investigación desarrollada por los agentes permitió saber que el citado joven se puso de acuerdo con F.H.P., alias Quico, de 17 años, para intentar asaltar a un taxista.

El primero de ellos fue a su casa y cogió una pata de cabra, dos cuchillos de monte y un destornillador, que ocultó entre sus ropas. Después, junto con el otro implicado, se dirigió hacia la zona de La Cuesta, donde cogió el taxi de Domingo Rodríguez.

Tras subirse en el Datsun, los jóvenes le indicaron al chófer que se dirigiera a la zona de Lomo Largo. El chico de 17 años se hallaba en el asiento del copiloto, mientras que el varón de 21 estaba en el asiento trasero, detrás del conductor. Una vez que llegaron al lugar indicado, uno de ellos le dijo que se parara. Andrés golpeó en la cabeza a Domingo con la pata de cabra. El taxista se revolvió y trató de defenderse de la agresión, según consta en la versión oficial ofrecida por la Policía Nacional.

El afectado consiguió quitarle la barra de hierro a su agresor y después la tiró por la ventanilla, en base a la declaración realizaba por uno de los implicados. En ese momento, el vecino de La Cuesta salió de su vehículo de forma precipitada y trató de escapar de los dos clientes.

Sin embargo, Andrés lo persiguió y empuñó uno de los cuchillos de monte que había cogido en su domicilio. Una vez que le dio alcance, el atracador hizo regresar al taxi a la víctima, después de intimidarlo.

Junto a su Datsun

Una vez que se hallaba junto a su Datsun, Domingo Rodríguez intentó escapar por segunda vez. Pero, en ese momento, el joven de más edad no se lo permitió y le asestó dos puñaladas en el costado izquierdo. De forma paralela, el menor golpeaba al sexagenario de forma repetida en la cabeza con la pata de cabra.

Según el informe elaborado por los investigadores de la Policía Nacional, Domingo recibió otras cuatro o cinco heridas de arma blanca. A raíz de esas lesiones, el taxista se desplomó. Como se percataron de que todavía respiraba, Quico y Andrés tiraron al afectado por una ladera cercana a donde se hallaba el taxi. Y allí lo dejaron abandonado.

Accidente en el vehículo

Después, A.G.B. y F.H.P. se subieron en el automóvil y este fue conducido por el primero de los citados delincuentes. En un determinado momento, Andrés chocó contra una valla de la carretera y provocó daños materiales en el coche. En el interior del vehículo se apoderaron del dinero que el hombre había recaudado. De forma concreta, se apoderaron de 1.300 pesetas en billetes y otras 2.000 (12 euros) en monedas.

Los mencionados individuos fueron a tomarse una copa en un bar, en el que, además, jugaron una o varias partidas de billar. Poco después regresaron a la zona de Lomo Largo, donde comprobaron que el taxista seguía en el mismo lugar donde ellos lo tiraron y que ya había fallecido. Siempre según la versión de los agentes, Andrés le quitó entonces la cartera a Domingo Rodríguez Díaz, donde había 1.500 pesetas.

Respecto a la cartera, los policías nacionales la encontraron en el vehículo radiopatrulla que trasladó a A.G.B. desde las inmediaciones de la Avenida de la Trinidad hasta la Comisaría. Todo indica que Andrés tiró dicho complemento en el coche oficial para no tenerla consigo cuando le realizaran un registro en sede policial. Los funcionarios del cuerpo de seguridad encontraron en la cartera 2.500 pesetas.

Según relató Andrés a los policías, después de quitarle la cartera al fallecido, se dirigieron hasta un bar situado en la zona de La Salle, en Santa Cruz de Tenerife, donde cenaron. A continuación, el menor de edad se fue a su casa con las armas blancas y la pata de cabra utilizadas en el asesinato.

Confesión

Y, de forma paralela, Andrés circuló con el taxi hasta que fue visto por un compañero de Domingo Rodríguez. Después de caer en numerosas contradicciones, A.G.B. acabó confesando ante los investigadores que había acabado con la vida del taxista, en compañía de F.H.P. Además, Andrés indicó a los policías dónde se hallaba el cadáver del vecino de La Cuesta.