“Mi placa es el 85895”

La ONCE hace un guiño al bicentenario de la Policía Nacional con la edición de un boleto especial

“Comprometidos contigos”. Esta frase estaba impresa en el boleto que la ONCE editó el 13 de enero con motivo del 200 aniversario de la creación de la Policía Nacional. El 85895 fue el número ganador en la jornada en la que se recordó una jornada tan especial, un sábado que se inició con un acto de izado de bandera en la santacrucera plaza de Weyler.

Aunque la historia nos repite constantemente que no hay que olvidar de dónde venimos, lo cierto es que muchos aguaceros han caído desde que el rey Fernando VII dio forma a lo que hoy se conocer como el Cuerpo Nacional de Policía. Y es que 200 años después de su fundación un abismo, como no puede ser de otra manera, separa sus orígenes fríos y represivos de la solidaridad que domina su día a día en 2024.

Doscientos años no se cumplen todos los días. Aunque sus cimientos están asociados con los cometidos que Isabel la Católica encomendó a la Santa Hermandad, el origen de la Policía Nacional hay que fijarlo durante el reinado de Fernando VII. Tal día como ayer de 1824 el «Santo» firmó el decreto que posibilitaba la creación de la Superintendencia General de Policía. Y es que aunque el debate en torno a la sedición les suene del otro día, ya en el siglo XIX uno de los principales cometidos asignados a los miembros del cuerpo recién constituido era reprimir los brotes de alzamiento o sublevación que germinaban a toda velocidad en la Europa de la Restauración.

Inicialmente las Comisarías de Distrito sólo se abrieron en Madrid y tuvieron que pasar 28 años hasta que se ampliaron al resto del territorio español. Ahí fue cuando se fijó una primera novedad relacionada con su uniformidad. Y es que los integrantes del Cuerpo de Vigilancia podían prestar servicios de paisano, pero no los del Cuerpo de Seguridad, que tenían que acudir a su puesto de trabajo uniformados. Vamos, un primer paso del Ministerio de la Gobernación para lo que acabó siendo la policía secreta.

Pero 1936, el año que reventó la Guerra Civil, también fue un episodio clave en el organigrama de la policía gubernamental. Su estructura se partió en dos con las fuerzas leales al Gobierno y las fuerzas sublevadas. En el bando de los amotinados los militares se hicieron con el control y la presencia policial fue casi residual. A finales de año se tomó la decisión de unificar los recursos en la zona republicana en torno a un único Cuerpo de Seguridad. A la Guardia Civil, fundada por el duque de Ahumada en 1844, le sucedió algo parecido con su mutación a la Guardia Nacional Republicana.

De los ‘grises’ a los ‘maderos’

Con el triunfo del bando sublevado liderado por Franco se dan los pasos necesarios para fundar la Policía Armada. El pulso de la actualidad les encomendó un papel agrió relacionado con el mantenimiento del orden y la represión de los brotes subversivos. En su punto de mira se colocó como algo prioritario exterminar la huella de los maquis [guerrilleros opositores a Franco] en las familias enfrentadas al Régimen. Tres años después de que falleciera el caudillo, el 4 de diciembre de 1978 [el mismo día que nació el generalísimo en Ferrol] se abordó una nueva metamorfosis policial y la institución fue renombrada como Cuerpo de Policía Nacional.

Esos años grises terminaron con un cambio en la uniformidad a una tonalidad canela que popularmente hizo que el cuerpo fuera conocido en el mundo delincuencial como los maderos: a los de la acera de enfrente, la que ocupaban los efectivos de la Guardia Civil, los malos los seguían llamando los picoletos y los integrantes de la Policía Local eran los guindillas [en La Laguna, por ejemplo, el furgón en el que éstos se desplazaban le pusieron el nombrete de La chivata]. Más allá de esas anécdotas, una de las imágenes en el Mundial de Naranjito fue ver a un jeque kuwaití rodeado de policías nacionales, ya vestidos de canelo, en medio del campo del Valladolid pidiendo a un árbitro ruso que anulada el gol que había marcado Francia. El colegiado, sancionado de por vida, no dio validez al tanto pero los gabachos aplastaron a su rival (4-1)... Más de una docena de agentes fueron retratados aquel día por los objetivos que captaron el instante en el que los efectivos policiales desalojaban del césped a un millonario al que la historia le quiso regalar otro de esos capítulos difíciles de olvidar: Fad Al Ahmad, hermano del emir de Kuwait, acabó murieron durante un combate contra los súbditos a Sadam Husein. Pero ésa es otra historia en la que la Policía Nacional tiene un rol de mero espectador o actor muy secundario. Antes de quedar constituido como el Cuerpo Nacional de Policía hay otra fotografía que sitúa a cientos de efectivos de la Policía Nacional en los exteriores del Congreso de los Diputados, arremolinados en torno a un sinfín de furgonetas Mercedes Benz, mientras los guardias civiles leales [algunos se comprobó posteriormente que acudieron al Palacio de la Carrera de San Jerónimo engañados– al teniente coronel Antonio Tejero participaban en el fallido Golpe de Estado del 23F.

Modernidad y eficacia

Estas historias, más cercana al protagonismo omnipresente que tienen los Alcántara en Cuéntame cómo paso, nada tiene que ver con la imagen de modernidad que destila el Cuerpo Nacional de Policía en el reinado de Felipe VI. Su evolución, para bien, también es algo que se percibe en la Guardia Civil. Y es que año arriba, año abajo, son como dos gotas de agua... En la actualidad el CNP cuenta con más de 77.500 funcionarios repartidos por la geografía nacional –por los ya casi 89.000 guardias civiles– y sus cometidos están fijados en base al artículo 12 de la Ley Orgánica 2/1986:expedición del Documento Nacional de Identidad (DNI); control de entrada y salida de personas en el territorio español;competencias en materia migratoria; vigilancia de la normativa que rige el juego y las apuestas ilegales; investigación de los delitos relacionados con el tráfico de drogas; colaboración con los casos que gestiona la Interpol y Europol y el control de entidades y servicios privados de seguridad.

Reconocida como una de las policías más efectivas del mundo por sus sólidas actuaciones frente al terrorismo yihadista, la realidad actual del Cuerpo Nacional de Policía está fundida a los latidos de una sociedad que agradeció los servicios que prestó en la última pandemia, algo que hay que ampliar a los cometidos desarrollados por los militares, Guardia Civil, Policía Canaria y Policías Locales Canarias, y que se ha normalizado con guiños como el que anoche le hizo la ONCE: el boleto del 13 de enero (85895) se dedicó al Bicentenario de una institución que hoy juega un cometido extraordinario en asuntos como los delitos relacionados con la trata de mujeres, la violencia de género, la ciberdelincuencia y cualquier arte delictiva que se propague por tierra, mar o aire.

Doscientos años después de que Fernando VII plantara la primera semilla policial en España, algunos de ellos marcados para siempre por los asesinatos de los pistoleros de ETA, Jesús María Gómez Marín, jefe superior de la Policía Nacional en Canarias tiene claro que «la lucha contra la ciberdelincuencia, la violencia de género y el control de los flujos migratorios» son algunos de los retos profesionales a los que deben acometer los funcionarios del CNP desplegados en el Archipiélago. «Hay mucha ilusión y cada vez más preparación», sostiene.

Con motivo de esta efemérides, la santacrucera plaza de Weyler acogió un acto de izado de la bandera en el que todo el protagonismo lo acaparó el bicentenario de la creación de la Policía Nacional. Autoridades civiles y militares, así como mandos del CNP en la Isla, presidieron una cita que fue aplaudida por los ciudadanos que se acercaron al entorno de la Capitanía General de Canarias. Más de 4.200 agentes de este cuerpo prestan servicio actualmente en esta comunidad y la presencia de la mujer acapara el 17% del total de los recursos desplegados en el Archipiélago.

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13 de enero 1824.- El rey Fernando VII constituye la Superintendencia General de Policía. Velar por el libre ejercicio de los derechos de los ciudadanos y la prestación de un servicio público de seguridad ya figuraban en su hoja de ruta inicial.

23 de septiembre de 1939.- Acaba la Guerra Civil y se instaura el régimen franquista. Una de las primeras medidas que tomó el dictador fue reorganizar la Dirección General de Seguridad: nace la Policía Armada.

4 de diciembre de 1978.- La Policía Armada del General Franco se convierte en el Cuerpo de Policía Nacional. Su organización pasa a formar parte de la estructura del Ministerio del Interior.

13 de marzo de 1986.- Se promulga la Ley Orgánica de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que unificó a los Cuerpos de Policía Nacional y Cuerpo Superior de Policía en el Cuerpo Nacional de Policía.