Investigación

Los trabajadores del Camp Nou, al descubrir sus condiciones laborales: “Se aprovechan de nosotros para ganar más dinero”

“Piensas que si trabajas en el Camp Nou vas a ganar más o estarás mejor, pero no es verdad, solo es una imagen", explica un empleado en el estadio

Mohamed, que vive entre escombros en una casa que cae a pedazos, es uno de los obreros empleados en las obras del Camp Nou.

Mohamed, que vive entre escombros en una casa que cae a pedazos, es uno de los obreros empleados en las obras del Camp Nou. / Manu Mitru y Jordi Otix

Elisenda Colell

Cuando entró a trabajar en las obras del Camp Nou, Mamadou no pudo contener las lágrimas. “Me puse a llorar como un niño: me acordé de mi país, soñaba con el Barça… Lo he conseguido, estoy aquí dentro, mi vida cambiará”, cuenta emocionado este joven maliense que ha trabajado en la demolición del estadio blaugrana. Pero su rostro se descompone cuando se da cuenta de que la empresa que lo ha contratado ni le paga las horas extras ni cumple con el salario mínimo. “Te piensas que si trabajas en el Camp Nou vas a ganar más o estarás mejor, pero no es verdad, solo es una imagen. Tú eres como una mosca, no vas a ganar nada”, le responde Abdala, otro empleado en el estadio.

Mamadou tiene una teoría que es la que le mantiene en pie. Esta teoría dice que la vida es como una escalera que hay que subir poco a poco. Él empezó por abajo del todo: a los comenzó a trabajar como campesino en Malí, país inmerso en una guerra. Por eso se jugó la vida en una patera hasta las islas Canarias. “Para ir subiendo la escalera poco a poco”. Cuando se puso a trabajar en las obras del nuevo estadio del Barça sintió que había subido tres peldaños a la vez. “En mi pueblo no podía ver los partidos del Barça porque se tenían que pagar. Cuando pude estar aquí dentro pensé que mi vida iba a dar un giro”. 

Él trabaja como peón especialista 10 horas cada día. Cobra 1.188,32 euros al mes. Son poco más de cinco euros la hora. “Yo no sabía eso… A mí me habían prometido que iba a ganar 8 euros la hora”, exclama. Pero luego lo comprende. “Claro, por eso todos los que trabajan aquí son inmigrantes, porque saben que tienen que trabajar duro, no conocen nada y se pueden aprovechar de ellos. Yo llevo poco tiempo aquí, un año y ocho meses”, cuenta. “Ellos no piensan en nosotros… Pero nosotros también tenemos derechos, ¿no?”, se pregunta el joven.

3,8 euros la hora

En cambio, Mohamed responde con incredulidad cuando descubre su salario. Le dijeron que ganaría 6,5 euros la hora, pero está cobrando 3,8. “Me he quedado flipado, te lo juro”, dispara. “No puedo cobrar este sueldo, es muy bajo, pero que muy bajo”, dice. “Es que así yo no puedo levantar cabeza, tendré que vivir siempre agachado, no me podré levantar nunca”, lamenta el hombre, que malvive entre escombros en una casa abandonada de Manresa (Bages) y que algunas noches ha dormido en la calle, frente a las obras del Camp Nou, para no llegar tarde al trabajo. 

Mamadou, uno de los obreros del Camp Nou, vive en una habitación compartida con otro compatriota.

Mamadou, uno de los obreros del Camp Nou, vive en una habitación compartida con otro compatriota. / Jordi Otix / Manu Mitru

Pero su reflexión va más allá. “Yo necesito una casa, un coche, tener a mi familia conmigo, que están todos en Marruecos… Los famosos se pasean por el estadio del Barça, tienen muchos millones. Y nosotros aquí cobrando cuatro duros y sufriendo. Esta es la vida: unos tienen mucho y los otros no tenemos nada. Así no se puede vivir”, exclama. “El dinero que a mí no me están pagando se lo quedan ellos, ¿no?”, se pregunta.

Precariedad y migrantes

No es el único que tiene esta duda. “Esto no es normal ni puede ser legal, nos están quitando nuestro sueldo, se aprovechan de nosotros, para ganar ellos más dinero”, se queja otro obrero, Ibrahim, procedente de Senegal. Sin de momento éxito, está tratando de juntar a más empleados para ir a denunciar las condiciones laborales en el estadio a través de un sindicato. “Estas empresas saben cómo jugar para aprovecharse de los trabajadores”, responde Abdala.

Mohamed, en su precaria vivienda, prepara la ropa para ir a trabajar al Camp Nou.

Mohamed, en su precaria vivienda, prepara la ropa para ir a trabajar al Camp Nou. / Manu Mitru y Jordi Otix

Al entender su nómina, el marroquí comprende por qué la mayoría de los empleados en el estadio son migrantes. “Claro que los españoles quieren trabajar, pero con derechos. Por eso no les llaman”, dice. “Si los inmigrantes no trabajaran en España se quedarían sin nada, sin fruta, sin comida, sin construcción… Nosotros, los inmigrantes estamos donde está el riesgo. Si no estamos, este país entra en una crisis”, reflexiona Mohamed.

"Un Qatar a la española"

Hay alguna excepción, como David, que trabajó durante un mes limpiando los accesos al recinto de obras. “Claro, yo con la crisis perdí mi bar, he pasado un cáncer y un accidente de moto... Y necesito trabajar, estoy lleno de deudas. Y cuando te acercas a los 50 es mucho más difícil y te agarras a lo primero que encuentras”, explica este vecino de L'Hospitalet de Llobregat que vive con su madre en el Anoia. “Durante este tiempo he visto cómo se trata a los trabajadores del Camp Nou: nadie está contento, pero no tienen otra. Siempre he sido del Barça, pero después de ver las obras por dentro… creo que me haré del Madrid”, sigue el limpiador.

Mamadou, después de que se le haya caído a los pies el mito del Barça y de su vida de éxito en Europa, solo espera encontrar otro empleo mejor. Nada de denunciarlo, ni tan siquiera asesorarse. “Tengo miedo a que me echen, yo voy a aguantar hasta que encuentre algo mejor”, dice. “Esto es un Qatar a la española: la gente que está entrando a trabajar a las obras del Camp Nou se piensan que se van a hacer millonarios. Pero no, nosotros siempre estamos abajo. Los que ganan dinero a costa nuestra son los otros. Cuanto antes te hagas a la idea… mejor”, responde Abdala. 

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