Europa reclama ampliar el horario escolar para frenar el abandono

Las Islas cuentan con la cuarta tasa más alta del país de jóvenes de 15 a 34 años que ni estudian ni trabajan

La OCDE propone copiar el plan portugués

Imagen de archivo del arranque del curso escolar en las Islas.

Imagen de archivo del arranque del curso escolar en las Islas. / JOSÉ CARLOS GUERRA

Las islas cuentan con un 15,8% de jóvenes de entre 15 y 34 años que ni estudian ni trabajan. Este dato es más acusado entre los hombres (16,8%) que entre las mujeres (14,9%). Esto sitúa a Canarias como la cuarta región con la tasa más alta de ninis detrás de Ceuta y Melilla (23,3%), Baleares (16,8) y Andalucía (16,6%). La media nacional se situó en 2022 en el 13,9%, según los datos publicados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional.

En cuanto a la tasa de abandono escolar temprano esta se colocó el año pasado en el 11,7%, lo que supone un 2,2% por debajo de la media nacional que está en el 16,3%. Las Islas han logrado reducir esta tasa un 16,3% en relación al dato de hace una década. La estadística apunta a una ralentización de este descenso al situarse sin alteración en relación a la de 2021.

Recomendaciones

Ante este panorama la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recomienda identificar los colegios vulnerables o fomentar la inclusión, la equidad y el bienestar en las escuelas para reducir el abandono escolar temprano, así como quitar el horario intensivo centrado en las mañanas implantando una jornada de mañana y tarde. Estas recomendaciones han quedado plasmadas en el informe Propuestas para un Plan de Acción para reducir el Abandono Escolar Temprano en España elaborado por la OCDE, en colaboración con el Ministerio de Educación y Formación Profesional y la Dirección General de Apoyo a la Reforma Estructural de la Comisión Europea. Una de las medidas que plantea es dar «apoyo adicional a los alumnos vulnerables y a sus familias, la creación de grupos de aprendizaje de diferentes tamaños, la oferta de clases adicionales (por ejemplo, apoyo con los deberes o de refuerzo) y la ampliación del tiempo de aprendizaje».

Con respecto a este último punto señalan la necesidad de «considerar la posibilidad de seguir el ejemplo de países de la OCDE como Dinamarca y Portugal, que han adoptado sistemas flexibles de jornada completa para ampliar el tiempo de aprendizaje».

Estas iniciativas han ido acompañadas de una mayor oferta de comedores escolares y actividades extraescolares. Esto facilitaría la conciliación familiar, uno de los grandes temas pendientes. Además tendría un impacto aún más favorable para los menores en riesgo de exclusión social. Para ponerlo en marcha subrayan que se «exigiría invertir en subvenciones para la alimentación y las infraestructuras escolares y remunerar adecuadamente al personal de los centros, entre otros aspectos».

Añaden la necesidad de adaptar los recursos existentes en los centros para atender las necesidades individuales de aprendizaje, reducir las tasas de repetición de curso, limitar la segregación escolar, realizar intervenciones tempranas, reforzar la orientación escolar y profesional, ampliar el acceso a una educación infantil de calidad y fortalecer la colaboración entre los centros, los progenitores y las comunidades locales. Otro de los aspectos que analiza el informe es el relativo a la repetición de curso. Señala que pese a que la LOMLOE limita el número de veces que los alumnos pueden repetir curso, los participantes del grupo de trabajo señalaron que es probable que para cambiar la «cultura de la repetición» se requiera tiempo y esfuerzo.

En este sentido, señala que «es vital seguir concienciando sobre los efectos negativos de repetir curso para los alumnos, así como los costes que ello supone para los sistemas educativos y la sociedad, además de informar sobre las ventajas de buscar alternativas eficaces, como las estrategias de intervención temprana».

Pone a Finlandia y Portugal como los ejemplos de países a seguir ya que han demostrado que la intervención temprana puede ser eficaz a la hora de reducir las tasas de repetición de curso. Para ello es necesaria una modificación gradual de los sistemas de evaluación y calificación acorde con las medidas propuestas en la LOMLOE para mejorar el éxito educativo, como la eliminación de la calificación numérica, la evaluación por competencias y la repetición solo como medida excepcional.

Esto incluye el desarrollo de las aptitudes del profesorado para la elaboración y utilización de prácticas de evaluación inclusivas y la prevención de sesgos en la evaluación.

Otra de las ideas que lanza es la necesidad de revisar las políticas relativas a la admisión del alumnado y a la elección de centro ya que pueden agravar las desigualdades si no se diseñan de forma detallada. Para ello recomienda considerar la posibilidad de revisar sus políticas de asignación de plazas mediante medidas de «elección controlada», reservando una parte de las plazas para los alumnos de entornos desfavorecidos.