Canarias encadena tres años de supercalimas sin precedentes

Las supercalimas de 2022 y 2020 fueron tan intensas que saturaron los medidores

Los recurrentes  episodios de polvo en suspensión dificultan conocer la situación real de la contaminación en el Archipiélago

Episodio de supercalima de finales de enero de 2022.

Episodio de supercalima de finales de enero de 2022. / Andrés Gutiérrez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Pocos días antes de que la crisis del coronavirus estallara en toda España – empezando por Canarias – el Archipiélago sufrió uno de los episodios de calima más intensos de su historia. El 22 de febrero de 2020 los cielos se tornaron color ocre. La población se tuvo que confinar en casa para evitar la inhalación de polvo en suspensión y los daños asociados a la reducidísima visibilidad y el fuerte viento que lo acompañó. Aquella supercalima fue la primera de muchas. Además de episodios posteriores menos intensos, Canarias recibió en menos de dos años (enero de 2022) dos pulsos de polvo en suspensión consecutivos que volvieron a llenar los cielos de arena del desierto. 

Ahora, según los primeros análisis realizados en el marco del proyecto Aero-Extreme, del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IPNA-CSIC), se ha podido constatar que estos episodios carecen de precedentes en la historia de Canarias. "Nunca antes se habían registrado episodios de esta índole", explica Sergio Rodríguez, investigador principal del proyecto cuyos resultados se publicarán a lo largo de este año. 

Canarias registra datos sobre concentraciones de partículas respirables de tipo PM10 (inferiores a 10 micras) de manera generalizada desde 2005, cuando entró en vigor la directiva europea que venía a regular las partículas contaminantes. No obstante, también cuenta con los datos recogidos desde el Centro Atmosférico de Izaña desde 1987. En ninguno de los dos casos, "se ha visto un episodio de calima que se asemeje a este". Lo más inusual de estos eventos es que fueron tan intensos que llegaron a "saturar" los medidores de material particulado en el aire. Razón por la cual este grupo de científicos ha tenido que crear un nuevo método para "reconstruir" la cantidad de partículas de polvo sahariano que se acumularon en Canarias durante estos episodios y que, en algunos casos, rebasa los 5.000 microgramos por metro cúbico.

Una familia pasea por las ramblas de Santa Cruz inundados por la calima.

Una familia pasea por las ramblas de Santa Cruz inundados por la calima. / Delia Padrón

"Los analizadores suelen tener un tope de 1.000 microgramos por metro cúbico", reseña Rodríguez. Los fabricantes decidieron que ese sería un límite adecuado para medir la contaminación del aire en ciudades europeas. "En cualquier lugar, rebasar este indicador con emisiones contaminantes sería inaudito", recalca el investigador que, sin embargo, insiste que en Canarias hay más factores que determinan la contaminación del aire. A día de hoy, sin embargo, en el Archipiélago no se puede dirimir entre contaminación natural y humana, lo que provoca que su nombre aparezca continuamente entre las regiones más contaminadas de la Unión Europea.

En un reciente estudio de Ecologistas en Acción, de hecho, Canarias aparece como la comunidad autónoma en la que más crece la contaminación por PM10 en 2022, siendo esta un 59% superior en relación con el periodo 2012-2019. Una cifra que está muy lejos de las registradas en el resto de regiones españolas y que los propios firmantes del informe adscriben a la mayor frecuencia de episodios de intrusión de polvo africano.

Durante el año pasado la práctica totalidad de las estaciones rebasaron el límite diario establecido por la normativa europea (50 microgramos por metro cúbico) en muchos más días de los 35 permitidos. Además, un tercio de los analizadores desbordaron el valor límite anual (40 microgramos por metro cúbico). Los peores registros tuvieron lugar en las estaciones de San Agustín, Castillo del Romeral e ITC Santa Lucía, en Gran Canaria, donde se superaron 82, 72, y 69 veces el valor límite diario.

Un avión despega en el aeropuerto del sur tras un día en tierra debido a la supercalima de 2020.

Un avión despega en el aeropuerto del sur tras un día en tierra debido a la supercalima de 2020. / Andrés Gutiérrez

A día de hoy, la calima se ha convertido en un verdadero obstáculo para conocer la situación real de la contaminación en las islas. "La Red de Vigilancia de Calidad del Aire del Gobierno de Canarias no permite conocer el origen de las partículas PM10", resalta Sergio Rodríguez. De ahí que sea imposible separar la calima y la sal marina –partículas naturales– de la emisión local de los vehículos, los barcos o la industria.

El laboratorio de la calima

De la necesidad dede evaluar el grado de contaminación real en las Islas, sin interferencias de las calimas, y poder cuantificar la reducción de contaminantes debida a las políticas europeas de calidad del aire surge el Laboratorio de Calidad del Aire de Canarias, una nueva y única infraestructura que pretende "cuantificar los aportes de la contaminación humada y de las partículas naturales a las partículas respirables PM 10 y PM 2.5" que se encuentran en el aire que respira la población canaria. "Canarias no tiene las mismas características que el resto de la Unión Europea, las intrusiones de aire sahariano son mucho más comunes e intensas que en el continente", insiste.

Para discriminar las causas "naturales" y las antropogénicas, y así poder tomar medidas contundentes para acabar con la contaminación del aire en el Archipiélago, los investigadores creen necesario "conocer la composición química de las partículas respirables, así como su evolución en el tiempo", explica Rodríguez. "La idea es que el Gobierno de Canarias pueda gestionar la calidad del aire con datos científicos", insiste el investigador. No en vano este Laboratorio surge de la colaboración de la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial y del IPNA-CSIC.

Estos episodios, que también empiezan a ser un problema para la Península, han llamado la atención de la comunidad científica que intenta buscar respuestas a las incógnitas que emanan de estos nuevos fenómenos. En el proyecto Aero-Extreme, financiado por el Ministerio de Ciencia, se estudian los escenarios en los que tienen lugar las supercalimas, su relación con el cambio climático y y las propiedades del polvo que afectan al clima. Lo harán gracias a las muestras recolectadas de eventos de supercalima de los últimos años. El proyecto también estudia los eventos extremos de aerosoles volcánicos de la erupción de La Palma en 2021.

Finalmente, este estudio también quiere ayudar a mejorar la toma de decisiones cuando un evento extremo como este se cuela en el Archipiélago. "Los eventos extremos de aerosoles no siempre son adecuadamente pronosticados por los modelos de predicción", explica Rodríguez, que insiste que, sin embargo, sus impactos en la vida y la economía son tangibles dado que muchas veces fuerzan a cerrar tanto la navegación aérea como la marítima. "Este proyecto no solo aportará conocimiento científico, también aportará información para gestionar futuros eventos extremos", sentencia.

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