Dos científicos canarios hallan una bacteria crucial en el cambio climático

Federico Baltar y José M. González sitúan en el mapa científico un grupo de microorganismos marinos que regulan el equilibrio energético y la fijación de CO2

Federico Baltar, durante una de las expediciones realizadas en la Antártida.

Federico Baltar, durante una de las expediciones realizadas en la Antártida. / E. D.

María Jesús Hernández

Un equipo científico internacional dirigido por los investigadores canarios Federico Baltar –profesor de la Universidad de Viena–, y José M. González –Universidad de La Laguna–, ha descubierto un grupo de bacterias (UBA868) hasta ahora desconocido en los océanos, que juegan un papel clave en el ciclo energético de las profundidades oceánicas y en la fijación de carbono, por lo que tiene importantes implicaciones en la comprensión de la capacidad del océano para almacenar carbono y su impacto en el cambio climático.

«Descubrimos un grupo de bacterias mixotróficas previamente ignorado, que se denomina UBA868, y es un importante contribuyente a la actividad metabólica de la comunidad microbiana en el océano profundo, especialmente en la oxidación de compuestos de azufre y la fijación de carbono», indicó el doctor Federico Baltar.

Mar de Ross

El investigador grancanario –titulado en Ciencias del Mar por la ULPGC–, dirigió en 2021 el primer estudio mundial sobre la vida que existe bajo la mayor plataforma de hielo en el Mar de Ross, en la Antártida, y en el que participaron científicos de Austria, Nueva Zelanda, China y Estados Unidos. Allí fue cuando se descubrió la bacteria UBA868, capaz de fijar CO2 para formar biomasa, sin luz, a través de oxidar compuestos de azufre.

Tras hallar este nuevo microorganismo, Baltar y el profesor José M. González, de la Universidad de La Laguna, comenzaron a investigar para saber si la presencia de esta bacteria se limitaba a un entorno tan extremo como son las aguas bajo el hielo de la Antártida, o estaba presente en el resto del océano. Para ello, analizaron los datos disponibles de la campaña alrededor del mundo Tara Oceans realizada en 2010 –más de 35.000 muestras de ADN para estudiar la diversidad biológica de los océanos–; y también de la expedición Malaspina (2010-2011).

La conclusión es que dicho grupo bacteriano, está presente en todos los océanos del mundo, un descubrimiento que acaba de ser publicado en la revista internacional de alto impacto científico Nature Microbiology.

UBA868 ayuda a la actividad metabólica de la comunidad microbiana en el océano profundo

«El estudio es importante porque cuestiona el paradigma actual de que los autótrofos obligados y los heterótrofos son los principales actores en los ciclos biogeoquímicos del océano profundo. En cambio, los mixotrofos como UBA868 pueden desempeñar un papel clave en estos ciclos y su importancia debe ser considerada en futuros estudios», explicó Baltar.

El estudio desvela el papel de los océanos para almacenar CO2 y su impacto en el calentamiento global

El descubrimiento de la importancia de UBA868 en los ciclos biogeoquímicos del océano profundo también tiene implicaciones en la comprensión de la capacidad del océano para almacenar carbono y su impacto en el cambio climático. «Los mixotrofos como UBA868 pueden tener un papel importante en la eliminación del carbono de la atmósfera a través de la fijación de carbono, lo que podría ayudar a mitigar el cambio climático».

El mar profundo –más de 200 metros–, representa en torno al 90% del volumen oceánico mundial, que alberga el mayor número de microorganismos. Estos microorganismos contribuyen significativamente a los ciclos biogeoquímicos porque extraen materia orgánica –del fitoplancton y el zooplancton–, la transforman y la vuelven a poner a disposición del ecosistema en forma de nutrientes. De ahí la importancia del papel que desempeña UBA868 en la fijación y el ciclo del carbono.

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El grupo de investigación que dirige Federico Baltar en la Universidad de Viena, en colaboración con José M. González (ULL), estudia maneras alternativas que tienen los microbios marinos de fijar CO2, a través de las denominadas rutas anapleróticas. «Son vías bioquímicas que reabastecen los intermediarios del ciclo del ácido cítrico -conocido como ciclo de Krebs o de TCA-, que pueden ser utilizados para una variedad de procesos celulares, incluyendo la producción de energía, la síntesis de aminoácidos y la síntesis de lípidos». Las vías anapleróticas están en muchos organismos, incluyendo bacterias, hongos, plantas y animales, y juegan un papel importante en el mantenimiento del metabolismo celular. «Estamos estudiando cómo de abundantes son esas vías en el océano y cómo de importantes son para el ciclo del carbono marino». | M. J. H.

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