La tiranía del largo de una falda
El Festival Tenerife Noir arranca la programación de su octava edición con una muestra sobre el tratamiento de la imagen femenina en las portadas de las novelas policíacas
Tenerife Noir, que arrancó esta semana y se extenderá hasta el próximo día 26 con más de 60 actividades, escogió una exposición como arranque para la agenda de su octava edición. En la misma semana en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, los gestores de esta iniciativa cultural dedicada al género negro inauguraron la muestra titulada Mujeres encubiertas. La manipulación de las portadas policíacas durante el franquismo.
Comisariada por el especialista Carlos Abio, estará disponible para su visita hasta el próximo 19 de marzo. Ideada exclusivamente para el encuentro literario santacrucero es un interesante ejemplo de cómo la imagen femenina ha sido usada, y manipulada, en las portadas de las novelas. En las del género negro especialmente. «Hice mi tesis doctoral sobre la traducción de la novela negra. Tengo una colección de 5.000 libros policiacos y me di cuenta de que las portadas eran muy potentes y tenían muchos mensajes. Si nos fijamos, en esta época y en este tipo de novelas, las mujeres aparecen maltratadas y tratadas como meros objetos sexuales. Eso era lo normal», explicó Abio.
La novela negra publicada durante el franquismo se preocupa más por alargar las faldas y subir los escotes de los personajes femeninos que se ilustran en las portadas de los libros que por la imagen que de ellas se muestra. Un vistazo por esas portadas basta para darse cuenta de que, en esa época, los personajes femeninos de las portadas salen generalmente asustados, maltratados o directamente muertos. «Ese mismo proceso se daba también en otros países, no éramos especiales. La manipulación siempre ha existido y siempre existirá, pero tenemos que ser conscientes de que nos intentan manipular. Lo mismo que ocurría en España pasaba en Francia e Italia, por ejemplo».
Según Abio, que sitúa su proyecto en un marco temporal que va desde 1950 a 1975, la primera vez que se nombra la novela negra en España fue en 1952. De hecho, es la década en la que el país empieza, poco a poco y de la mano de Estados Unidos, a salir de su aislamiento. «Nos inundan con sus productos culturales, el cine, la televisión y ahí empieza la novela negra. A partir de los años 50, aquí salen unas 10.000 publicaciones, unas traducidas y otras son pseudotraducciones escritas por autores españoles que firman con nombres en inglés», explicó.
Es en ese momento cuando se empiezan a copiar portadas americanas que tienen que ser adaptadas a los rigores de la censura en España. De hecho, se llegan a usar ilustraciones de novelas ya publicadas para libros nuevos que nada tienen que ver con el argumento de la original. «En los años 60, los portadistas españoles han aprendido el oficio y empezamos a exportar a Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña. Fueron muy cotizados».
El recorrido por el Espacio R permite al visitante observar las portadas originales y, a su lado, sus otras versiones adaptadas a la censura o simplemente a los gustos de los consumidores de cada país. Las piernas desnudas se cubren de pantalones o directamente desaparecen algunos de esos personajes femeninos.
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