Crisis climática

El planeta que dejamos: este es el (preocupante) legado medioambiental para las generaciones venideras

El avance de la crisis climática ha alterado drásticamente los cimientos del planeta: desde el aire que respiramos hasta los paisajes, los recursos naturales y algo tan vital como el clima con el que convivimos

El planeta que dejamos: este es el (preocupante) legado medioambiental para las generaciones venideras.

El planeta que dejamos: este es el (preocupante) legado medioambiental para las generaciones venideras.

Valentina Raffio

El mundo en el que vivieron nuestros abuelos, el de nuestros padres y el que tenemos actualmente no es el mismo. El avance de la crisis climática ha alterado drásticamente los cimientos del planeta: desde el aire que respiramos hasta los paisajes, los recursos naturales y algo tan vital como el clima con el que convivimos. La tierra se enfrenta ahora a una crisis medioambiental y de biodiversidad sin precedentes que, de seguir así, condicionará el futuro de generaciones actuales y de las venideras.

El planeta que dejamos, según constata el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), es una herencia directa del estilo de vida de generaciones anteriores. "Es inequívoco que la actividad humana ha calentado la atmósfera, el océano y la superficie terrestre", concluye el estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha. La comunidad científica alerta que, si no cambiamos de rumbo de manera rápida, las consecuencias de la crisis climática irán aumentando en las próximas décadas.

Este es el legado medioambiental que dejamos a las generaciones que vendrán.

Aire cada vez más contaminado

Incluso algo tan indispensable como el aire que respiramos ha cambiado. Alguien nacido en 1936, por poner un ejemplo, en su primera bocanada respiró unas 312 partes por millón de dióxido de carbono. Una persona nacida en 1962, llegó a un mundo en el que los niveles de dióxido de carbono ya habían subido a 318 partes por millón. Un niño o una niña del 2012, nacido hace justo una década, ya tuvo que enfrentarse a un aire repleto de 394 partes por millón de este gas. Ahora mismo, según el último balance de ' Global Carbon Project', la atmósfera está impregnada por 416 partes por millón de CO2. Y este no es el único contaminante que impregna el aire. Hay muchas otras sustancias igual de perjudiciales que también han ido al alza en las últimas décadas.

El aumento exponencial de la polución en el aire se relaciona con un amplio abanico de enfermedades. Según apunta un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación incrementa el riesgo de infecciones respiratoriasenfermedades cardíacasderrames cerebrales y diferentes tipos de cáncer. Las autoridades sanitarias también advierten de que respirar aire contaminado causa unas siete millones de muertes prematuras al año en todo el mundo. Los últimos informes disponibles sobre la calidad del aire apuntan a que, año tras año, la presencia de contaminantes en la atmósfera va a más.

Recursos naturales en jaque

Los paisajes naturales del planeta han cambiado radicalmente en las últimas décadas. La expansión urbanística ha acorralado los bosques, los espacios verdes y los ecosistemas. Las actividades humanas han puesto en riesgo de extinción a más de un millón de especies. La crisis climática desencadenada por la humanidad ha provocado daños estructurales en el medio ambiente como, por ejemplo, una disminución drástica en los niveles de hielo ártico. También ha provocado el aumento del mar más acusado jamás registrado.

Todo esto no solo afecta a los ecosistemas naturales del planeta. También tiene un impacto directo en los recursos naturales de los que podemos disponer. En Europa, por ejemplo, el aumento de las sequías han triplicado las pérdidas agrícolas en tan solo cinco décadas. En un futuro, según apunta un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el avance de la crisis climática podría reducir a la mitad la producción de trigo, remolacha y maíz en el sur de Europa. España podría ser uno de los países más afectados por este fenómeno.

Auge de los extremos climáticos

Los termómetros del planeta también han cambiado en el último siglo. La temperatura media global está ahora 1,2 grados por encima respecto a los valores de la era preindustrial. De seguir así, alertan los expertos, para finales de siglo podríamos tener un mundo 2,4 grados más caliente que hace cien años. En lugares como España, así como en los demás países del arco Mediterráneo, los termómetros podrían subir más de cuatro grados. Esto no solo provocaría un aumento general de las temperaturas sino que, además, aumentaría el riesgo de sequíasolas de calor y fenómenos meteorológicos extremos en el territorio.

La comunidad científica advierte que el mundo ya se ha adentrado en una era de extremos climáticos. El último gran análisis del Grupo Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático apunta a que la incidencia de eventos climáticos extremos ha aumentado desde la década de 1950. En estos momentos, lidiar con el auge de los extremos climático le está costando al mundo unos 170.000 millones de euros anuales. En un futuro, los efectos de la crisis climática podrían sumar cerca de dos billones de euros cada año. 

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