España ha sido pionera y referente mundial en la lucha contra la violencia de género en el ámbito de la pareja y expareja, pero aún tiene pendiente el reconocimiento del resto de víctimas de violencias machistas, un compromiso que adquirió al ratificar en 2014 el Convenio de Estambul.

Una deuda que se pretende saldar en esta legislatura a través de distintos proyectos, como la ley de garantía de la libertad sexual, conocida como la ley del “sólo sí es sí”, la ley contra la trata o la reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, en la que se incluirán los vientres de alquiler, las esterilizaciones forzosas o los abortos forzados.

Ante el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el día 25, vuelve a primera línea el Convenio de Estambul, que establece que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos y que los estados son responsables si no responden y la combaten de manera adecuada. Y especifica que esa violencia se puede manifestar de distintas maneras: violencia física, psicológica y sexual, mutilación genital femenina, matrimonio forzado, acoso o aborto forzado.

‘Sólo sí es sí’

El clamor feminista que llenó las calles españolas al grito de “sólo sí es sí” -tras la sentencia que consideraba que la víctima de La Manada había sufrido un abuso sexual y no una violación- está en el espíritu de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, que reformará la tipificación de los delitos sexuales en el Código Penal.

Esta futura ley no sólo se limita a hacer esa modificación, sino que articula la prevención, atención, sanción, especialización y reparación de todas las violencias sexuales, al igual que la ley 1/2004 hizo con la violencia de género en el ámbito de la pareja.

Aún en fase de anteproyecto, el texto legal considera violencias machistas los delitos sexuales, la trata con fines de explotación sexual, los matrimonios forzados, la mutilación genital femenina, la pornografía no consentida y el feminicidio sexual.