Arte

Las múltiples personalidades de Óscar Domínguez

TEA presenta la exposición ‘Óscar Domínguez. Dos que se cruzan’, con ochenta obras del pintor tinerfeño más internacional 

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Hay muchos Óscar Domínguez (Tenerife, 1906-París, 1957). «Es muchos pintores a al vez, abre muchas gavetas y hay muchos periodos en su trayectoria. Es un autor insatisfecho». Isidro Hernández, conservador de la colección de TEA Tenerife Espacio de Artes, habló así de las múltiples facetas del recordado artista tinerfeño, que protagoniza el nuevo proyecto expositivo de la sala de arte contemporáneo dependiente del Cabildo de Tenerife.

La Sala A de la instalación capitalina acoge desde este martes 7 de mayo a partir de las 19:00 horas –y hasta el 24 de noviembre– la muestra Óscar Dominguez, Dos que se cruzan. Esta exposición es fruto de la aspiración del departamento insular de Cultura de que en el TEA haya siempre un espacio dedicado al genial tacorontero. 

El nombre de la exposición hace referencia al único cuaderno poético que escribió Domínguez. En total, unos ochenta trabajos del pintor surrealista pueblan ahora las paredes del museo y llegan acompañados por textos, fotografías y obras de otros artistas que también se cruzaron en su vida, le influenciaron e impulsaron. «Esta definición, la de dos que se cruzan, define al autor pero también habla de todos nosotros. A veces decimos una cosa pero hacemos otra. Las contradicciones son parte de nuestra vida y de nuestras múltiples personalidades», detalló Hernández.

El recorrido ofrece la oportunidad de acercarse al Domínguez recién llegado a París y a su fascinación inicial por aquella ciudad. «Era una ciudad que se abría, un lugar de acogida, un lugar de vida», precisó el comisario. Este espacio, ubicado en la primera de las salas, ofrece la oportunidad de disfrutar de un autorretrato que Domínguez dedicó a su amigo el poeta Domingo López Torres. En la obra, una ventana abierta ofrece la visión de la Torre Eiffel y el perfil de una avioneta, símbolos ambos de la vanguardia internacional en aquel momento. Sus cuadros comparten espacio con creaciones de otras firmas isleñas como las de Néstor de la Torre o Álvaro Fariña, casado con la hermana de Domínguez y con quienes el artista se mudó a París en un primer momento.

Óscar Domínguez. Dos que se cruzan es la séptima exposición que TEA le dedica al que es, sin duda, uno de los canarios más universales. No en vano, forma parte de la terna española en el movimiento surrealista junto a Joan Miro y Salvador Dalí.

El proyecto incluye, además, una completa cronología y un repaso documental y fotográfico por las distintas etapas del autor.

Muchas de estas obras forman parte de la colección del centro. Otras, sin embargo, llegan hasta TEA gracias a la colaboración de instituciones y colecciones públicas y privadas, la mayoría de ellas ubicadas en las Islas. Para hacer posible esta muestra, el equipo del centro ha contado con piezas del Gobierno de Canarias, la Fundación CajaCanarias, el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, el Grupo Número Uno, la Fundación Canaria de Formación y Mecenazgo de Las Palmas de Gran Canaria, la galería madrileña José de la Mano, LM Arte Colección y de la Colección Westerdahl, entre otras.

Parte de la nueva exposición de TEA.

Parte de la nueva exposición de TEA. / MARIA PISACA

El visitante que acuda a TEA podrá disfrutar cuatro de los autorretratos de Domínguez: Autorretrato (1926), el ya citado Autorretrato parisino (1928), Autorretrato suicida (1933) y el famosísimo Autorretrato con cabeza de toro (1941). Desde TEA también destacaron el hecho de que la mayoría de las obras que forman parte de esta exposición se han exhibido en público en muy escasas ocasiones. Es el caso de varias de las pinturas de ese período pre-surrealista de Domínguez como el óleo sobre lienzo bautizado como Los músicos, pintado en 1928.

No obstante, Domínguez no está solo en este proyecto. Sus obras son presentadas en diálogo con las de otros surrealistas como Eileen Agar, Hans Bellmer, Claude Cahun, Georges Hugnet, Marcel Jean, Dora Maar, Gordon Onslow Ford, Man Ray, Yves Tangoy y de otros creadores cercanos a este movimiento como son Picasso, Maud Bonneaud o Anton Prinner. También se han seleccionado obras que artistas canarios contemporáneos como José Abad y María Belén Morales le han dedicado a Domínguez y que son prueba de la importancia de su legado.

A la presentación de la exposición acudieron, además de Hernández, el consejero insular de Cultura, José Carlos Acha; y el vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Lope Afonso. «Es absolutamente fundamental tener en TEA un lugar permanente para Óscar Domínguez, un espacio que se irá renovando y estableciendo nuevas lecturas», aseguró el consejero. Por su parte, Afonso destacó que la exposición podrá visitarse de manera gratuita y la califició como «el hito cultural más importante de la Isla del año». «Esta muestra es un paso clave en aras de garantizar la fijación de la figura de Óscar Domínguez a su Isla y a este espacio», añadió.

El ‘Manifiesto del Surrealismo’ celebra un siglo desde su publicación

La inauguración de Óscar Domíguez. Dos que se cruzan coincide, además, con la celebración del primer centenario de la publicación del Manifiesto del Surrealismo, que fue escrito en el París de 1924. Concretamente, se publicó el 15 de octubre.

Se trata del momento perfecto para ensalzar la figura de Domínguez, que fue el verdadero hilo de conexión entre este importante movimiento cultural y Canarias. 

No en vano, la presencia del tinerfeño en París y su amistad con André Breton –y el trabajo realizado por el equipo de Gaceta de Arte– propició la histórica visita a Tenerife y la celebración de la exposición surrealista en el hoy desaparecido Ateneo de Santa Cruz.

En aquella cita histórica se reunieron, en total, 77 obras de una nómina de autores que bien podrían formar parte de la lista de deseos de cualquier comisario del mundo: Picasso, Ernst, Dalí, Miró, Tanguy, Hugo, Bellmer, Man Ray, Dora Maar, Oppenheim, Domínguez, Magritte, Chirico, Giacometti y Jean, entre otros.

La visita de Bretón a la Isla le dejó profundamente marcado y le llevó a escribir un libro que tituló El castillo estrellado, donde relataba precisamente su estancia en el Archipiélago.

«Óscar Domínguez no solo nació en Tenerife sino que en su obra dejó una constante de motivos insulares», explicó al respecto el comisario de la nueva exposición de TEA, Isidro Hernández. «Y está presente de una forma casi telúrica, geológica. Era surrealista de forma innata porque en Canarias todos esos elementos que le acompañan en su infancia o adolescencia, como el drago o los acantilados de Guayonge, remiten a un tiempo fuera del tiempo, al no tiempo del que habla Bretón».

Originalmente redactado como un prefacio para el libro Poisson soluble, el Manifiesto del Surrealismo cobró vida propia. Junto a Paul Éluard, Bretón escribió luego un Segundo manifiesto del surrealismo que fue publicado cinco años más tarde. A partir de la década de 1960, ambos textos y otros afines, se unieron para conformar un libro que se publicó bajo el título Manifiestos del surrealismo.

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